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El IES Eusebio Barreto despide con un emotivo homenaje póstumo al profesor Francisco Lorenzo

El docente, recientemente fallecido, fue director insular de Educación y concejal del Ayuntamiento de Los Llanos

Francisco Lorenzo, un profesor que ha dejado huella entre quienes lo conocían.

El Instituto Eusebio Barreto Lorenzo ofreció, este jueves, un emotivo homenaje póstumo a la figura del recientemente fallecido Francisco Manuel Lorenzo, profesor de este centro desde 2003, en el que impartía clases de Geografía e Historia, materia a cuyo estudio dedicó su vida.

Familiares, amigos, alumnos y compañeros asistieron al acto celebrado bajo el título de ‘Palabras de despedida’ en el salón de actos del Instituto que acogió a Francisco, primero como un alumno ejemplar, brillante, como han recordado algunos de sus profesores, y después como docente. Asistieron al mismo la alcaldesa de Los Llanos, Noelia García, el director de la Oficina Insular, Gregorio Alonso, y Javier Acosta en representación de CC.OO.

Abrió el acto la directora del centro, Pino Mazorra, que habló de su vida profesional como docente, seguida del director de la Oficina Insular de Educación, en representación de la Consejería, que hizo un repaso a la trayectoria profesional del homenajeado al frente de la Oficina Insular durante diez años, labor que desempeñó con una alta vocación de servicio público, y como profesor de la especialidad de Geografía e Historia, que ejerció con gran maestría durante más de 20 años.

Francisco Lorenzo, que nació en el barrio de Argual de Los Llanos de Aridane, manifestó desde joven, cuando estudiaba en la Universidad de La Laguna, inquietudes políticas -en esa etapa reivindicaba el fin de la dictadura franquista y la democracia-, que luego se concretaron en su militancia en ICAN y después en Coalición Canaria, partido por el que fue concejal en Los Llanos, y como sindicalista, defendiendo los derechos laborales en las filas de CC.OO.

La directora del Eusebio Barreto destacó su entrega y abnegación en el ejercicio de la docencia, tal y como señala su alumnado, en el que deja el recuerdo de un profesor cercano, contador de historias y maestro de la vida. “Disfrutaba dando clase, expandiendo conocimientos más allá del temario, compartiendo la vivencia de sus viajes o su música preferida”, evocan. Sus compañeros le definen como docente ejemplar, conciliador, comprometido, justo, humilde pero, sobre todo, “un hombre sabio y bueno, que ha dejado huella entre aquellos que le conocieron”.

Hablar de su bagaje como docente es hablar también de tu compromiso como difusor de la historia y cultura de Canarias, y en concreto de La Palma, la isla en la que nació, vivió y ejerció la mayor parte de su vida laboral. Desde la infancia demostró gran interés por el patrimonio cultural y natural de las islas, valores que inculcaba en sus educandos a los que siempre habló de la importancia de su cuidado y conservación.

Emotivas fueron las intervenciones de su primo y compañero de claustro, Francisco Pulido, que evocó sus vidas paralelas, y habló del Francisco más íntimo y familiar; y de su compañero y amigo, Euclides Pérez, como representante del personal no docente, que destacó de su compañero y amigo “su cultura, su inquietud por el conocimiento, su sabiduría y, sobre todo, su humildad”.

El acto estuvo amenizado con la música preferida del profesor fallecido. El poema de Alberti “A galopar” interpretado por Paco Ibáñez, “Folías de Libertad” de Los Sabandeños y la banda sonora de la película “El último Mohicano”, con tintes celtas, música por la que sentía predilección, nos acercaron al Francisco más personal en su despedida.

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