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Opinión
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Guillermo Cáceres Rodríguez

La Palma, una isla mal gestionada

  • "No producimos ya ni el pan que consumimos"

A Manuel Hernández Ramos

En este verano pasado Francisco Pulido, inteligente maestro, publicó un muy buen artículo sobre La Palma que no nos merecemos y la que nos merecemos. La lástima está en que no sé cuanta gente leyó el
artículo y cuantos de nuestra clase política se lo leyeron con la atención que merecía. Estoy casi seguro que para muchos de los que lo leyeron no pasó de ser una protesta a la que no prestaron atención alguna. Y lo malo es que en aquel artículo se exponían una serie de ideas para trabajarlas por nuestra clase política, al menos la insular
y empezar a sacar conclusiones acerca de lo que están haciendo aparte de cobrar el sueldo.

1. Decir que en todo el periodo de la democracia en La Palma no se ha hecho nada, no es exacto, pero decir que es poco y mal gestionado sí.

La Palma es una isla que tiene que echar mano de los dos únicos factores posibles que tiene: Un turismo ecológico que quiera y entienda el valor de un medio natural fabuloso y la agricultura. Ya sabemos que el sector agrario es que menos gente ocupa en los países con un cierto nivel de desarrollo, pero aquí no hay otra alternativa que potenciarlo si queremos desarrollar la isla. Agricultura y ganadería, claro está ¿Ello es posible? Yo entiendo que sí. Sólo que hace falta un alto grado de nivel organizativo, que por ahora no lo hay. Por ejemplo, Barlovento, es un pueblo pequeño de un par de mil habitantes y 1.500 pipas de agua por hora. Cuando digo 1.500 pipas de agua -único pueblo de las islas que posee este inmenso tesoro natural- hablo de agua potable a todos los efectos. Cualquier persona puede tomarse un vaso de agua en la puerta de la galería, sea la que fuere sin temor alguno a poder ser afectado de ninguna enfermedad infecciosa. No se trata de agua tratada y archirreciclada como ocurre con el agua de otras islas. Se trata de agua natural ecológica. Esto lo valoran los verdaderos naturalistas, es decir gentes que saben que el agua de Ámsterdam, por ejemplo, es agua del Rhin, reciclada y tratada para la bebida y el cultivo. No sé si habrá alguien tan ingenuo, que piense que el agua de Basilea o La Haya, viene directamente de los nacientes del Rhin. Luego el agua con la que podemos cultivar aquí es completamente ecológica. Esto es cierto, pero por ahora no vale de mucho. El proceso de estancamiento que sufre la isla es tremendo, un estancamiento que afecta a todos los niveles de la vida. Por ejemplo Garafía, tenía en 1959 en torno a los 6000 habitantes. Hoy apenas pasa de 1000. Barlovento apenas alcanza algo más de los 2.000. En 1950, tenía 3500 habitantes. San Andrés y Sauces, tenía en la década de los sesenta, cerca de los 7000. Hoy apenas llegará los 4000. Y así sucesivamente. El estancamiento entre los setenta u ochenta mil habitantes en que está la isla desde hace más de 20 años habla de su envejecimiento. Aquí la gente joven no para, se nos va a Tenerife o Gran Canaria. No obstante en los últimos años algunos pueblos han crecido algo, Breña Alta por Santa cruz de la Palma, Puntagorda ha mejorado bastante sus infraestructuras y ofrece un importante mercadillo al que acude bastante gente. También Los Llanos de Aridane y pare Ud. de contar. ¿Qué le ocurre a la isla? Pues sencillamente que estamos ante una isla subvencionada a todos los niveles. La buena época del plátano ya pasó. Se mantienen gracias a las subvenciones. ¿Qué es una subvención? Una subvención es una muleta que se le entrega al paciente que ha tenido un problema traumático. Pero el médico recuerda el tiempo que debe usarse: tres meses, cuatro, según los casos y luego a caminar sin muleta. Aquí no ha ocurrido así, seguimos muleteando y no sabemos por cuánto tiempo más. Yo no creo que la UE siga haciendo pagos de subvención por mucho tiempo. Hay que pensar que la producción platanera de países como Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá y países de la costa africana, dista mucho de ser una agricultura de jardín como es la nuestra. Ahí los cuidados son bastante menores y no digamos el coste de la mano de obra. En un terreno difícil de cultivar como el nuestro, el capítulo de las ayudas debería estar contemplado básicamente para las zonas que tienen su producción en momentos en los que ya hay abundancia de otrasfrutas. Eso es lo que tengo entendido que han dicho los miembros de la UE al contemplar nuestro paisaje.

2. Por lo demás todo el terreno está en el más completo estado de abandono. Apenas la gente cultiva pequeñas parcelas, donde va obteniendo las papas algo de boniatos y verduras para el autoconsumo. No hay producción agrícola organizada que pueda mantener a la gente durante todo el año. Así podemos hablar de las frutas, las verduras, plantas de huerta, que mucha gente cultiva para su autoconsumo, pero no para su venta en el comercio. El comercio acoge muy poco de lo que se va produciendo, dadas las pegas que sanidad impone a los propios comerciantes. Nada escapa al ojo avizor del inspector o inspectores correspondientes y desde luego la producción más amplia la controlan los señores Silvano y Tomás Barreto. Entre tanto los ayuntamientos no hacen nada y no digamos el Cabildo, donde parece que esto es una cuestión marginal.

3. La Palma tiene que vivir de las dos únicas fuentes de riqueza que le ha dado la naturaleza, que son su paisaje extraordinario y su agricultura ecológica. Hay que aprovechar las bellezas paisajísticas de esta isla y poner pocas pegas en la adecuación del paisaje. Por ejemplo, 14 años estuvo esperando el restaurante instalado en Fuencaliente para que le autorizaran su realización y al final, creo que el arquitecto no era ni de aquí. Siempre ha de ser de fuera. De otra isla o peninsular. Aquí no debe haber arquitectos capaces de una cosa igual. Aprovechar los paisajes con excelentes puestas de sol. Lo mismo digo de los terrenos capaces de producir excelentes cosechas de papas, que son un verdadero manjar para la mesa, lo mismo digo de las habas, pimientos, tomates, el millo, el sabroso millo criollo y también el dulce, que bien cultivado, también es bueno. Si esto lo hiciéramos en cada casa se ahorraba mucho dinero. Pero la buena tradición agrícola de estos pueblos se ha ido perdiendo en beneficiode los hiperdinos, supersoles, Spares etc. Y así no conseguimos que pare un euro en nuestros bolsillos y que cueste llegar a fin de mes.

4. La mala gestión de esta isla es apreciable en múltiples aspectos. Las gentes de Tenerife se frotan las manos, cuando ven nuestra inoperancia. Por ejemplo, ya no somos capaces de producir el pan que vamos gastando. En el primer barco que llega en la mañana de Tenerife viene una cantidad importante de pan crudo que después se hornea en los propios comercios, con la cantidad de elementos conservantes que tiene que tiene que tener este pan para no estropearse. No producimos ya ni el pan que consumimos. A Tenerife no le interesa que aquí se siembre casi nada, ellos nos abastecen sea de lo que fuere; papas malas o buenas cuando no de Israel, de Chipre o de Irlanda -papas tipo jabón- malas de comer como un dolor, que hay que tirarlas con frecuencia y así todo lo demás.

5. Desde el Cabildo y los Ayuntamientos se ven pocas gestiones para cambiar este esquema, más bien predomina en el Cabildo sobre todo la pelea por el puesto principal, que si uno quiere optar a ser presidente, que si se suben o bajan los sueldos, por cierto sueldos que no deben andar lejos de los 3.000 eurazos. La isla del Hierro, con ser más pequeña, está bastante mejor gestionada que esta nuestra. La prueba de la mala gestión de esta isla está en el índice de pobreza que nos aporta cáritas, que ronda el 30%.

6. A nuestra gente joven hay que decirle que se trabaja para vivir con dignidad, no para hacerse rico. Algunos lo logran, pero esos son contados y habría que ver en la forma en que lo han conseguido. La isla debería mantener en torno al 10% de la población joven que va saliendo y ofrecerle perspectivas ilusionantes. Trabajar la agricultura y la ganadería debería estar mejor estimado y considerado y lograr que quien se dedica a ella esté contento porque puede vivir dignamente. Pero ¿quién va a impulsar estas ideas? Aquí cabría muy bien decir que una simbiosis de colaboración efectiva entre Cabildo y ayuntamientos podría dar buenos resultados en un plazo razonable no demasiado largo de modo que la isla no se nos vacíe más de la poca gente joven que nos queda y que desea trabajar aquí .

 

 

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