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Opinión
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Máximo Pérez Tejera

Las elecciones y el desencanto

  • "Hay que votar para que la palabra política recupere su verdadero sentido"e

Por mi pelo blanco han pasado todas las elecciones de esta "democracia" y han dejado un poco más profundo, dicen que por la corteza cerebral, algún componente químico que me sacude, me indigna y me cabrea cuando leo los periódicos o me siento ante esa pantalla por la que entra en mi casa un buena dosis de rabia e impotencia.
Éramos jóvenes, y como la mayoría de los que no nacimos en camas benditas, antifascistas y de izquierdas. Habíamos compartido aunque de lejos la rebelión del mayo francés. Tuvimos esperanza en un futuro democrático, limpio, transparente, abierto, (por un ayuntamiento abierto fue el lema que un grupo de jóvenes de mi pueblo llevó a las elecciones del 79) pero la UCD acumuló los votos de una sociedad que se movía entre ha herencia y los miedos. Fueron años de lucha pero con respeto por los pactos de La Moncloa dirigidos a consolidar la democracia.
El invento revienta por las luchas intestinales de una amalgama sin suficiente unidad y se allana el camino para el triunfo de la izquierda ( por lo menos eso creíamos ) pero pronto vemos signos de derechización que culminan en escándalos de corrupción como Filesa, Mariano Rubio, Juan Guerra, Roldán, Los Gal, etc…, y la desilusión y el desencanto nos envuelve, mientras vemos cómo la política, en todos los partidos, deja de ser un ejercicio circunstancial ciudadano para convertirse en profesión. Así, muchos personajes que no tienen otros méritos que el apoyo de los barones, ocupan los puestos claves del país, sin la mas mínima democracia interna, situación que se soporta sólo por los que tienen la esperanza de salir algún día en la foto ya que era muy atractivo que un SR sin mas carrera que ganar unas elecciones en cualquier ayuntamiento podía contar con un sueldo superior a un rector de universidad.
Llega el voto de castigo y la derecha gana de nuevo. Pronto nos deja sus lindezas sentando unas bases de recalificación de suelos que dará origen a la enorme burbuja que explotará en su momento arrastrada por la crisis mundial de las hipotecas basura. Pero su mayor error es alejarnos de Europa e irse al atlántico para hacerse una foto bélica metiéndonos en una guerra sin sentido. El 11S y el 11M les pasa factura y los socialistas no oficialistas llegan al poder llamándose reformistas de talante. Pero todo sigue igual. Época de descontroles y despilfarros. El Estado, las CCAA y los ayuntamientos se endeudan escandalosamente. Ahora tienen la desvergüenza de decir que fue porque el Estado lo permitió y no por la misma megalomanía e irresponsabilidad, común en la clase política, prepotente e irresponsable, que no sabe lo que es trabajar y piensa que el dinero cae eternamente cual maná celestial.
Pero lo mas estremecedor es que mientras la derecha critica la corrupción (siempre despreciable) de la izquierda, parece que los "hijos de los dioses" gozaban de sobresueldos, y en algunas CC.AA., se propician contratos escandalosos a un señor emparentado con la monarquía para organizar eventos que ni de sombra respondían a lo pagado.
Llega de nuevo la derecha y frente a las presiones europeas, intentan vender la culpa de la crisis totalmente al gobierno anterior y asumiendo el eterno papel de salva-patrias, cargan todo el peso de la crisis sobre la clase obrera y media, implantando unos terribles recortes en sanidad, educación y servicios básicos, pero para nada tocan la clase política, ni en reducción de número, ni en duplicidades de competencias, ni en sueldos, demostrando una vez más que a los dioses no se toca.
La situación en nuestra Comunidad sigue el juego del ejemplo nacional, pero agriando el panorama con un ABC donde una bisagra juega a todas manos con tal de estar en el poder, A y B se beben los vientos por comer en la mesa de C y si A y B se unen como en el Cabildo de La Palma, los baroncitos insulares se expulsan y se insultan, mientras la especulación en nuestras costas y playas nos colocan en un buen ranking de corrupción.
Ahora toca votar a las europeas y si le le preguntas a la mayoría de los jóvenes que a quién va a votar, la respuesta suele ser _ A nadie, la política es una……..Y la respuesta me duele, me duele porque con esa actitud la política será peor aún, pero creo que es lo que les interesa a los partidos que voten los menos posibles porque así ellos deciden y se perpetúan.
¡Hay que votar! Creo que el hombre no debe claudicar frente a lo que parece utópico, que debemos levantar la cabeza y votar para que en nuestro país la palabra política recupere su verdadero sentido. Votar para mandar a su casa a los vividores que la han mancillado, por acción o por consentimiento por no dejar sus cargos y marcharse a su casa ante tanta mala intención y desatino.
Sé que el camino no será corto, pero estoy convencido de que es la única manera de forzar una regeneración que se resiste desde dentro.

 

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