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Puesta de largo del mayor ojo que escruta el firmamento

  • SS.MM los Reyes inauguran mañana el Gran Telescopio Canarias
  • Quinientos invitados asistien a esta cita con la historia de la ciencia

El Gran Telescopio CANARIAS (GTC) observando el cielo estrellado de La Palma, en el Observatorio del Roque de Los Muchachos. Autor: Pablo Bonet.

El Gran Telescopio CANARIAS (GTC), el mayor y más avanzado telescopio óptico-infrarrojo del mundo, se inaugura hoy en el Observatorio del Roque de Los Muchachos. El acto estará presidido por SS.MM. los Reyes de España y contará con la presencia de la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, y el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.

La ceremonia se desarrollará a lo largo de la mañana junto al GTC y en ella SS.MM. los Reyes de España tendrán la oportunidad de visitar el interior de esta gran infraestructura científica, dotada con un espejo primario cuya superficie es equivalente a la de un único espejo circular de 10,4 metros de diámetro. Entre los más de 500 invitados asistentes al acto se encuentran los principales representantes de las instituciones de México y Estados Unidos que han colaborado para que este telescopio se convierta en un proyecto de "Gran Ciencia".

Directores de los principales telescopios del mundo, representantes de la Comisión Europea y del European Southern Observatory (ESO) participan en la inauguración de este instrumento de vanguardia junto a numerosas personalidades científicas. Se contará además con la presencia, entre otros, del diseñador de origen palmero Manolo Blahnik.

La señal institucional del acto será facilitada por la Televisión Canaria. El seguimiento de la retransmisión se podrá hacer a partir de las 11h en la siguiente página web de Telefónica: www.telefonica.com/gtc_inauguración

Toda la información sobre el evento para medios de comunicación se irá actualizando en: www.iac.es/gtcinauguracion

Por la tarde, Sus Majestades los Reyes de España inaugurarán también la exposición itinerante "Cosmovisiones", en el Palacio Salazar de Santa Cruz de La Palma.

Qué es el GTC

Luz, espacio y tiempo. En el Universo, mirar a lo lejos es ver hacia atrás en el tiempo. Los fotones viajan por el espacio llenándolo de luz y trayéndonos fragmentos de un pasado lejano que, según los modelos cosmológicos más aceptados, comenzó hace unos 14.000 millones de años. ¿Cómo puede el ser humano asomarse a los instantes iniciales del Cosmos? ¿De qué modo podemos registrar el eco de su luz antigua? El Gran Telescopio CANARIAS (GTC) es la ventana que nos permitirá observar los objetos más distantes, además de estudiar el origen y evolución del Universo. Gracias a la superficie de su espejo primario, el GTC es actualmente la mayor máquina del tiempo del planeta. Un telescopio es como un embudo cósmico. Por eso, cuanto mayor es el diámetro de su espejo, mayor es la cantidad de luz que recibe, más lejos puede ver y con mejor detalle. Al igual que ocurre con el teleobjetivo de una cámara, su potencia depende de la capacidad colectora de luz. El GTC tiene un espejo primario con una superficie equivalente a la de un único espejo circular de 10,4 metros de diámetro, algo más de seis metros cuadrados de área colectora por encima de los grandes telescopios ópticos construidos hasta la fecha. Esta cualidad le confiere un poder de visión insólito, equivalente a cuatro millones de pupilas humanas. Es el único en Europa que, debido a su tamaño, ha renunciado a la fórmula del espejo monolítico y cuenta con un espejo segmentado en 36 piezas hexagonales, cada una de casi dos metros de diagonal.

Sus instrumentos le permitirán alcanzar los objetos celestes más tenues del Universo no sólo en el rango visible, que es la luz que el ojo humano puede captar, sino también en el infrarrojo. Es en el espectro infrarrojo donde detectará, al igual que hace en el mundo animal la serpiente de cascabel, la radiación térmica que emiten los cuerpos. Los instrumentos de primera generación OSIRIS y CanariCam incorporan al GTC esta doble visión y sus prestaciones de vanguardia. La combinación es notoria: el mayor telescopio con los mejores instrumentos de última generación.

Con el GTC se ampliará el universo de respuestas y se captará lo nunca visto. Será posible estudiar más a fondo las características de los agujeros negros, descifrar los componentes químicos surgidos tras el Big Bang, ahondar en la materia oscura o descubrir, oculto tras densas nubes moleculares, el nacimiento de nuevas estrellas. El telescopio será también una máquina para descubrir planetas similares al nuestro en otros sistemas estelares. Una vez dotado con el sistema de óptica adaptativa, que permitirá corregir las imperfecciones de la imagen producidas por las turbulencias atmosféricas, el Gran Telescopio CANARIAS será capaz de ‘ver" discos planetarios similares a los que dieron lugar a nuestro Sistema Solar y, dentro de ellos, posibles planetas candidatos a albergar alguna forma de vida.

¿Dónde está?

Los antiguos pobladores de las Islas Canarias divinizaban las montañas de aspecto singular. De hecho, resulta muy probable que el Roque de los Muchachos tuviera un carácter mágico y sagrado para los aborígenes palmeros o benahoaritas. Siglos después, bajo un mismo cielo y a unos 2.400 metros sobre el nivel del mar, se erige en la isla de La Palma el Gran Telescopio CANARIAS.

El GTC está ubicado al borde del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, donde geografía y clima se unen para proporcionar unas condiciones excepcionales para la observación astronómica. Desde el punto de vista geográfico, el Observatorio del Roque de los Muchachos (ORM) se encuentra próximo al ecuador terrestre, algo que da al telescopio visibilidad de todo el hemisferio norte celeste y parte del sur. A su vez, la altitud del emplazamiento garantiza que se pueda observar por encima de los estratocúmulos, conocidos popularmente como el "mar de nubes".

En esta privilegiada atalaya para la actividad astrofísica, donde el 80 por ciento de las noches es de excelente calidad, la atmósfera es estable y transparente. Por encima de la capa de inversión térmica (1.200-1.600m) los vientos dominantes, los alisios, son secos y laminares, por lo que las turbulencias disminuyen considerablemente.

Además, el llamado "mar de nubes" actúa como escudo ante la contaminación lumínica procedente de los núcleos urbanos. El firmamento de la isla se encuentra amparado por la "Ley del Cielo", una normativa pionera vigente desde 1988 que protege la extraordinaria calidad astronómica de las cumbres de La Palma, frenando la contaminación lumínica, radioeléctrica y atmosférica, así como el tráfico aéreo sobre el ORM. Una garantía más para la observación de calidad que convierte a este lugar en una auténtica "reserva astronómica". Por todo ello, el Observatorio aúna una de las baterías de telescopios más completa del mundo, ahora enriquecida con el GTC.

Los espejos

El Gran Telescopio CANARIAS es un puzzle de piezas singulares. Para empezar, su espejo primario está compuesto por 36 segmentos de forma hexagonal, cada uno de los cuales mide casi dos metros entre sus vértices, tiene ocho centímetros de grosor y pesa 470 kilogramos. Al encajar unos con otros forman un hiperboloide, es decir, adquieren la forma de un cuenco muy abierto. El rompecabezas al completo equivale a un espejo circular de 10,4 metros de diámetro y pesa cerca de 17 toneladas.

Pero, ¿por qué se recurre al hexágono? Como demuestra la propia Naturaleza, esta forma surge de la competencia por el espacio. Al eliminar los huecos que los círculos no pueden ocupar, el hexágono es una forma ideal para ahorrar espacio, algo de lo que el telescopio necesita disponer al máximo a la hora de recolectar luz. Al igual que los ojos facetados de los insectos, el GTC divide su espejo primario en segmentos hexagonales. A partir de la luz recibida por cada una de las 36 lentes del telescopio, se compone la imagen total única.

Para el GTC, atrapar una estrella es un juego de espejos. Los 36 segmentos del espejo primario deben permanecer juntos, como si formasen una superficie única. Para que la posición se mantenga, en los bordes de cada uno de sus segmentos hay sensores que envían información al sistema de control 20 veces por segundo. Mediante unos "actuadores" dirigidos por ordenador, se inducen movimientos muy precisos y se logra alinear todas las piezas del puzzle, manteniendo la forma hiperbólica global. Esta técnica que mueve los espejos se denomina óptica activa.

En el viaje de millones de kilómetros que la luz emprende desde una lejana estrella o galaxia, es en sus últimas decenas de kilómetros cuando atraviesa la atmósfera y se degrada. La óptica adaptativa que se incorporará próximamente al telescopio es una ambiciosa técnica que, aplicando veloces correcciones en tiempo real con espejos deformables -del orden de 200 correcciones por segundo-, consigue compensar las aberraciones que la luz sufre a su paso por la atmósfera. Será como la diferencia que hay entre mirar un objeto situado en el fondo de una piscina agitada o ver ese mismo objeto en la piscina limpia y en calma.

El recorrido de la luz no acaba en el espejo primario. El juego de espejos continúa en el secundario, que tiene una forma serrada adaptada a la forma del primario y se alinea con él, compensando mediante movimientos rapidísimos en sus cinco ejes las flexiones de la estructura del telescopio y la dilatación térmica. El GTC dispone además de un espejo terciario que puede irrumpir en el camino de la luz y enviarla a su vez a los distintos focos del telescopio. Su diseño es el de un espejo con "ascensor" capaz de girar en torno a su eje, deslizarse y "aparcarse" para desviar los fotones hacia el foco elegido.

Todo está pensado para que nada perturbe la visión del gigante. Con el fin de evitar turbulencias externas e internas que degraden la imagen, la cúpula cuenta con un método de ventilación. El telescopio es también capaz de estimar y regular la temperatura del interior de la cúpula durante el día, y prever a su vez la que necesitará para operar por la noche. Gracias a todos estos sistemas, el GTC sería capaz de captar los focos por separado de un coche circulando en Australia o detectar un plato caliente de lentejas en la Luna nueva.

Los espejos están compuestos por un material especial llamado ZerodurTM, un tipo de vitrocerámica de "dilatación cero", similar a la que se utiliza en las cocinas, que apenas sufre alteraciones con los cambios de temperatura y evita así que las imágenes se deformen.

Su superficie ha sido pulida con un límite de error de 15 nanómetros – un nanómetro es la millonésima parte del milímetro-, es decir, un tamaño 3.000 veces más fino que un cabello humano. Las irregularidades entre los segmentos del espejo primario no superan los 30 nanómetros, algo así como una "montaña" de tan sólo un milímetro de altura en una superficie del tamaño de la Península Ibérica.

Aunque todos los segmentos del espejo primario parecen iguales, su forma difiere para que puedan encajar hasta componer el hiperboloide. Ante la necesidad de distinguir cada uno de los 42 espejos (36 más otros seis de repuesto) a la hora de componer el puzzle, se decidió bautizarlos con nombres canarios. De este modo, el GTC lleva grabada las señas de identidad de Canarias en la superficie trasera de sus segmentos.

Nombres canarios de los 42 espejos: Islas: El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Parques: Timanfaya, Jandía, Tejeda, Teide, Garajonay, Taburiente y Frontera. Árboles: Almácigo, Sabina, Marmolán, Sanguino, Drago, Aderno y Mocán. Plantas canaruias: Cardón, Bejeque, Tabaiba, Verode, Tajinaste, Codeso y Retama. Aves Guincho, Graja, Capirote, Canario, Alpispa, Guirre y Pardela. Bailes: Folía, Isa, Seguidilla, Tanganillo, Sorondongo, Saltona y Vivo.

La superestructura

El Gran Telescopio CANARIAS se muestra como una inmensa estructura de más de 20 metros de altura, una especie de mecano con piezas de varias toneladas que debe ajustarse con una precisión extrema a escalas mínimas. La estructura del telescopio está formada por tres cuerpos principales: la montura, el tubo y los anillos de acimut y elevación.

La montura del telescopio es una araña metálica que soporta alrededor de 400 toneladas de peso. Sólo la estructura del espejo secundario pesa más de diez toneladas y sujeta una masa de más de dos. A pesar de estas cifras mastodónticas, su máxima deformación se reduce a tan sólo 300 micras. La grandeza del GTC no le hace insensible: algunos de los componentes de este "cuerpo telescópico" pueden percibir cambios de temperatura y activar los sistemas correspondientes para compensar esas alteraciones.

¿Cómo mover cada noche 400 toneladas en busca de las estrellas? Como un elefante amaestrado, el telescopio más grande del mundo es capaz de deslizarse con pequeños estímulos gracias a la lubricación hidrostática.

El GTC dispone de unos cojinetes que hacen que la superestructura descanse sobre una superficie de aceite a alta presión. La misión de los cojinetes es suavizar el movimiento de las partes móviles del telescopio y amortiguar las vibraciones. El bombeo de los 2.700 litros de aceite necesarios para la operación es constante. Gracias a esta "balsa de aceite", con sólo empujar con la mano se puede mover toda la estructura del telescopio.

La cúpula que protege al GTC tiene forma de casquete esférico y está preparada para evitar al máximo las turbulencias tanto dentro como fuera del telescopio. Esta coraza tiene un diámetro de 34 metros y, en conjunto, una altura máxima de 45, algo más que la catedral de Sevilla. Cuando nuestra particular "catedral astronómica" abre su compuerta al Universo, se mide la posición de las estrellas 20 veces por segundo para así poder calcular los movimientos que ha de hacer el telescopio.

A la hora de localizar un objeto celeste, el GTC se mueve en dos ejes perpendiculares: acimut (paralelo al horizonte) y elevación (en altura). Su funcionamiento se asemeja al cañón de un tanque, es decir, rota sobre su base y busca el objetivo en altura.

Para gobernar de forma activa la mecánica y la óptica del telescopio, se dispone de un complejo sistema de control en tiempo real. Este sistema está compuesto por una red de más de 50 ordenadores y servidores unidos por varios kilómetros de fibra óptica.

¿Por qué es diferente?

Siempre se ha hablado de los grandes telescopios de 8 a 10 metros como una generación. El GTC es el mayor de todos ellos con su espejo de 10,4 metros de diámetro y con la mayor superficie colectora de luz: 81,9 metros cuadrados.

Por debajo de estas dimensiones le siguen los dos telescopios Keck estadounidenses de 10 metros cada uno, instalados en Hawái y, ya entre los de 8 metros, se encuentran los cuatro Very Large Telescope (VLT) europeos en Chile, los dos Gemini anglo-americanos en Chile y Hawái, el Subaru japonés, también en la isla hawaiana de Mauna Kea, y los dos espejos de 8.4 metros del Large Binocular Telescope (LBT), en Arizona.

Subiendo en la escala se encuentran el Hoby Eberly Telescope (HET), en Texas, y el Southern African Large Telescope (SALT), en Sudáfrica. A pesar de sus grandes espejos de 9 y 11 metros de diámetro respectivamente, su superficie colectora útil es menor que la del GTC y sus movimientos están más limitados.

Pero no será sólo su diámetro lo que marque la diferencia entre todos estos grandes telescopios. Astronómicamente, los 6,2 metros cuadrados de más que tiene el Gran Telescopio CANARIAS con respecto al Keck no son decisivos por sí solos. Al ser el último de la generación de grandes telescopios, el GTC ha intentado mejorar el diseño de sus predecesores, aprendiendo de su experiencia. Es la brecha tecnológica abierta entre la construcción de unos y otros lo que realmente marca la diferencia.

Con relación a los primeros grandes telescopios, por ejemplo, existe un salto tecnológico de casi 15 años. Los espejos del GTC están mejor pulidos, la estructura mecánica es muchísimo más robusta y dispone de los mejores motores y codificadores fabricados hasta el momento. Junto con su gran superficie colectora, la calidad de imagen resulta fundamental, y para ello el telescopio se ha aliado con dos técnicas que la optimizan al máximo: la óptica activa y la óptica adaptativa. La rigidez ante perturbaciones externas, uno de los requerimientos más importantes para lograr estabilidad en la imagen, es ya varios órdenes de magnitud superior a los telescopios similares al GTC. Gracias a su tecnología de vanguardia y a las últimas innovaciones incorporadas, el GTC va a ser el mejor telescopio en operación hasta la fecha. Su secreto no está sólo en el tamaño, sino que hay además tres factores fundamentales que hacen al GTC diferente: una excelente calidad de imagen, una alta fiabilidad técnica y unamáxima eficacia observacional. El GTC trabajará sobre todo con el método de observación "por colas", un sistema informático que analiza las condiciones de la atmósfera, el clima, el tiempo de observación y los instrumentos disponibles. Tras analizar todas estas variables, se decide qué instrumentación y qué tipo de observación conviene hacer en cada momento, aprovechando al máximo el potencial del telescopio y el tiempo de los científicos.

Instrumentación

Un telescopio sin instrumentos no tendría sentido: sería como un ojo sin retina. Aunque la capacidad colectora de luz de un telescopio es fundamental para observar cuerpos celestes más débiles y lejanos, son los instrumentos científicos los que dan vida al telescopio, permitiéndole analizar y estudiar los fotones captados.

Todos los instrumentos tienen características únicas que definen la especialización del telescopio. La combinación entre el mayor telescopio del mundo con esos instrumentos singulares es decisiva para la observación astronómica. El primero en funcionar ha sido OSIRIS, seguido de cerca por CanariCam. Más adelante, se instalarán EMIR y FRIDA. Nuevos instrumentos de última generación se seguirán desarrollando para que el GTC siga estando en la vanguardia.

OSIRIS comenzó el pasado mes de marzo a realizar las primeras observaciones astronómicas y es, por ahora, el único instrumento instalado en el telescopio. Su mirada es aguda y veloz, casi diez veces más rápida que la de otros instrumentos similares gracias a que sus filtros se pueden ajustar a voluntad. Trabaja en el rango visible, es decir, con la luz que es capaz de percibir el ojo humano.

Su principal baza es la espectroscopia o, lo que es lo mismo, el estudio de objetos celestes mediante el análisis de su espectro. Para ello, utiliza un novedoso sistema de filtros sintonizables que, combinados, equivalen a 19.000 filtros convencionales. Es en este tipo de filtros donde reside el poder de OSIRIS, algo que ayudará al GTC a hacer una ciencia que otros telescopios simplemente no pueden alcanzar. Capaz de estudiar aspectos relacionados con la evolución de las galaxias y con la propia evolución del Universo, OSIRIS es el resultado de la colaboración entre el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Entre la primera generación de instrumentos se encuentra también CanariCam, una cámara que se sitúa a la vanguardia de la astronomía infrarroja y que hará que una sola noche de observación en el GTC equivalga a 40 noches en cualquier otro telescopio de 4 metros. CanariCam, cuya instalación está prevista para la primavera de 2010, va a ser el primer instrumento en infrarrojo térmico que lleve a cabo tanto polarimetría como coronografía, desempeñando así funciones que en otros telescopios realizarían al menos tres instrumentos distintos. La polarimetría, por ejemplo, le va a permitir estudiar la radiación polarizada emitida por los objetos más fríos del Universo, como estrellas en formación o planetas extrasolares en torno a estrellas lejanas. Además, analizará la forma, estructura y composición de una gran variedad de objetos, siendo especialmente útil a la hora de detectar enanas marrones y estudiar en profundidad del centro de nuestra galaxia. Por otra parte, la coronografía consiste provocar "eclipses" artificiales mediante la utilización de una máscara que obstruye la luz de la estrella, una técnica observacional que permitirá identificar planetas alrededor de astros muy brillantes.

CanariCam es una cámara diseñada y construida por la Universidad de Florida (Estados Unidos). La segunda generación de instrumentos estará protagonizada por dos ingenios infrarrojos. EMIR, liderado por el IAC, es el espectrógrafo multiobjeto de mayor campo jamás diseñado para la Astronomía. Este instrumento, que cubrirá el rango del infrarrojo cercano, resulta clave para el estudio de la formación de estrellas en el Universo y permitirá además obtener espectros de varias fuentes simultáneamente.

El otro actor en escena será FRIDA. Liderado por el Instituto de Astronomía de la Universidad Autónoma de México, aprovechará por primera vez el haz corregido por el sistema de óptica adaptativa del GTC. Después de que el telescopio elimine en tiempo real las turbulencias con las que la luz llega tras su paso por la atmósfera, FRIDA comenzará a trabajar con su Unidad de Campo Integral. Con ella, entrará en juego la "espectroscopia en tres dimensiones".

Proyecto

El Instituto de Astrofísica de Canarias empezó a promover la instalación de un gran telescopio de la clase 8-10 metros en el archipiélago canario en 1987, cuando entró en funcionamiento el William Herschel, de 4,2 metros de diámetro. Tres eran las metas perseguidas con la construcción de esta máquina portentosa: la primera, dotar a la comunidad astronómica española de un telescopio propio muy competitivo; la segunda, mantener los observatorios de Canarias entre los primeros del mundo; y la tercera, estimular la industria española hacia una tecnología avanzada.

Al principio, pocos creyeron en el proyecto. España era novata en este terreno y el apoyo interno no fue incondicional. Además, la credibilidad exterior en las capacidades nacionales para abordar una empresa de tal envergadura era prácticamente nula. ¿Podía España liderar la construcción de un gran telescopio? La competitividad del proyecto y su potencial económico -como generador de tejido empresarial y como estímulo para la transferencia de tecnología hacia la industria- convencen y, finalmente, esbloquean los apoyos necesarios.

A impulso del IAC y para ganar eficacia en el desarrollo y construcción del GTC, se creó en 1994 la empresa pública GRANTECAN S.A. A lo largo de una década, más de mil personas y un centenar de empresas han intervenido en el diseño, construcción y montaje del telescopio. Durante todo ese tiempo, el GTC ha supuesto para el bolsillo de cada español apenas 25 céntimos al año. Su coste total ronda los 104 millones de euros, inferior en más de un diez por ciento al presupuesto inicial, una vez corregida la inflación. Y no es que el presupuesto inicial estuviese inflado, ya que incluso su bajo coste fue usado como argumento evidente de que no se podría construir el telescopio. Si se suma a lo invertido en construir el GTC los gastos de operación y mantenimiento, cada noche de observación en el GTC costaría alrededor de 80.000 euros, una cifra que da una idea de lo estrictos que deben ser los procesos de selección a la hora de conceder tiempo en el telescopio, destinado sólo a excelentes propuestas de observación.

El 90 por ciento de su financiación procede de la Administración del Estado, a través del Ministerio de Ciencia e Innovación, y de la Comunidad Autónoma de Canarias en una proporción de 70/30, con una aportación importante de los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (FEDER). Canarias aporta además el recurso natural de sus cielos astronómicos, por lo que GRANTECAN tiene participación al 50 por ciento de las dos administraciones, sin que se reserve, no obstante, ningún tiempo para los astrofísicos canarios. El diez por ciento restante ha sido invertido por Estados Unidos y México a partes iguales.Como contrapartida, cada uno de estos países obtendrá un cinco por ciento del tiempo de observación, mientras que el otro 90 por ciento está destinado a los grupos españoles de investigación astrofísica.

El Gran Telescopio CANARIAS ha sido concebido, liderado e instalado por España. De hecho, más del 70 por ciento de esta faraónica obra de ingeniería ha sido llevado a cabo por empresas españolas, las cuales han aumentado su competitividad y visibilidad internacional gracias a la experiencia adquirida. La construcción de un instrumento de la complejidad del GTC es un ejemplo de cómo una iniciativa científica puede servir para movilizar a la industria e impulsarla hacia campos tecnológicos de vanguardia. Partes fundamentales del telescopio han sido fabricadas en territorio nacional y, a nivel local, industrias de La Palma han participado de lleno en el propio proceso de montaje y construcción. Este proyecto made in Spain, motor de desarrollo industrial, ha generado demanda de alta tecnología en el país.

Los socios

Costó mucho convencer a socios de otros países. La inexperiencia española y el bajo coste del proyecto se veían como escollos insalvables y restaron confianza. Por eso, se arranca con un compromiso de financiación netamente española. Finalmente, en 2001, un grupo de instituciones de México y de Estados Unidos se incorporan como socios al proyecto del Gran Telescopio CANARIAS.

Los acuerdos alcanzados suponen la participación, por parte de cada uno de estos países, del 5% del presupuesto del telescopio a cambio de un 5% del tiempo de observación. Esto ha estimulado la cooperación entre las instituciones y el intercambio de investigadores, estudiantes de doctorado y personal de plantilla. De esta forma, el GTC termina siendo un proyecto internacional de gran ciencia liderado por España. México se convierte en socio tras la firma de varios acuerdos con el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (IA-UNAM), conjuntamente con el Instituto de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México (CONACYT). Estas instituciones mexicanas participan con un 5% en el presupuesto del telescopio y han sido muy activas en la construcción de partes importantes del GTC. La colaboración con México incluye además el intercambio de tiempo del GTC por tiempo de observación con el Gran Telescopio Milimétrico, el radiotelescopio más grande del mundo en su rango de frecuencia. Su antena de 50 metros de diámetro posee una excelente sensibilidad que permitirá a los astrónomos observar desde México regiones del Universo oscurecidas por el polvo interestelar.

La Fundación para la Investigación de la Universidad de Florida posee también un acuerdo de participación en el Gran Telescopio CANARIAS. La institución estadounidense se comprometió a aportar el 5% del presupuesto del telescopio y a acometer otras actuaciones e inversionesprevias a su explotación. Además del intercambio de investigadores postdoctorales y de tecnólogos, este acuerdo ha promovido la colaboración en proyectos  nstrumentales. De este modo, el Departamento de  Astronomía de la Universidad de Florida ha construido para el GTC el instrumento CanariCam, una cámara para el infrarrojo térmico.

Gran ciencia

En un momento en el que el telescopio espacial Hubble tiene anunciada su fecha de jubilación y los astrónomos ya han comenzado a diseñar la nueva generación de supertelescopios terrestres de más de 40 metros, el Gran Telescopio CANARIAS se afianza como una potente plataforma para la Astronomía del siglo XXI.

Del mismo modo en que los telescopios de cuatro metros realizan trabajos preparatorios para los grandes telescopios de más de ocho metros, el GTC se convierte en una herramienta ideal para empezar a pensar en el E-ELT.

Gracias al GTC, España se ha puesto al nivel de los países capaces de llevar a cabo iniciativas científicotecnológicas de "gran ciencia". El telescopio permite al Observatorio del Roque de los Muchachos mantenerse en "primera división", y a la comunidad astrofísica española disponer de una máquina espléndida para hacer ciencia competitiva. Esto consolidará, además, a la Astrofísica como la rama de la ciencia española que mayor contribución hace a la producción científica mundial.

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