Hace casi un año presenté en el mismo marco de ayer,el Espacio Cultural Real 21 de Los Llanos de Aridane, mi primera novela, Un vasco en Benahoare, sin que nada me indicase que iba a continuar aquel pequeño proyecto con Yeray Albizu, el palmero que traspasó fronteras . En aquel momento no había escrito nada de esta nueva composición que he elaborado en los meses del pasado otoño e invierno.
El hijo de Mikel ha crecido y emprende una aventura futbolística que le hará salir de Benahoare e iniciar un viaje con el que sueñan tantos jóvenes palmeros- la de futbolista es la profesión preferida de los niños canarios según publicó la prensa estos días, aunque pocos culminan este sueño, prácticamente ninguno en las últimas décadas que fuese natural de nuestra isla-.
Tampoco se pasaba por mi cabeza que la saga continuase, aunque esta novela es independiente de la anterior más allá de alguna alusión a la situación de algún personaje; por supuesto, se lee perfectamente sin haber leído Un vasco en Benahaore.
Vuelvo a componer una novela intimista en la que a través del fútbol analizamos el crecimiento de un joven ponderando su sensatez y madurez por encima de otras habilidades como herramientas claves en su evolución. También destaca como futbolista, pero ese talento sin su fortaleza mental no resultaría suficiente.
Yeray no es un superhéroe sino un chaval que intenta cumplir sus sueños con su esfuerzo, sin venirse abajo, cuando surge alguna adversidad.
Vive en diferentes lugares, sube peldaños, pero sin perder las referencias y consciente de que los éxitos son efímeros y que conllevan ciertas exigencias. Más de una vez se cuestiona si merece la pena su sobreesfuerzo y los sacrificios que conllevan.
Conocedor de las pasiones que desata el fútbol disfruta de ellas, valorándolas dentro de la anormalidad humana que impide comportamientos programados propios de la robótica y ajenos a la racionalidad; el fútbol nos hace humanos y hace que invertamos muchas energías que,evidentemente, deberíamos redirigir por otros derroteros.
Su mundo lo he mamado desde muy pequeño y, desde luego, he consumido tanto tiempo en él como para tener muchos conocimientos del mismo; sobre este se proyectan las ambiciones de muchos jóvenes con potencial pero que frecuentemente se quedan en el camino. Es un recorrido bastante más sinuoso si se emprende desde una isla pequeña y sin excesiva competencia como la nuestra.
La constancia, el no arredrarse ante las dificultades resultan las claves para que Yeray acabe logrando sus metas.
Por supuesto, en la narración se cuestionan más cosas como el amor, la amistad, el machismo, la violencia de género y otros componentes vitales que mantienen nuestro pulso diario .
Mi estilo sigue siendo impetuoso, con diálogos cortos, naturales, espontáneos e intensos; con un lenguaje culto a la vez que coloquial según el registro y desde la óptica de un joven con mayor madurez de la habitual. Esta vez la apuesta es un poco más arriesgada, aunque creo que la obra puede ser leída y gustarle a cualquier lector por mucho que esté desconectado del balompié.
Ni mucho menos es autobiográfica, pero siempre el escritor se alimenta de sus vivencias y hay pequeñas anécdotas que afectan a episodios vividos en el deporte más que a la identificación de personas reales con algún personaje.
Me llamó la atención que algunos lectores de mi anterior novela me diesen claves para desarrollar en esta, reaparecen fugazmente algunos personajes que siguen anclados en sus mismos problemas, ya que la vida no resuelve todas las ecuaciones; insisto en que tales personajes son ficticios sin que tengan una correspondencia exacta en la vida real.
Son muchos los escritores que se han metido en los entresijos futbolísticos para contarnos historias que van más allá de los resultados y que tienen que ver con la superación humana y el diario vivir de los deportistas con sus éxitos y miserias. Es un mundo que refleja la vida en todo su esplendor con los altibajos cotidianos en una sociedad sedienta de referentes que muchas veces no están preparados para la presión que les metemos encima.
Es un buen reflejo de nuestro entorno y de los caprichos y latidos del mismo que al igual que encumbra a muchos deportistas los olvida con prontitud sin que estos sean capaces de soportar estos vaivenes.
Lo que pretendo es que con su lectura pasen un buen rato a la vez que reflexionemos sobre los episodios narrados que a veces reflejan mis pensamientos y otras nada tienen que ver con ellos sino con el sentir social.
Agradezco la intervención en la presentación de Yeray Albizu, el palmero que traspasó fronteras, a mi compañero Antonio Rodríguez; hago extensivo mi agradecimiento al Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane por organizar este acto y, especialmente, a su Concejala de Cultura Charo González, a la Editorial Seleer por volverme a publicar y a mi familia sin cuyo aliento no hubiese conseguido este pequeño logro. Por supuesto, también estoy muy agradecido a todas las personas que me volvieron a arropar en esta presentación en el Espacio Cultural Real 21.
Folladorjusticiero
Siguiendo el estilo del señor Pevalqui, sin tratar de imitarlo o parodiarlo, evidentemente, el fastuoso artículo de Ibrahim me sirve para recordar la letra de la canción de Julio Iglesias: “unos que vienen, otros que van…la vida sigue igual”. Creo que la canción se titula “La vida sigue igual” (ya me corregirá el señor Pevalqui) y que la canta Julio Iglesias (no sé si el autor de la letra fue él). No soy un gran seguidor de Julio Iglesias, pues ni soy muy fan de sus canciones ni comparto su ideología política; pero admiro su buen gusto por las mujeres y sus conquistas. Me consta que nunca traicionó a su primera mujer, Isabel Preysler, aspecto en el que me asemejo un poco al ex – portero del Real Madrid: nunca le he sido infiel a mis parejas (todos saben que mantengo excelentes relaciones con mis exs).
Unos que vienen, en este caso Ibrahim como escritor, que se afianza dentro del difícil mundo de la literatura…Y otros que van, semejante a un grande como persona y como jugador: Aduriz.
Aritz Se despide del fútbol profesional, pues ha comunicado a sus compañeros que esta será su última temporada en la élite. Sabía que era un jugador de una edad importante, pero no recordaba que tuviera treinta y nueve años…¡qué se dice pronto!
Habrá que preguntarle a este hombre lo que ha hecho para llegar a esa edad, porque hablamos de un delantero tanque, pura fuerza, velocidad y potencia. Me vienen a la cabeza Dino Zoff, Di Stéfano (DEP) o Donato, jugadores que incluso sobrepasaron a Aritz, pero que no eran delantero (la Saeta Rubia sí lo fue, aunque en sus últimos años en el Real Club Deportivo Espanyol jugó entre el centro del campo y la mediapunta). En deportes como el baloncesto son normales estas edades, pero no en el fútbol.
Poco tengo que añadir, querido Ibrahim, a la sobresaliente, a la vez que prometedora, reseña que haces de tu novela; mucho tendré que criticar (intentaré que sea en forma de síntesis y siempre de manera constructiva) a la misma, pues ya es la de tu consolidación como autor.
Hablas del intimismo en tu obra, lo cual nos va dando pistas de lo que será; sin desdeñar, por supuesto, lo que es en sí la literatura: ficción.
Cambiando de tercio, estimo que el virtuoso Virtual se equivoca al dar oxígeno a ese cainismo palmero que no acaba de asimilar que “De fútbol y otras historias” esté “still alive, and kicking”, que dirían los canadienses (“vivito y coleante”). Le ha dado usted un buen repaso al atrevimiento de la ignorancia, la envidia, la necedad y las malas artes, ¿pero de qué sirve? Aplíquese el dicho de que cuando la incultura y la vaciedad hablan, la inteligencia, la humildad y la bonhomía callan.
Por otro lado, estimado Virtual, jamás se podría comparar a don Juanf con ninguna otra persona (aquí hago mías las bonitas palabras de usted mismo, del señor Pevalqui y de la Señora Taganana hacia el canario – venezolano).
El “No pain no game” que concordamos don Juanf y mi persona no debería desaparecer, lo cual no excluye hacer caso omiso a streakers que tienen como objetivo destruir lo que tanto trabajo cuesta construir y crear. Es casi imposible debatir con el seguidismo borreguil, con el fanatismo españolista patán (de origen tiracabras de campanarios) o con la ineducación.
Pasando a otras historias, hoy toca denuncia dura y seria ante lo que está pasando en la Isla de La Graciosa, donde el plástico sigue azotando a la que llaman ahora la “Octava Isla” (no entraré en este tipo de debates porque soy un demócrata ante todo y respeto los deseos soberanistas de los gracioseros y de cualquier otro pueblo que quiera decidir sobre su futuro).
¡Ojo, porque no estoy denunciando “Global Warming” de Al Gore, personaje del que no tengo una opinión clara, porque si bien es cierto que ha luchado a favor del ecologismo, también lo es que se ha embolsado la friolera de más de setenta millones de dólares en unos pocos años con sus libros, discursos e inversiones en tecnología y empresas ecológicas!
Acuso a quienes siguen perjudicando a nuestros océanos con la basura que los está matando. Hace mucho tiempo que denuncié aquí (o en otro foro) lo que estaba sucediendo en La Graciosa, isla donde nos encontramos plásticos y lo que es peor: microplásticos que comemos los humanos y animales marinos como focas, gaviotas o peces. Su situación geográfica hace que sea el primer sitio en recibir toda la porquería que se genera en otras partes del mundo. Ayer salió en un medio de comunicación este tema que hace años que denunciábamos. Nos informan de que se pueden recoger más de cuarenta kilos de plástico en un solo día. Yo no solo corroboro la información, sino que añado que se recogen casi cien si también se rastrea un poco en el fondo marino cercano a las playas.
Sería fácil hacer demagogia en este medio en contra del capitalismo y demás aspectos políticos. No es mi caso, porque no pertenezco a ningún grupo político, en todo caso simpatizo con los decrecionistas y los humanistas, los cuales no tienen representación parlamentaria. Creo en el activismo como forma de tratar de cambiar entre todos lo que está mal: no alterar o modificar algo para que los sustituya lo que un grupo o mi persona pensamos, sino que decida la mayoría del pueblo lo que le conviene. Habría que elegir entre comer microplásticos y seguir con el consumismo salvaje o buscar una alternativa más moderada y eliminar de una vez por todas la obsolescencia programada, cáncer de nuestra sociedad y que heredamos de los lumbreras que lo impusieron tras el “Crack del 29”.
El Planeta tiene unos recursos limitados, lo que pone en peligro los derechos de las generaciones venideras y los derechos de las demás especies que nos acompañan.
Es una circunstancia geológica y biológica, por supuesto. No somos necesariamente más felices al calor del crecimiento económico, lo que significa recuperar muchos de los elementos de la sabiduría popular de nuestros campesinos. Siempre pongo el mismo ejemplo: nos hemos vuelto tan imbéciles que despreciamos los nísperos que tenemos en Canarias y preferimos comprar los que venden en las fruterías, unos que viene de Chile y que son de mayor tamaño. Los chilenos no son peores porque sean de allí, sino porque los envían en barcos o aviones sin madurar; perdiendo su sabor cuando llegan a nuestros mercados. Despreciamos los nísperos canarios porque “no mola” recolectar del árbol algo tan pequeño y sin mucho valor económico, desconociendo que tienen mucho más sabor que los que proceden de otras partes del mundo debido a lo afirmado con anterioridad.
Hay que reducir los niveles de producción y de consumo y dejarnos de tanto “Black Friday”, tanta “Noche blanca” y tanto consumo que nos está matando. ¿En qué cabeza cabe que sea divertido ir al centro comercial para comprar por comprar?
Como dice un buen amigo: “hay que recuperar la vida social que hemos ido perdiendo, apostar por formas de ocio creativo, repartir el trabajo, reducir el tamaño de muchas de las infraestructuras que malutilizamos, restaurar la vida local que hemos ido dejando morir y en el plano personal, asumir estrategias de sobriedad y sencillez voluntarias”.
La vida sigue igual, sí, pero debemos cambiar lo que la puede empeorar, si todos estamos de acuerdo.
Reciban todos un cordial saludo, todavía en Lanzarote. Quizás nos demos un salto a La Graciosa ante estas nuevas y tristes noticias del hallazgo de más tortugas muertas por la ingesta de microplásticos o por enredarse en los de mayor tamaño.
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Taganana.
Voluntad, para sustituir las tremendas carencias técnicas que tiene, ese ha sido el sino de un Nadal que recordemos no puede ser ejemplo para nadie, tras aprovecharse de la imposición fiscal del País Vasco para cumplir con Hacienda a sabiendas de que nunca ha residido en dicha Comunidad Autónoma o País.
Por si fuera poco las extrañas largas lesiones sin operaciones en quirófano de por medio siempre han supuesto sombras a lo largo de su carrera.
Como deportista bien es cierto que presume de humildad de cara a los medios, pero recordemos que no hace mucho empujó al tenista australiano Kyrgios, lo que cuestiona su deportividad.
¡Hay que ver a lo que llega la envidia!, ante la falta de argumentos para debatir se recurre a la burda pataleta y a la provocación chabacana, alguien al que le falta nivel y que ha demostrado en reiteradas ocasiones que no le importa este espacio libre y plural que nos brinda Ibrahim. ¿que tendrá que ver Nadal con el tema que nos propone? al balear no le ha faltado nada en su vida siempre ha sido un niño mimado por los medios, hay personas que no aprovecharon los años en la educación, y da pena verlos, las carencias son alarmantes. Han salido noticias en los medios españoles que aseguran que Nadal se benefició de favores políticos para la construcción de su escuela de tenis y del hotel asociado, no nos lo inventamos nosotros.
Centrándonos en tu nuevo artículo, estimado Ibrahim, no puedo más que felicitarte por tu segunda novela, en cuanto pueda sin duda que la leeré. El tema que propones es atractivo a priori. Me gusta que toques temas sociales muy demandados por la sociedad de nuestro tiempo.
Tú lo has dicho, Ibrahim, hace décadas que ningún futbolista palmero ha logrado asentarse en la Primera División española, extraño pues han pasado muchos años y alguno debería de haber salido en las canteras de los equipos de nuestra isla. Quizás no se le han dado oportunidades, el Tenerife por poner un ejemplo apenas cuenta con los jugadores de la cantera, a Decepción le resulta mejor la compra y venta de jugadores para sacar comisiones para su bolsillo. Las Palmas es otro modelo que si apuesta por la cantera pero de La Palma pocos, Hernán Santana fue el último pero cuando ascendió el equipo apenas disfrutó de minutos por la lesión y luego fue traspasado.
Es muy cierto que a muchos deportistas se les olvida con frecuencia lo del espíritu de sacrificio, cada vez más a menudo sucede esto, creo que es debido a que a muchos de nuestros jóvenes no se les ha inculcado debidamente en edades tempranas. Sin esto es complicado alcanzar metas y objetivos, es más importante la constancia que la calidad que se pueda tener en un deporte o que la inteligencia en la vida. El esfuerzo y el sacrificio son la base de cualquier propósito.
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Viirtual
Gracias por tu articulo y por tu libro, Ibrahim. Leí tu primer libro y ahora me voy a leer el segundo. Hay gente como Futbolin que se llena la boca diciendo que te lo compró y despues ni se lo leyó.
Tranquilo que no te voy a insultar, Futbolin. Estas de adulón y aprovechas cualquier ocasion para provocar.
Que pinta Yeray con el Pasabolas?
No sabes ni de que va el primer libro y te pones a comparar. Yeray no es un niño de papá. Yeray es un tipo limpio que no recurre a las trampas para triunfar. Yeray es canario de padre vasco y madre palmera.
Buscas follones para fastidiar el blog, ahora que volvia a ser lo que era.
Opina lo que quieras pero dejate de provocaciones para que te insultemos. Caes mal y sigues cayendo mal.
A Juanf no le llegas ni a la suela de sus zapatos. Da gusto debatir con el madridista Juanf. Tú lo has despreciado siempre. Ni lo has saludado. No eres ni gente. Y no sigo para que no te pongas a llorar y digas que te insultamos.
Mi primo el maricon, mi hermana y mi hermano tambien se lo van a leer, Ibrahim.
Adios y bendiciones.
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futbolista
Enhorabuena por tu segunda aventura literaria.
Tiene muy buena pinta, incluso mejor que la anterior.
Del avance que haces, me encanta ese sentido común que le otorgas a Yeray así como su fuerza de voluntad.
Porque para ser un gran campeón como Rafael Nadal Parera hay que tener una fuerza de voluntad de hierro.
9a semifinal de 10 posibles en este 2019, tras derrotar al italiano Fognini en 3 sets.
Saludos
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