El ser humano está desconcertado en medio de la creación, no para de hacerse preguntas sobre sí mismo, sobre sus percepciones, sus emociones, sus desconciertos. En el nuevo libro de Lucía Rosa González (Páginas trasladadas, Ediciones Idea, Santa Cruz de Tenerife) la visión panteísta aparece como base de partida para llegar a una continua y apremiante formulación de enigmas, la isla misteriosa, casi impenetrable. Una poesía de relativismos y de cuestionamientos. La vida no siempre transcurre diáfana, con frecuencia se convierte en una casi lacerante búsqueda de la compostura y de la felicidad. En este poemario encontramos cactus, púas, llantos, nieblas, barrancos, mirlos, viento, fuentes. Oscuridad, nublazón, noche. La eternidad de lo creado y la finitud de nosotros, pobres seres de aire que estamos de prestado en este mundo. Si somos criaturas descolgadas del cosmos, condenados a la extinción, nos toca vivir una partida desigual. Tan solo nos puede liberar la memoria de lo que conocemos, el resto es oscuridad. Lo vemos por ejemplo en estos versos: La cueva de los miedos / se abrió en un lateral / del cauce del barranco.
Esta es una poesía de lenguaje cuidadoso, una voz introspectiva, bien delineada, musical y con ritmo. De la observación llega a la ensoñación: La música de fondo que aún resuena, / ¿era acaso ficticia, / o contenía el tiempo en que la isla / se extendía en el viento y aún se extiende / como roca inmolada / bajo un golpe de mar?
Nos encontramos ante un poemario que formula innumerables preguntas, que muestra la pasión y el desconcierto de nuestra vida. Contiene múltiples cuestionamientos sobre la evanescencia de cuanto existe, sobre trascendencia de la palabra, sobre la propia pervivencia a través del arte. Un libro declamatorio, un libro de búsquedas. Como en Wallace Stevens, hay en él una cosmovisión descriptiva, un constante apunte filosófico, el contraste entre el mundo interior y la naturaleza genera su particular combate, que es el mismo combate entre lo real y lo imaginario, entre lo simbólico y el mundo de las ideas. Las piedras retumbaron / en el hondo barranco. / ¿Lo que se oyó fue el cielo? / ¿Su carcajada? / ¿O fuiste tú, castaño?
La isla entre el viento y la niebla, los enigmas del mar y de las cumbres. Los mundos paralelos, el aliento poético de las piedras, de los árboles, del agua, de la lluvia. La lluvia horizontal / engulle la montaña. / La montaña está dentro / del vientre de la lluvia… En su desvelada noche la escritora observa y se cuestiona. La errancia también es infinita, somos seres vagabundos, desconcertados una y cien veces. Y en ese desconcierto crecemos y nos afianzamos.
Lucía Rosa González (La Palma, 1954) es una de las voces literarias más importantes y continuas de la isla. Enseñante de Lengua y Literatura, ha dirigido grupos de teatro infantil así también dirigió el grupo Ana María Samblás, formado por profesores y alumnos del IES Eusebio Barreto, de Los Llanos de Aridane. Es autora de teatro, directora teatral, adaptadora de obras. Ha publicado varios libros de poemas, entre ellos el notable Casta de rosas ausentes, Cajacanarias, 1995, ganador del Premio de Poesía Pedro García Cabrera el año anterior. También es autora de De dónde el vuelo, en 1998, y Sueños de qué mundo, en 2003.
Ha publicado numerosos libros de cuentos para niños y ha participado en numerosos actos en centros educativos de todas las islas. Su vocación es persistente, está más allá de los desconciertos que genera el camino.
Blogdeleonbarreto.blogspot.com
fuentesanta
Doña Rosa, no da usted las gracias a las palabras con que sus seguidores la obsequian?
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rvalcarcel
Mi querido Luis: felicitaciones por tu trabajo
"Páginas trasladadas" es un poemario escrito con un gusto por la palabra. Un poemario que es un diálogo con ella misma, con su isla.
Un abrazo apretado para los dos.
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PedroLuis
Enhorabuena, por traer a esta ventana continuas bocanadas de cultura y en este caso también de natura poética.
Felicidades a doña Lucía.
Cada vez que descubro (o, mejor, me descubren) esta "casta de poetas ausentes" el "vuelo de mis sueños" se zafa avergonzado de “qué mundo”… y refugiarme me gustaría en el “vientre de la lluvia”.
¡Qué cosas saben decirnos los petas, y las poetas, claro!
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lleon
Me alegro, Ibrahim. Esta poesía está muy elaborada, es un diálogo profundo con el paisaje y con la interiorización de las emociones. Si tienes un rato, este jueves a las 8 presentamos Rosario y yo nuevos libros en la Casa de la Cultura de Los Llanos. Un saludo.
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iperez
Estuve en la presentación de este libro de mi compañera Lucía, para quien solo tengo palabras de elogio por su naturalidad, frescura y por el cariño y la entrega que transmite en todas las empresas que acomete; por supuesto, que a todo esto se suma la inmensa calidad de su poesía. El acto resultó precioso, lo mismo que la participación de otros compañeros que con sus lecturas, música, fotografías pusieron un toque de entusiasmo y cultura en estos tiempos penumbrosos que nos está tocando lidiar. Un saludo.
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