El Club Bilderberg, que nació en 1954, es una masonería de última generación pensada para dirigir los destinos del mundo y acaba de reunirse en Cataluña, en Sitges. El selecto club de los más ricos, los más armados, los más poderosos se reunió por última vez en Grecia, y meses después Grecia se fue a la hecatombe. ¿Puede tener un significado catastrofista el que hecho de que ahora se reúnan en España, cuya economía está a la deriva?
El Club Bilderberg se rige por las normas de secretismo habituales en las sociedades opacas. Nadie sabe exactamente quiénes van, pero se piensa que allí ha estado la reina Sofía, el presidente del Gobierno, más de un empresario español de altos vuelos. Este club exclusivo se reúne durante tres días cada año en un país distinto para debatir temas económicos, militares, políticos y sociales. Pero jamás se hacen públicas las conclusiones: ni la más mínima referencia trasciende a la prensa. Es preocupante, sin embargo, que estos cerebros privilegiados de la globalización puedan comentar y predecir estrépitos en las finanzas, ruinas o recuperaciones de países, hundimiento o alza del precio del petróleo y el oro, etcétera. Y que puedan hacerlo en este momento de crisis económica representando a países democráticos donde hay elecciones libres y por consiguiente parlamentos en los que se producen debates. No sería muy coherente escuchar a militares hablando de temas económicos o a economistas hablando de las guerras tribales que conviene fortalecer en África, ni del nuevo terrorismo de Al-Qaeda, ni de cosa parecida. Por eso al común de los mortales el hecho de que se produzcan estas reuniones le puede parecer algo preocupante. Pues en el mundo actual la información es poder, y se supone que los asistentes a estos eventos tienen mucha información y tienen todo el poder. Pero no tienen el menor deseo de trasvasar esa información y ese poder a los súbditos.
Por ahora, el Bilderberg es sospechoso. Ya es raro que las reuniones de este foro no aparezcan en agenda alguna. Y una cita en la que se juntan reyes, presidentes de gobiernos, banqueros y empresarios de nivel mundial para debatir en secreto nos pica en la oreja.
