No recuerdo si alguna vez se ha elaborado una encuesta en la que los ciudadanos de las islas califiquen a sus políticos por encima del aprobado. No creo que en la isla de La Palma, la antigua Ben-Awara de antes de la conquista, se haya hecho un ejercicio semejante. Más bien me temo lo contrario, tal es el estado de la cuestión que navegamos en mares de indiferencia, de abulia, de pasotismo, de descreimiento en suma. Y no se trata de una cuestión baladí, ni mucho menos. ¿Tenemos unos buenos líderes en la política, en las organizaciones agropecuarias, en los sindicatos, en las organizaciones empresariales, en la cultura de esta isla y de las otras islas que componen el archipiélago?
¿Es doña Guadalupe superior a Perestelo en la adhesión popular? Aunque no la conocemos personalmente, hemos escuchado opiniones favorables al trabajo silencioso de la actual presidenta del Cabildo. Quizá la pregunta clave sería si el propio Cabildo está contentando las expectativas de los ciudadanos más motivados e inquietos de la isla, quizá la pregunta fundamental sería si los actuales Cabildos encajan a la perfección en la actual realidad canaria, en la que los ciudadanos podrían percibir ciertas duplicidades y excesos burocráticos ya que Cabildos, ayuntamientos y gobierno regional vendrían a repetir algunas competencias. ¿Pero consigue la presidenta hacer olvidar el tirón populista de su predecesor? La pregunta podría repetirse municipio por municipio, aunque en buena parte de ellos hay alcaldes que se perpetúan mandato tras mandato sin que surja un líder alternativo. La cuestión es trascendente, puesto que dentro de siete meses hay elecciones municipales, cabildicias y autonómicas. Los sociólogos dicen que en este momento no hay líderes suficientemente contrastados en la economía, en la política, en las organizaciones ciudadanas, en la cultura. ¿Y aspirantes a líderes alternativos?
Pues parece que en esta sociedad desmotivada, descreída, golpeada por tantos miedos, apenas hay ya puntos de referencia en el camino. Dicen los sociólogos que los ciudadanos han evolucionado y que los líderes que tenemos no cumplen las expectativas. Ahora la gente está más preparada, se supone que con internet y los mecanismos de la globalización hay más información en todas partes y con la crisis muchos valores han entrado en cuestionamiento. ¿La falta de líderes convincentes tiene algo que ver con la crisis de valores, con la falta de referentes? Pudiera ser, claro que sí.
Un líder es alguien capaz de comprometer a los demás, llamándolos a objetivos trascendentes. Pero ni Madonna ni Nicole Kidman ni Messi ni Cristiano Ronaldo son líderes, porque las figuras del espectáculo son simplemente ídolos, no líderes. ¿Y la princesa del pueblo puede llegar a ser -como decía Esperanza Aguirre- una lideresa? Las figuras del deporte o de la TV son venerados, pero no son líderes. Aunque a Belén Esteban hay quien la ve como candidata a la presidencia del Gobierno, y sería ella sola la tercera fuerza política. ¿Otra Evita de andar por casa? Los expertos, profesores, analistas, periodistas especializados, dicen que ahora mismo el único líder que destaca es el señor Obama, que nos queda lejos. En Europa, según las mismas fuentes, el asunto es más precario. Tenemos al desafiante y algo chulesco Sarkozy y a la alemana Merkel, pero algunos dicen que no se pueden comparar con la energía y el dinamismo mental que desprendían figuras ya extintas como Mitterrand o Margaret Thatcher. El señor Zapatero tampoco resistiría la comparación con don Felipe González, ni el señor Rajoy podría equipararse al señor Aznar. ¿Y Rosa Díez, que tantas expectativas despertó, podría llegar a ser una figura relevante a nivel del Estado?
Además, los líderes de hace veinte o treinta años ya no sirven para los códigos actuales. ¿Están ustedes de acuerdo? Entonces, por lo que respecta a nuestro patio de vecinos ¿es Soria inferior a Adán Martín? ¿José Miguel Pérez hará olvidar a Juan Fernando López Aguilar y a Jerónimo Saavedra? ¿Está Paulino Rivero por debajo de Manuel Hermoso? ¿Antonio Castro Cordobez podría ser un líder para toda la región? ¿El actual Jerónimo Saavedra es mejor que el Jerónimo Saavedra de hace 20 o 25 años?
Esta es otra cuestión importante, y que solo podría ser respondida si hubiese unas primarias convincentes en los distintos partidos. Ya sabemos que el centralismo de Tenerife y Gran Canaria es fiero sobre el resto de los peñones que componen Canarias. Así que habría que formularse otra pregunta nada desdeñable. ¿Puede un político palmero, lanzaroteño o gomero aspirar a presidir la comunidad autónoma, o esto solo está al alcance de los líderes de las islas capitalinas? Difíciles cuestiones para responderlas en un santiamén.
