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Palmero de ida y vuelta
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LA PALMA EN EL CORAZÓN

Gracias a la presidenta del Cabildo y a los consejeros. Gracias a Jafet Barreto y a Manuel Pérez Rocha por haber impulsado este honor, el más grande que puede recibir un palmero, que dedico a la memoria de mi padre.

A los 17 años embarqué hacia La Laguna, uno más entre los miles de palmeros de la diáspora. Colaboraba en el Diario de Avisos: aquel periódico humilde que intentaba mantener la llama del periodismo palmero, penúltimo fruto de la Ilustración y el espíritu avanzado. Pues a pesar del caciquismo hubo una tradición progresista. De una parte un sector agrario inmovilista, de otro lado una burguesía de comerciantes y profesionales. Desde que se funda El Time, 1863, hasta la guerra civil, La Palma es la isla con mayor densidad periodística de Canarias, con 123 publicaciones: liberales, conservadoras, satíricas, católicas, anarquistas, obreras, republicanas, gremiales; un periodismo con nivel literario y propósito educador. En 1890 se publican simultáneamente 7 periódicos, entre ellos el Diario de Avisos; en 1902 suben a once; en 1909 hay 12, en 1934 quedan 7. Hubo 3 logias masónicas y 17 directores de esos periódicos fueron masones, al igual que algunos de sus redactores. A pesar del 85 por ciento de analfabetismo, y con la emigración como la válvula de escape, hubo una expresión cultural aristocrática y popular a un tiempo, tal como se aprecia en los actos de la Bajada, con los poetas barrocos del XVII, y creadores del nivel de Antonio Rodríguez López, Félix Duarte o Luis Cobiella.

Procuro hacer una literatura y un periodismo comprometidos con mi tiempo y mi espacio. Sigo la actitud de escritores como Pérez Galdós, Günter Grass, Vargas Llosa, Amos Oz, Coetzee, Philip Roth, Albert Camus, Saramago y tantos otros. Porque un escritor es un testigo de excepción en la época que le ha tocado vivir, por ello ha de definirse en estos años en el que se cultiva lo instantáneo, lo mediático, esa especie de "pasarela del glamour" que entraña el descuido de los valores éticos, el olvido de los valores culturales y espirituales.

La educación es el trampolín del progreso, la formación debe tener como fruto la capacitación. A mayor calidad del sistema educativo, más implicación de una sociedad en la cultura, y a mayor capacitación más posibilidades para los jóvenes. Los europeos están mejor capacitados y hablan idiomas, hemos de aspirar a lo mismo. No es bueno empobrecer la enseñanza ni tampoco desmantelar los contenidos por los que tanto se luchó, entre ellos Historia de Canarias y Literatura Canaria. Hay que generar el ambiente para que los creadores tengan espacios y es preciso apoyar la cultura de base, con las universidades populares, los talleres de literatura, las bibliotecas públicas y las bibliotecas escolares. En nuestra reciente etapa como presidente de la Asociación Canaria de Escritores nos esforzamos en demostrar que Canarias es más que la playa y la piscina de invierno de Europa: aquí hay creación en las bellas artes, la música culta y popular, la literatura, la danza, la escena, el mundo audiovisual e incluso el cine. Hay que dar a conocer esa creación que no es localista sino que tiene vocación universal. Urge un pacto institucional por la cultura que evite la pérdida de protección de sociedades centenarias en peligro como La Cosmológica o El Museo Canario, que -aun siendo privadas- han ejercido y ejercen el liderazgo social.

La isla debe cuidar a sus creadores. Como Manuel de Paz, el historiador de la masonería; el botánico Arnoldo Santos; Luis Morera, el hombre inquieto; María Victoria Hernández, investigadora tenaz de las raíces; escritores como Anelio Rodríguez Concepción, Lucía Rosa González, Ricardo Hernández Bravo, Maiki Martín, Nicolás Melini, Luis Ortega, Antonio Jiménez Paz o Elsa López; la poesía popular de Manuel González Plata, Bejeque, y la entrañable de María Nieves Samblás. Valoro las fiestas populares, el ingenio crítico del Trío Zapatista, nuestras leyendas tan sugestivas y representativas del Romanticismo, la espontaneidad de los decimistas, la pintura de Pedro Fausto, la voz de Ima Galguén, la animación teatral de Pilar Rey y Antonio Abdo.

Nuestra isla es un lugar periférico cuyos jóvenes salen a estudiar y son pocos los que regresan. Exactamente igual que cuando yo estudiaba. Una población estancada, una economía subvencionada, el elevado coste de la cesta de la compra, la extrema dependencia del sector público. Tuvimos una dieta basada en productos naturales y ahora la obesidad hace estragos. Recogíamos la almendra para hacer dulces y ahora la traemos de Chipre y los higos de Túnez. Espero que los tunos de las tuneras no los tengamos que traer de Grecia.

El palmero es un diseñador de la naturaleza, tiene el instinto de hacer criar la tierra, la madre tierra elemental. Por ello hay que innovar desde la naturaleza, el conservacionismo a ultranza es un deseo imposible de sostener. Podría ser incluso una apuesta suicida. Además, la sensación de gozar una gran calidad de vida puede generar autosatisfacción paralizante, falta de dinamismo para asumir retos. Se nota cierta abulia, un inmovilismo empresarial, una excesiva quietud. Fijémonos en un lugar parecido: Madeira, que apuesta por un turismo selectivo. Allí hay galerías de arte, espacios culturales, incluso un Museo de Arte de Flandes que debería ser imitado aquí.

Suelen ser los extranjeros quienes imprimen innovación. Ellos se fijaron en las casas abandonadas para reconstruirlas respetando la arquitectura tradicional, se dieron cuenta de las posibilidades del turismo residencial. Han impulsado la dinámica del Valle de Aridane, abriendo numerosos negocios. Y para progresar algunas carreteras deben desdoblarse porque se precisa mayor agilidad del transporte, deberían construirse hoteles e instalaciones turísticas en determinadas áreas, tendríamos que poseer mayor oferta cultural. La zona occidental, la Banda de allá, está vacía, Santa Cruz de La Palma está mejor dotada por tradición y sensibilidad, sus teatros, sus sociedades centenarias. Pero la vivencia cultural de nuestra sociedad es baja. Produce tristeza comprobar que a los conciertos, exposiciones de arte y presentaciones de libros acuden más los extranjeros que los nativos. Y está claro que la cultura no es solo cuestión de presupuesto, sino más bien de sensibilidad y de imaginación. En este sentido hay que elogiar el Festivalito y el espacio La Escuela Encantada, de El Paso, así como encuentros culturales que organizan los extranjeros.

El futuro pasa por el nivel de conciencia de los habitantes. No a un modelo desarrollista basado en el cemento, sí al crecimiento sostenible, con pragmatismo. Con agricultura, astronomía y también con hoteles.

Doy las gracias a Magaly Cáceres por su eficacia, a Rosario Valcárcel, mi compañera y también escritora, por enseñarme a amar la isla, y a Marietta Samper por su alegría.

Nunca olvidé a la isla. Y ahora regreso a la isla, me reencuentro con el pasado, me bebo el paisaje, y espero que en mis próximos libros pueda devolverle a La Palma parte de lo que me ha dado.

La Palma tiene futuro, volverá a ser la isla activa y culta, y solo me queda agradecer la presencia a los asistentes y decir ¡Viva La Palma!

 

(Teatro Circo de Marte, 25 de octubre de 2010)

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