La carrera hacia las elecciones del 22-M es ya más que evidente, los partidos están ultimando sus listas, los empujones y los codazos están garantizados. Si después de octubre del 82, cuando Felipe González obtuvo su primera legislatura, hubo empujones para entrar en el PSOE se supone que ahora los seguidores del PP se frotan las manos ante las buenas perspectivas que se les vaticinan. En su libro Los usos de la retórica (Alianza Editorial) el italiano Adelino Cattani cuenta una historia de la antigua Grecia que no tiene desperdicio. Una madre, para convencer a su hijo de que no se dedicara a la política, le decía: "Si te dedicas a eso te enemistarás con la gente o con los dioses; si dices la verdad, la gente te detestará y si mientes te detestarán los dioses". Pero el hijo tuvo una réplica iluminada: "Te equivocas, madre; si miento me querrá la gente y si digo la verdad me querrán los dioses. Así que mienta o diga la verdad, tendré el aplauso de la gente o de los dioses." Seguramente el hijo optaría por dedicarse a la política.
Si Platón afirmó que el ser humano es un animal político, un animal social, está claro que la política es necesaria. Y la política todo lo relativiza, puesto que para resolver conflictos es necesario negociar, pactar, cohesionar propuestas diferentes. Claro que muchas veces a los votantes les suelen irritar los pactos postelectorales, por ejemplo Paulino Rivero no fue la opción más votada en las anteriores autonómicas y sin embargo se consolidó en el poder. Los ciudadanos se quejan y los políticos se defienden diciendo que la profesión de político les chupa todas sus energías, es absorbente las 24 horas de sus vidas, y que desde dentro la política no es tan atractiva como pudiera parecer, se supone que abundan las cuchilladas de los propios correligionarios como le sucedió a Adolfo Suárez al final de la UCD. Cierto es que las encuestas afirman que la sociedad española está desencantada de su clase política, y esto es lo lógico: tal es la dimensión de la crisis económica que es lógico pensar que el gobierno de Rodríguez Zapatero va a tener una reprobación en las urnas.
En el último barómetro del CIS, correspondiente al mes de enero del presente año, buena parte de los entrevistados señalaba a la clase política y a los partidos políticos como uno de los tres principales problemas de nuestro país, por detrás del paro, citado por el 80 por ciento de los encuestados y de la situación económica, que aparecía como la segunda adversidad, citada por el 50 por ciento de los entrevistados. Desde mayo del año pasado la valoración de la clase política nacional ha caído en picado. En la última década los políticos ocupaban la séptima posición entre los problemas que señalaban los ciudadanos, pero ahora mismo son percibidos como el tercer problema más grave del país.
De acuerdo con el reciente sondeo del CIS, son los varones de clase media o alta, con estudios universitarios y que viven en grandes ciudades, los que más señalan a los políticos como problema. Y son las mujeres, sobre todo las pertenecientes a familias de trabajadores sin cualificación, sin estudios y que viven en el medio rural, quienes menos mencionan a los políticos como uno de los tres principales problemas del país. Entonces, las personas más críticas con la clase política son las que tienen más estatus y más poder. En cuanto a la percepción del problema no hay diferencias entre los votantes de la izquierda y los de la derecha, sino que varía por el sexo, los estudios y la residencia urbana de los ciudadanos.
Particularmente pienso que habría que establecer un límite de mandatos a los que disfrutan el poder. No es bueno que haya alcaldes, presidentes de cabildos o de comunidades autónomas con 20 o más años de permanencia en el cargo, es lógico pensar que el nivel de corruptelas crece en tales circunstancias. Y de la misma manera a nivel nacional habría que fijar el límite de dos mandatos a los presidentes.
En algunos lugares de nuestra isla se percibe un fuerte clientelismo de partidos que llevan largos periodos en el mando, y que por tanto han podido construir una tupida red de influencias.
En Los Llanos de Aridane algunos amigos que tradicionalmente han votado opciones de izquierda me han comentado su disposición a votar a una cara nueva como la de Noelia García, porque les genera confianza y predisposición a hacerlo bien independientemente de las siglas políticas a las que representa.
Aunque todavía no se conocen las listas definitivas de las distintas candidaturas, sí parece sano introducir en las listas de las distintas formaciones gente nueva con ilusión y con ganas de hacer las cosas bien. Creo que personas como Jafet Barreto, animador de un fenómeno tan llamativo como la asociación juvenil Alternativa XXI, pueden aportar un aire de renovación en la política municipal. Los partidos no deben ser estructuras monolíticas sino que deben abrirse al relevo generacional, consustancial a toda actividad humana, y deben apoyar a los jóvenes dándoles oportunidad de integrar las listas.
Para la colectividad hay sectores que merecen mayor atención en los distintos municipios, por ejemplo Educación, Cultura, Juventud, Recursos Humanos, Nuevas Tecnologías o Participación Ciudadana. Cara a estos próximos cuatro años son muchos los temas que la isla tiene sobre la mesa: el futuro del plátano, el lanzamiento definitivo del turismo, la innovación agropecuaria, la democratización y extensión del ocio cultural ya que en este capítulo solo el ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma posee instalaciones adecuadas y hace las cosas bien. Además hay que cuidar la movilización ciudadana, las nuevas fórmulas de crecimiento desde el respeto al patrimonio medioambiental. A los partidos les queda ahora una labor ardua: seleccionar con tino y capacidad de innovación los nombres de las personas que integran las respectivas planchas.