Hoy lunes 5 de abril estuve dando un paseo por la tarde por la calle Real. A la altura del ayuntamiento me encontré a una chica cantando con una guitarra para que así le dieran dinero. Lo que me pareció triste es que al lado tenía el carrito de su bebé. La imagen de una persona pidiendo dinero, porque el hecho de que cantara es una excusa para pedir, y usara a su propio hijo a modo de chantaje moral a turistas y demás transeúntes me parece cuanto menos una conducta inapropiada para una madre que cuida de su hijo. Me recordó a escenas de rumanas pidiendo por la calle en las grandes metrópolis peninsulares.