Muchos han comentado aquí el caos en el primer gran espectáculo de la Bajada que iba de motos acrobáticas (no sé muy bien cómo se dice). Por lo visto y pese a contar con 5 años de antelación, los organizadores de la Bajada no buscaron un notario para hacer el seguro hasta las 8 de la tarde de ese día. Bien, unas veces por defecto… y otras por exceso. Ayer salí de la excepcional gala lírica que cerró esta edición de Ópera en el Convento y decidí tomar una cerveza con mi mujer y unos amigos. Cogí el coche en el barco y fui hasta El Puente pensando en entrar por la tierra, pero estaba cerrado el acceso. Di la vuelta por los túneles y fui a entrar a la Tierra por la churrería y también estaba cerrado. Total, que tuve que entrar por el muelle y aparcar dentro. Luego, en la avenida cerrada al tráfico había más policías, ambulancias y protección civil que gente. Sentandos en el césped sólo vi un grupo de jóvenes de los que se suelen sentar ahí todos los días siendo cacheados por las unidades antidisturbios que como no tenían nada que hacer se dedicaron a molestar. En definitiva, un despliegue que parecía las cumbres del G-8… ¡señores, que estamos en La Palma y esta es (era) nuestra fiesta!