cerrar
cerrar
Registrarse
Publicidad
Opinión
Publicidad

40 años de unión entre empolvados y los indianos/ y 2

1981. Unión entre los empolvados y los indianos.

En 1981 el grupo de gobierno del consistorio capitalino estaba formado por una coalición entre el PCE y PSOE. La alcaldía estaba presidida por Antonio Sanjuán (PCE) y la Comisión de Festejos por el socialista Basilio Galván. Este último nos ha manifestado para este trabajo: «Aquello empezó espontáneamente. El Club Náutico nos facilitó los locales, de la hoy avenida de Los Indianos, para el arranque de la cabalgata de indianos. La comisión de fiestas fue repartiendo los tarros de polvos por toda la calle. El primer año éramos muy pocos y al año siguiente se desbordaron todas las previsiones; se acabaron pronto las viandas que ofrecíamos y también los polvos. Nadie en concreto, que recuerde, propuso la unión de la parodia de los indianos y la batalla de polvos. Nació espontáneamente. Tanto el cortejo de indianos como los polvos de talco ya estaban desde hacía muchos años en el Carnaval de Santa Cruz de La Palma, aunque cada uno por su lado. En 1981 se encargó un cartel a Vicente Blanco, en el que ya se hacía constar «batalla de polvos». Me gustaría poder hacer mención de todas y cada una de las personas que participaron en aquellos primeros años de la unión entre el recibimiento de los indianos y la batalla de polvos; recordarlos a todos sería imposible, pero sí estaba la familia Lugo, Galván, Daranas, el grupo caribeño Son Montuno, la Banda San Miguel y otros tantos».

Al mismo tiempo que se ultimaba el contenido al programa del Carnaval de 1981 tenía lugar el Golpe de Estado del 23 de febrero. En ese momento, la incertidumbre se apoderó de los organizadores. El 24 de febrero, Diario de avisos, como toda la prensa nacional y extranjera, abría a toda página con el titular «Fracasó el golpe de Estado». Curiosamente, en este mismo ejemplar del rotativo, se publicaba, en páginas interiores, el cartel del Carnaval de Santa Cruz de La Palma, impreso en Litografía Romero (Santa Cruz de Tenerife).

Todo pasó y se confirmó la democracia en España, y con ella el perseguido Carnaval del franquismo. El hecho del 23 de febrero dio lugar a parodias espontáneas al conocido grito de Antonio Tejero, teniente coronel de la Guardia Civil, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados («¡Todo el mundo al suelo…!»), y algunos indianos cambiaron el pajizo por el tricornio. El clásico sabio «punto» de los palmeros volvía a hacer parodia.

La llamada transición democrática en La Palma fue una época digna de un profundo análisis que abarque todos los campos sociales y económicos. Por suerte, los protagonistas directos del Carnaval, aunque en diferentes opciones políticas, se unieron para trabajar en cualquier cometido. Realmente les unía una profunda amistad. Era una época de ilusión y de mentes preclaras. Nos encontramos a Vicente Blanco, consejero de Cultura del Cabildo Insular por UCD y presidente insular de esta formación política, dibujando el cartel anunciador del Carnaval para la Comisión de Fiestas, bajo la presidencia nata del alcalde comunista Antonio Sanjuán; por delegación de servicios de la Alcaldía, Basilio Galván, del PSOE, presidía la concejalía de Festejos. A ellos se unió la oposición, formada por los independientes de Santiago García Cejas y la UCD, encabezada por Manuel García Rodríguez. En nuestra opinión a esta corporación municipal le debemos un mayor reconocimiento. De su apertura de miras, en momentos políticos muy difíciles, les debemos la implantación de los Indianos.

En nuestra opinión este entendimiento, y no otra cosa, entre las variopintas opciones políticas, refrendadas por el carácter propio de los hijos de Santa Cruz de La Palma, fue el motivo fundamental de la hoy arraigada parodia del Desembarco de los Indianos y la batalla de polvos talcos.

Pasó el Carnaval de 1981 y Diario de avisos publica la crónica final: «Ayer lunes [2 de marzo] tuvo lugar el acto carnavalero de «llegada de los indianos» con un recibimiento de «polvos» que en gran cantidad distribuyó la comisión de fiestas del ayuntamiento de esta capital». Costumbre que por toneladas continúa asumiendo el consistorio municipal en ediciones posteriores.

El programa de actos del año siguiente, 1982, anunciaba para el lunes de Carnaval la Llegada de los Indianos «con su vestimenta característica tocados de pajizos y con los loros en sus hombros. La caravana con acompañamiento de los clásicos familiares se trasladará por las calles de O`Daly y Pérez de Brito hasta la plaza de La Alameda, también durante todo el trayecto tendrá lugar el saludo de los isleños con la «gran batalla de polvos». Verbena popular en la Plaza de España de los «indianos» y comienzo del tradicional «baile de máscaras», según rezaba el Diario de avisos el 12 de febrero.

1981. Fución de empolvados y el cortejo de Indianos

Acertadísima justificación de la incorporación de los viejos y ancestrales polvos de talco o harina del Carnaval palmero, a modo de «saludo de los isleños» a la comitiva de los indianos retornados. No podía ser de otra manera. Recordemos que la máxima expresión de júbilo la expresamos los palmeros empolvándonos, incluso fuera de las fechas de Carnaval.

La primera noticia que conocemos del empleo de polvos en el Carnaval de Santa Cruz de La Palma data del lejano año de 1867. El periódico grancanario El Ómnibus (30 de marzo)  recoge en una crónica sobre el carnaval capitalino: «Todos los juegos se reducen á tirar a las ventanas huevos llenos de harina ó polvos de olor (especie de bombardeo); entrar a las casas a empolvar y bailar».

Esa leyenda repetida erróneamente de la arribada de un barco con harina en mal estado a Santa Cruz de La Palma y posterior utilización en el Carnaval no está documentada y no la damos por cierta.

La costumbre de los “enharinados” era generalizada en el carnaval canario, y en otros lugares fuera del Archipiélago. Lo recoge Viera y Clavijo (1731-1813) en su poema Los Meses y el periódico tinerfeño La Aurora (12 de marzo de 1848), en un artículo titulado Escenas carnavalesca diciendo: “En nuestras islas no hay costumbres peculiares sobre este punto, á no tenerse por tales la de anharinar ó chafarrinarse la cara”. Evidentemente con estos dos ejemplos, hay muchísimos más, vale para contradecir rotundamente la leyenda del barco cargado de “harina estropeada”. Dicho con sorna, pícara y carnavalera: ¿No nos parece muchos barcos desembarcando “harina estropeada” en todos los puertos canarios?

En el carnaval del año siguiente, 1982, concluían las crónicas de la prensa el 23 de febrero de 1982: «se fijó para ayer lunes el pintoresco acto de la «llegada de los indianos» al puerto de Santa Cruz de La Palma, tras un refrigerio con que les saludó el ayuntamiento en el Real Club Náutico de tres a cuatro de la tarde e iniciar seguidamente el recorrido por la población hasta la Plaza de la Alameda, más también durante el trayecto «Gran batalla de polvos». Más tarde tuvo lugar en la Plaza de España «una verbena popular de indianos».

Se estaba consolidando el hoy archiconocido Día de los Indianos, el único carnaval del mundo en el que no hay espectadores, sentados en gradas, y dónde todos somos indianos y a por miles y miles. Han pasado sólo cuatro décadas, 40 años.

Así fue el principio de la hoy indisoluble unión o fusión entre el Desembarco de los Indianos y la batalla de polvos, concebida a modo de saludo de los isleños a los indianos que arribaban a su isla natal luciendo vaporosas vestimentas de colores pastel, propias de las tierras caribeñas.

 Nota: Agradecemos a Acenk Galván Lugo la cesión de las dos interesantes fotografías que ilustran este artículo archivadas en su álbum fotográfico familiar en el año 1981, hace 40 años.

* Cronista Oficial de la ciudad de Los Llanos de Aridane (2002),  miembro de la Academia Canaria de la Lengua (2009) y de la Real Academia Canaria de Bellas Artes San Miguel Arcángel (2009)

Archivado en:

Más información

Publicidad
Comentarios (0)
Publicidad

Últimas noticias

Publicidad

Lo último en blogs

Publicidad