Fallece el viticultor y bodeguero Melquíades Camacho Hernández

Melquíades fue un paradigma de superación personal. Niño de familia numerosa de la posguerra en la autarquía del territorio de la sed y el viento, desde que tuvo la edad del juego de trompos y boliches, cuidaba animales, compraba y vendía productos de esta tierra de secano y trabajos de sol a sol. Mecánico ambulante que arreglaba útiles domésticos a domicilio.
Intento de llegar a la tierra promisoria de Venezuela en un velero clandestino, de nombre San Jorge, que naufragó en La Gomera. Entró legal a La Guaira, pero una serie de adversidades sucesivas lo devolvió a La Palma, a Las Manchas y a las Indias con el apoyo de Esperanza, su esposa, que era hija de un superviviente del Valbanera de la otra emigración. Emprendedor de los remates de los montes del sur para recoger, empacar y transportar el pinillo para envolver las piñas de los plátanos de los guacales. Muchas de las pistas forestales que hoy dan acceso a los montes de la cumbre que ahora llaman de los volcanes, se deben a Melquíades Camacho. La Fuente de Pascual, en lo más alto, bajo el Llano del Agua, que surtía a los exhaustos leñadores, carboneros, o ganaderos de subsistencia, fue anulada por la rotura de los diques provocada por el maldito volcán. Nadie supo dar con la fuente hasta que Melquíades subió en el año 2001 y se reencontró con el lugar de la desaparecida fuente.
Como Federico Simón, que hace cinco años partió hacia la eternidad, Melquíades tenía plataneras para vivir. Su verdadera pasión, sin embargo, fueron los viñedos de este sur de dureza extrema. Nambroque, la fuente, estaba cerca de Pascual. Su Bodega Nambroque fue un homenaje a su propia vida de inquietud personal. Esperanza, Pedro, Gil, Ricardo e Isabel perdieron hoy a un hombre que siempre vivió con ilusiones. DEP