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El artista palmero Tomaso Hernández crea en El Hierro el 'Jardín de la Sabina'

El artista palmero Tomaso Hernández deja su impronta en la isla de El Hierro con la creación de una escultura con forma de sabina, reciclando y reutilizando para ello maderas de los trabajos de limpieza forestal, dotándolo de apariencia real de un ejemplar tan característico de la Isla del Meridiano.

La Corporación herreña asumió el reto de reutilizar y transformar los espacios de los márgenes de la carretera mediante el arte, convirtiéndolos en bienes y espacios de utilidad pública. Con esta obra de Tomaso Hernández, se ha conseguido embellecer uno de los márgenes de la carretera HI-2, en uno de los puntos de mayor tránsito de turistas, de una de las principales vías de entrada y salida a la isla por el puerto de La Estaca.

Tomaso Hernández es uno de los artistas canarios con mayor proyección. En 1996 comienza a trabajar la luz y, sobre todo, la sombra, realizando exposiciones en  las Islas Canarias, Málaga, Lisboa, Madrid, Barcelona, Hannover,  Berlín, Casablanca, entre otros lugares.Y ha asistido a Ferias Internacionales  de arte como Arco, Estampa y la Berliner Liste.

Sus necesidades creativas le van exigiendo formatos cada vez más grandes y pasó del dibujo y la pintura, a la fotografía, y de ahí a las videocreaciones, realizando posteriormente proyecciones de vídeo de gran formato con un carácter de instalación, ocupando todo el espacio expositivo.

La exposición Sombras por el contrario, organizada por el Instituto Cervantes y la Sociedad Canarias en Europa, en la catedral Sacre Coeur de Casablanca, Marruecos, fue un punto de inflexión en su carrera.

De esa experiencia  expositiva realizó una instalación, ocupando todo el interior de la catedral, con el sonido y con las luces. Desde ese momento el artista se vio sin limites, creando fuera de las salas de exposiciones y de los formatos tradicionales.Saliendo a la naturaleza,  a realizar intervenciones de luz, creando un gran cuadro de luz de unos 200 metros,  en la ladera de la montaña de la Caldereta en Santa Cruz de La Palma. Así como la intervención paisajística de integración en la Fuente Santa, en Fuencaliente. Iniciándose así una nueva etapa en su carrera.

Tomaso Hernández llega a la isla de El Hierro para realizar varias intervenciones convirtiendo en atractiva una zona residual, cambiándola por completo, con el Jardín de La Sabina.  También,  creará un reloj de sol en el Mirador de La Estaca, al encontrarse en el lugar una torreta de la luz que interfiere  en la visión del espacio y el paisaje, convirtiendo esta, en el gnomon, que con su sombra marcará la hora. Cambiando el concepto total de la torre y del espacio.

Esta creación, El Jardín de La Sabina, del artísta canario, está pensada como pieza site-specific, que se refiere a un tipo de trabajo artístico específicamente diseñado para una localización en particular, como es el caso, de lo que se desprende una interrelación única con el espacio.

sabina2

La pieza de escultura de la Sabina es la protagonista del jardín y está diseñada a favor del viento y para ser vista contra el cielo limpio, así su silueta elevada en un pedestal creado para la ocasión, hace que se perciba mejor y contraste solamente contra el cielo para que se aprecie su forma más pura. El término site-specific está íntimamente vinculado con el arte instalativo, como una instalación en un sitio específico; y con Land Art, que es una forma de arte contemporáneo en la que se enlazan el paisaje con la obra de arte, utilizando elementos de la naturaleza como material de intervención, que es site-specific casi por definición.

Tomaso Hernández es un enamorado de la isla del Meridiano, realizando muchas visitas desde siempre. Ha realizado los proyectos de ejecución de los miradores de Isora y Las Playas. “Quiero aprovechar para agradecer el encargo por parte de esta corporación, de los dos proyectos del Mirador de Isora y el Mirador de Las Playas, que saldrán a licitación en los próximos meses, cuya ejecución va a seguir el escrupuloso criterio de la reutilización de los materiales del entorno y que será de residuos cero, todo, totalmente integrado con el paisaje.”

Visitas que le han llevado a la zona del sabinar, tardes de paseos interminables observando y estudiando hasta el último detalle la topografía, la flora del entorno y la geología, las Sabinas y su entorno, antes de iniciar el trabajo.

Tomaso contó con la colaboración de los trabajadores del servicio de Carreteras del Cabildo herreño, implicados con el artista en la construcción del jardín y de la Sabina. “Agradezco la colaboración indispensable de todo el equipo de la Consejería de Infraestructuras, Mantenimiento, Obras y Carreteras del Cabildo Insular”, señala el artista.

La escultura tiene un esqueleto metálico al que se le han ido ensamblando maderas procedentes de la limpieza forestal. Se han utilizado materiales reciclados y reutilizados, maderas de sabinas provenientes de limpiezas forestales, que el artista fue ensamblando como un puzzle, creando la forma de la misma.

Ha creado el espacio del jardín siguiendo patrones de la filosofía Zen, piedras y plantas autóctonas, jable (picón), sanjoras (bejeques) y tabaibas mansa o dulce dispuestas de más a menos, para favorecer y centrar la visión de la Sabina milenaria, el árbol doblado por él viento.  Creando un parque nativo, donde poder dar un paseo por un paisaje meditativo, que te lleva a un espacio en desaceleración.

Se ha buscado la armonía del conjunto, con formas simples, que responden a una filosofía creativa, marcada por el integracionismo con el paisaje, la reutilización de los elementos que ofrece la naturaleza y el artista maneja un lema, su concepto. con el que trabaja el autor, la búsqueda de “lo espectacular de la sencillez”.

El artista comenta que “es necesario llegar a lo más profundo, a los detalles, la naturaleza en si es una sucesión de detalles, y hay que perderse en la complejidad de la realidad, para hacer brotar la espectacularidad que encierra lo sencillo”.

En la obra de Tomaso Hernández hay una clara voluntad de trabajar sobre los valores de la austeridad y la reutilización de los materiales del entorno, en una clave que deja muy clara en su utopía particular, que mira a largo plazo hacia la consecución, en último término, de una isla y un archipiélago ecológico.

“Imagínate que el mundo sepa que existen 8 islas con buen clima, que el aire es limpio, con playas, con naturaleza, que se autoabastecen con energías renovables, que la agricultura y la ganadería sean ecológicas y, por tanto, se coma sano. Este y no otro, sería el verdadero futuro al que deberíamos aspirar para nuestras islas, que nos volviésemos ecológicos ante el mundo… Crees que no vendrían turistas ¿?”. Tomaso intenta crear obras de arte en una fusión íntima con el medio ambiente natural.

 

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