La importancia del lenguaje es innegable. El lenguaje es la base de la comunicación del ser humano; permite expresarnos, que nos comprendan y, a su vez, comprender a los demás, dependiendo de cómo lo utilicemos, construimos e interpretamos la realidad de manera diferente. Del 8 al 11 de mayo del presente mes, se celebró en la Villa de Mazo la nueva edición del El Gran Arepazo, el cual consiste en una fiesta en la que participan inmigrantes venezolanos residentes en la isla y todos aquellos palmeros que quieran participar. En la citada fiesta, hay comida, bebidas y música gratis para disfrute de todos los participantes. El Gran Arepazo cuenta con la colaboración del Cabildo insular de La Palma, así como con el apoyo de los alcaldes de Coalición Canaria (CC) de los municipios palmeros. El presidente de la institución, Sergio Rodríguez, así como el alcalde de Mazo, Idafe Hernández, ponen de manifiesto el alto nivel cultural de dicho evento.
Es verdad que la noción de cultura no está del todo clara y, sin embargo, el término se utiliza como si fuese totalmente transparente. Lo que pretendo hacer con estas reflexiones es destacar, en primer lugar, que existen diversas concepciones del término desde el punto de vista de diferentes disciplinas. Es necesario llevar a cabo un análisis conceptual del término cultura y no tanto dar una definición creo que esto, sobre todo en nuestros días, no es posible, porque considero que sería una definición vacía o, mejor dicho, con una aplicación muy reducida, dado que lo que actualmente se nos presenta son culturas híbridas.
Aunque es de justicia la ayuda a los inmigrantes venezolanos, por la deuda contraída históricamente con Venezuela, esta clase de actos, organizados por Coalición Canaria, donde la mayoría de los asistentes, solo van si hay comida, bebida y música, nos crea a los ciudadanos cierta incertidumbre, porque no consideramos que ese evento sea de alto nivel cultural como afirmó el alcalde de la Villa de Mazo. En mi opinión, estos actos censurables, pagados con dinero público y dirigidos a inmigrantes se prestan fácilmente a la manipulación dada las necesidades económicas y materiales de los asistentes; empleando el sentido de la lógica de los valores éticos, podemos afirmar que no se trata de actos de alto nivel cultural.
Una cultura satisface necesidades, cumple deseos y permite realizar fines. Para llevar a cabo esta tarea tiene que cumplir una triple función: a) expresar modos de ver el mundo, emociones y deseos, b) dar sentido a actitudes y comportamientos, de tal manera que integren a los individuos en un todo colectivo y, por último, c) permitir obtener los criterios adecuados para el logro de los fines y valores. Por estas razones, se garantiza en alguna medida conseguir el éxito de las acciones que se buscan. De ahí que, al hablar de cultura, podremos ampliar sus significados con el cambio de los tiempos, pero lo que no se puede aceptar es que a través de las expresiones de nuestros políticos asumamos actos propagandísticos para conseguir votos de los inmigrantes basándose en la cultura.
Durante años, durante siglos, me atrevería a decir, que una persona culta era, sin duda, aquella cuyas referencias emocionales e intelectuales encontraban su acomodo en las páginas de los libros y en los estantes de las bibliotecas. Hoy, tal vez, las tecnologías de la comunicación y la información están modificando conceptos y creencias del pasado. Sin embargo, en mi opinión, el libro, como plasmación de un texto, ya científico-técnico, ya de ficción, ya de información literaria, continuará siendo el pilar básico en el que se asienten las vivencias culturales de los ciudadanos de cualquier tiempo y lugar. El amor al libro y la pasión por la lectura no solo se aprende, sino que se contagia, de la misma manera que la ilusión por la vida o la emoción por el arte.
Esta es la razón porque la verdadera cultura, debe iniciarse con la lectura, desde la infancia. En los niños, precisamente, las conexiones neuronales en su cerebro alcanzan un gran desarrollo en su zona interna, conocida como sistema límbico. Siendo parte de esta zona (la amígdala) donde se producen las emociones. Nuestros políticos deben preocuparse por incentivar la lectura en los niños creando programas educativos y clubes de lecturas destinados a ellos, para que de esta manera desarrollen sus conexiones neuronales y su afición a la lectura, ya que esta es la base de la cultura. En la isla de La Palma, no conozco a ningún ayuntamiento que dedique parte de su presupuesto a incentivar la lectura infantil, creando clubes de lecturas y otras actividades destinadas a ellos. Es más, en algunos pueblos, como en Fuencaliente de La Palma, la biblioteca está cerrada la mayor parte del tiempo. Nuestros gobernantes debían de preocuparse, a través de las escuelas, que los niños y adolescentes sean lectores, abriéndoles espacios que les permitan adentrarse en el universo científico, cultural o literario, preparándolos para la vida y para ejercer su derecho, desde la palabra para actuar como ciudadanos críticos. Sin embargo, al ver la forma de hacer política, ¿podemos creer los ciudadanos, que a nuestros gobernantes les interesa de verdad la cultura?
Al ver y escuchar a ciertos políticos sus infantiles discursos, mítines y declaraciones, sorprende, a poco que se piense, la escasa importancia que conceden a lo que de veras interesa a los ciudadanos y menos aún a su cultura. Ofuscados o cegados por un ansia de poder, no se dan cuenta de que esto es lo contrario de lo que significa “ser elegidos democráticamente” por el pueblo y que a él se deben y no a sus propios intereses. Carecen de aquella necesaria asertividad que se le supone a todo político honesto: esa premisa fundamental, social y comunicativa que conociendo y defendiendo sus propios derechos y valores, respeta también a los de los demás. Perder el respeto al otro, es perderse el respeto a sí mismo. Hablar de forma asertiva no transforma su mensaje en la única verdad, pero sí que lo transforma en su verdad.
*Antonio Lorenzo Hernández, Catedrático de Fisiología Animal-Universidad de La Laguna.
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Ceferino
En este apartado de El Apurón se abre una ventana a la participación ciudadana para pular la realidad de la isla. Es de agradecer que El Apurón, convertido de facto en el Boletín Oficial del pueblo palmero, haya creado este canal de participación, porque el futuro lo construimos entre todos en el grado que corresponda a cada uno. No solo resulta interesante el artículo de opinión sino también lo comentarios de los lectores. Le doy las gracia a Galva por su acertado comentario. Verdaderamente se podrían poner muchos ejemplos similares al que señala Vd., pero hay que ser comprensivos porque de una piedra pómez no se puede sacar agua y donde no nace no crece. El problema endémico de la partitocracia conlleva estas desviaciones. Si los elegidos dependieran directamente de sus votantes, como ocurre en algunos países, y no de la oligarquía del partido que lo pone, estarían al frente de las instituciones personas competentes en el cargo que ocupan. Gracias a Tibucio porque desconocía el dato del coste de lo 90.000 euros, si es cierto. De Dª Nieves queda patente su compromiso constructivo y desinteresado. Igualmente, muy acertado y valiente el comentario de Dª Margarita. Gracias a El Apurón.
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MARGARITA TORRES
El uso del dinero público para los arepazos, las fiestas, los fiestorros, el vino y las castañas, las paellas, las orquestas y otros tantos ejemplos de ofrecimientos gratis dirigidos o bien a determinados sectores de la sociedad o bien al pueblo en general, son una auténtica vergüenza.
El dinero del contribuyente tiene que repercutir en el beneficio económico y cultural del pueblo.
El dinero del contribuyente no tiene como finalidad llenar los estómagos con comidas y disfrutar de fiestas gratis.
El dinero del contribuyente no está para usarlo con fines electoralistas por parte de los propios partidos que están en el gobierno tanto insulares como municipales.
El dinero del contribuyente no se destina a fiestas que esconden detrás verdaderos mítines políticos electoralistas.
Menos fiestorras y más servicios públicos.
Muchas gracias de nuevo a Antonio Lorenzo por plasmar una realidad tan patente como patética en nuestra sociedad.
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GALVA
Es la tendencia…
Yordan es edil de cultura en Tazacorte ; y cree que Dostoiesky es un miltar ruso, y Victor Hugo es un colega de orquesta pachangera.
Diselo a Vicente, que saco el Festival de las culturas NOSEQUE: QUIERE DECIR…CHAMO RETORNADO Y ANALOGOS; YO OS PROTEJO.
Eñ Gran arepazo es una variante de LA GRAN MATAZON.
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Ceferino
Estoy de acuerdo con el autor del artículo de que el gran arepazo no es propiamente cultura. Creo que es una forma más de clientelismo político. Ante las enormes carencias básicas en innumerables aspectos de la vida cotidiana de tantos palmeros, el cuantioso gasto de los arepazos se califica por sí mismo. No dejaría de ser una mera anécdota si no estuviera pagado con dinero de los impuestos, que por otra parte es limitado.
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Nieves Martin
Muchas felicidades al autor del artículo por sus acertadas palabras, que nacen de un desinteresado compromiso personal por buscar lo mejor para La Palma. Creo que su artículo no está mediatizado por intereses personales adquiridos en contra o a favor de ningún partido político, o por el voto cautivo del clientelismo político, tan ancestral y habitual en nuestra tierra, sino de la plena libertad de un palmero libre pensante que ve con pesar que La Palma ha caído últimamente –según datos oficiales institucionales- al penúltimo lugar del ránking económico de las Islas Canarias. En La Palma se hacen cosas positivas ciertamente cada día, convenientemente publicitadas, y esto nadie lo duda, pero La Palma está estancada por gastos innecesarios que no llevan a ninguna parte. Por esto, entre otras razones, bienvenido su artículo. En La Palma, como en cualquier otro lugar, no sobran voces de personas de bien, aunque algunos desearían el discurso único imperante, y por ello intentan descalificar sin razones de fondo, e incluso desde las mismas Instituciones, a los ciudadanos que muestran con sus opiniones otra cara de la moneda, que por ser real se debería tener en cuenta si realmente queremos que nuestro pueblo avance de verdad más allá de intereses personales que defender, porque si La Palma progresa progresaremos todos y si se hunde nos hundiremos todos. Por consiguiente, creo que el dinero de los contribuyentes palmeros debería ser bien invertido y este tipo de eventos son más bien un derroche que no repercute en un beneficio económico, cultural o social de la isla. En mi opinión, el clientelismo político pagado con dinero público no es cultura sino caciquismo propio de épocas pasadas. No creo que esta debe ser la apuesta de futuro de un partido político para La Palma. A propósito de este gran arepazo, u otros eventos similares, me viene a la cabeza irremediablemente la idea “al pueblo pan y circo”. Esta frase, tan actual hoy en día, se remonta al poeta satírico latino Juvenal en s. I d.C., que lo dijo sobre su ciudad de Roma a la que tanto amaba.
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tirbucio
Y 90.000euros que puso el Cabildo y a saber lo que pondría en ayuntamiento. Más que un acto cultural fue un mitin de Coalición Canaria pagado por todos los palmeros.
Esperando estoy a ver que hacen por el día de Canarias.
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