Vecinos de Puerto Naos y La Bombilla plantean movilizarse ante el desalojo que sufren por los gases

¡A ver, Bayfito, empleé con usted la ironía! Si llegó a ser sarcasmo, le pido disculpas. REVOLCA tiene parte de razón, pues esa noticia de ese pseudodiario no tiene credibilidad alguna: ni hay prueba de presuntos infractores por parte de la policía ni registro de entrada en el Centro de Salud de Los Llanos de Aridane o en el Hospital General de La Palma (es una moralina simplona, como el cuento de Caperucita Roja). Dicho esto, yo jamás he dudado del riesgo de vivir ahora mismo en Puerto Naos. Parte de lo que afirma REVOLCA es cierto, aunque hay otras teorías que apuntan a que en la zona del colegio ya había gases peligrosos antes de la última erupción volcánica (había algún resto raro del Volcán de San Juan). No soy científico y tampoco especialista en el tema. Soy alguien que trata de informarse sobre su tierra, aunque por motivos de trabajo no resida en ella.
En cuanto a mi burla sobre el lenguaje inclusivo, soy uno de los que pienso que la izquierda se equivoca con esta lucha feminista-hembrista, dejando de lado problemas reales que afectan a la desigualdad económica y social. Es muy fácil desmontar a todo ese marxismo cultural que trata de romper desde dentro. La estúpida neolengua ya aparece satirizada en películas de finales de los años setenta como “La vida de Brian” (https://www.youtube.com/watch?v=pZNcIEmCBP8 ). Estamos en el siglo XXI y nos aparecen tarados que “se sienten” delfines (se implantan aletas en sus orejas), que afirman que los gallos violan a las gallinas o que una semana quieren que los llamen Julia, la siguiente Julio y al mes siguiente Julia otra vez.
A la garrapata social que va de casa en casa como los Testigos de Jehová (gente que no merece mi respeto por no permitir transfusiones de sangre) no merece la pena ni contestarle. Durante el periodo vacacional que estuve en mi pueblo pude reafirmarme de mi pensamiento sobre esa carga económica que roba de nuestros impuestos: forman parte de esa burocracia que acabó con el sistema comunista soviético. Todas esas pseudocarreras universitarias deforman a gandules que pastan en nuestros presupuestos económicos cuando les regalan sus titulaciones. ¡Menos trabajadores sociales, pedabobos o psicopedabobos…y más agricultores para plantar trigo, cebada o millo en las abandonadas medianías de Los LLanos, por poner un ejemplo!