El pasado viernes me desperté con la agradable noticia de que Flo Morrisey y Matthew E. White habían unido sus caminos artísticos. Estrenaron un disco de versiones. Le di al play con bastante curiosidad. (La imagen es la carátula del álbum, se llama Gentlewoman, Ruby Man).
El disco se abre con esta pieza.
Desde un principio la sensación fue de, Wow! La producción es excelente, ambas voces se complementan perfectamente y todo está recubierto por la pátina del buen gusto.
El corte 6, Grease, me parece una brutalidad de versión.
¿Qué se le pide a una buena versión? Que respire por si misma, que tenga personalidad propia, que destile creatividad. A fe que Flo y Matthew lo han conseguido. Deforman clásicos hasta convertirlos en en algo diferente y fascinante. Alguna canción no la conoce ni su padre. Han arriesgado e innovado, de eso se trata, y han acertado de pleno.
Otra buena versión, Sunday Morning, de la Velvet.
La selección de canciones es muy buena, y ecléctica, pasando desde la Velvet Underground, los Bee Gees, Leonard Cohen o Frank Ocean.
Looking For You, de Nino Ferrer.
Todo el disco es en este plan. No tiene desperdicio, posee gancho y es delicioso, una revisión que aporta a la música y se hace disfrutar.
Además, hay algo en esta unión que recuerda a los grandes dúos de los años 60 y 70, es retrotraerse a otra época, pero refrescado y contemporáneo.
A Flo la conocía desde hace un par de años, cuando sacó hasta la fecha su único álbum en solitario. Me gusta su voz y estilo. Este vídeo me parece significativo, aquí me di cuenta que es una artista con un talento especial. Primero a la guitarra y luego al piano, interpretando sus propias canciones.
A Matthew lo conocía porque tiene una productora en Richmond, Virginia, de donde es nativo, al igual que Natalie Prass, a quien le produjo su primer álbum (algunos recordaréis el artículo). También es músico, ha sacado buenos discos. Se puede decir que ha creado un sonido, trabaja con calma y mete instrumentación clásica en sus trabajos, sin obviar las nuevas tecnologías. Tarda más tiempo que otras productoras en sacar material pero lo que sale es artesanal, de alta calidad.
Me congratula que haya sabido ver el potencial de Flo, eso también tiene mérito. Hay que tener ojo e intuición. La fusión resulta, artistas diferentes pero que se compenetran, no siempre ocurre pero en este caso brota la chispa de la magia.
Ya tenemos algunas piezas en directo gracias a la WFTV de Nueva York, subidos ayer domingo.
La voz de Flo es hermosa, la de Matthew también está guapa, es sólida y elegante, el contrapunto perfecto, Flo es un gorrión cantando.
Me despido con un vídeo donde se ve el trabajo previo al lanzamiento del disco.
PedroLuis
Miguel, gracias por tu generosidad, al evaluar la lección anterior. Me sentí tan feliz con tu apreciación, que ni por un momento pensé: “eso se lo dices a todas”.
Ahora, con tus mismas buenas artes, nos persuades de que esta Pareja es un prodigio. La escucho con atención de profano y concluyo: pues sí, tienen su cosa… Les voy cogiendo el tranquillo y donde más me gustan es en el vídeo en directo.
Contento con mí progreso, me decido a escribir el comentario de mi vida, para celebrar tu magisterio y anotar mis ignorancias… Y, entonces: Leo a don Pevalqui… y, por fortuna, escucho la afinada voz de Flo que me susurra: “cállate Pedro, no hagas más el ridículo”.
En fin, los que saben, saben. Gracias a ambos por compartir conocimiento y pasión. Y no te desanimes Miguel, pues al menos somos voluntariosos. En la enseñanza, uno se tropieza con “materiales diversos”.
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pevalqui
Continuamos con nuestro aprendizaje a través de nuestro José Ramón Pardo palmero, como me gusta también llamarte (si no te importa), por el amplio conocimiento que tienes de las nuevas tendencias musicales, y esa manera tan simple, didáctica y refrescante de explicarla. De comentarla. Siempre apoyado en estupendos videos sacados “de la nada! Al menos para un profano como yo en esas lides.
Además lo haces con mucho acierto. Fíjate Miguel, que incluso hay acordes, sonidos de Mathew y Flo que me recuerdan a determinadas canciones del “White Album” de Los Beatles.
Lo de la versión de Grease, al principio te quedas un poco descolocado. Acostumbrado a escucharlo por la única rubia que me volvía loco, Olivia Newton Jones. Pero luego te vas adentrando, y te deja un buen sabor. Diferente y agradable. Y no deja de ser complicado. Buen “empaste” de voces, que dicen los clásicos eruditos del bel canto.
Por cierto tengo para mí, que ya nos mostraste en alguna ocasión a Flo. Esa chica etérea que parece languidecer, de la cuando dices que “canta como los gorriones”, nos dejas el encanto de Claudio Baglioni, con su “Sabato pomeriggio” con aquel “gorrioncito qué melancolía” (en español) https://youtu.be/BnScRJv5nIQ . Prefiero la versión italiana. Incluso creo que el video casero en el que ella toca la guitarra cómodamente sentada en el sofá, lo colgaste en una ocasión. Sí así fue, bien merece la pena repetirlo. Añadiría que canta como los ángeles.
Juntos componen ese tipo de música siguiendo tú argumentación, con muchas reminiscencias de aquella que frecuentábamos a finales de los setenta para escuchar en los pubs a media luz y tomando un vodka limón o un gin tonic, armonizando la charla. Salías una vez concluido aquel espacio de intimidad, con buen rollete. Y a gusto.
En Gentlewoman and Ruby man, llama la atención cuando Matthew al comienzo y en una breve charla, le pide a Flo que le crea cuando le expresa que es una canción propia, suya. La persuade de tal manera que la chica le pida que “vuelva a ella”.
Matthew tiene la semblanza de uno de los solistas del grupo América (supongo que los recordarás). Nos dejaron una serie de canciones inolvidables que se convirtieron en “clásicos”, como “Ventura Highway” https://youtu.be/cQCjHC0m54E ¡Qué hermosa canción! ¡Qué letra más creativa! La hubiera firmado el mismísimo John Lennon. O “A horse with no name” https://youtu.be/Tm4BrZjY_Sg Otra maravilla.
Tenía un buen amigo. El mejor por aquella época. El muy jodio (por la sana envidia que le tenía), con aquella cara de buen chico y candidez en la mirada, se llevaba las pibillas al huerto con su guitarrita, acompañado como único atuendo, de un cordoncito de piel anudado alrededor de su cuello, del que pendía una medalla. Las cantaba y las tocaba como si fuera José Luis Perales (cambiando el terno con corbata por un pantalón vaquero y un polo de cuello redondo). ¡Vaya pasada! Aquellos inicios en la siempre dura pero emocionante asignatura de la vida. Y del amor.
Estimado amigo siempre un placer intercambiar opiniones a modo de aprendizaje personal. Evocar recuerdos. Ensamblarlos. Revivir gracias a tu instinto musical.
Hasta luego.
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