Si tomamos el 23 de febrero de 1981 como el clímax dentro del convulso y delicado proceso de transición que siguió al régimen de Franco, la larga, intensa y desdichada jornada de ayer supone el punto final a treinta y seis años, ocho meses y doscientos setenta y cuatro días de convivencia más o menos pacífica y de democracia representativa.
El simulacro de consulta, grosero, insultante y obscenamente ilegal, perpetrado por una parte de las fuerzas políticas catalanas, con la vergonzosa pasividad del gobierno del estado español, que sólo en el último instante y cuando el fraude era ya una estafa consumada decidió enviar un contingente de efectivos de cuerpos y fuerzas de seguridad que hoy son objeto de escarnio y desaprobación por una opinión pública internacional tan confusa como pésimamente informada, no sólo ha puesto a dicha comunidad autónoma frente al abismo de una inminente secesión injustificada, absurda y paleta (para satisfacción de sagas de convictos ex honorables, de republicanos ingenuos, canallas de diverso pelaje, estalinistas de nuevo cuño, jacobinos de sifón y masas de enfebrecidos adolescentes, criados en la fe ignorante y manipuladora del nacionalismo más rancio y pueblerino), sino que a los demás, a los que todavía creemos en la supervivencia de un estado social y democrático de derecho, sin otra patria común e indivisible que la libertad, la justicia, la igualdad y el sentido común, no nos deja otra opción que reclamar la disolución de las Cortes (previa aprobación de los presupuestos generales para el próximo año) y la convocatoria de elecciones para una nueva legislatura constituyente que, desde el consenso y por mandato popular, reformule, con otros interlocutores a ambos lados de la mesa, las reglas del juego y así evite la destrucción de un país con más de quinientos años de historia.
canariof
Artículo valiente y necesario en estos tiempos tan opacos.
Puedo subscribirlo casi en su totalidad, con alguna puntualización. Esos cuerpos de seguridad son objeto de escarnio por una actuación desmedida y contraproducente. Solo sirvió para avivar la causa separatista. No fue su culpa, ellos se limitan a cumplir órdenes, pero el responsable de esas órdenes tendría que asumir esa responsabilidad, cosa que no ha hecho, ni siquiera hemos oído un atisbo de disculpa por parte del gobierno.
En segundo lugar la solución no creo que pase por nuevas elecciones aquí y allá, en ellas volverían a ganar los que nos han llevado a este delirio, reforzando sus resultados.
Incluso con otras caras, las mismas propuestas sin salida.
Ahora lo que se atisba como probable, ojalá me equivoque, es la DIU unilateral, la aplicación del 155 como respuesta, y como resultado el caos más absoluto.
Como leí hoy en un tuit:” ha sido desenterrar a Dalí y volverse todo surrealista”.
Un saludo.
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