"Sé que la alegría de un triunfo en un partido dura cinco minutos, después hay un vacío enorme y grandísimo. Y una soledad indescriptible […] No permitan que el fracaso les deteriore la autoestima. Cuando ganas, el mensaje de admiración es tan confuso, te estimula tanto el amor hacia uno mismo y eso deforma tanto. Y cuando pierdes, sucede todo lo contrario. Hay una tendencia morbosa a desprestigiarte, a ofenderte, sólo porque perdiste. En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados"
Marcelo Bielsa
"Hay tres cosas importantes en mi vida: Dios, la familia y el Atlético de Madrid"
Luis Amaranto Perea
La misma noche en que el Atlético de Madrid había vuelto a ocupar (aunque sólo fuese por unas horas) el protagonismo y su estatus de club grande dentro del fútbol español, sacándose de encima con un señor partido (y una competición impecable) todo el polvo y las telarañas de la mediocridad, del victimismo y de la autofagia que lo recubren, como la mala hierba, desde incluso antes de su descenso a la Segunda División, en las postrimerías del pasado siglo, los orates de los cenáculos telebalompédicos de este país, sumido en la más profunda depresión moral que uno recuerda, fieles a los dictados de su mísera condición de siervos y aduladores, revivieron en su piel de altavoz moudridista o culé el rol que, según la leyenda, el mismísimo Julio César otorgaba a uno de sus criados, para recordarle, en sus momentos de exaltación o júbilo por una victoria, que, amo, vos también sois mortal y la gloria, por suprema que resulte, es efímera.
Mientras miles de aficionados (la inmensa mayoría, sensatos padres y madres de familia, acompañados por su prole) eran privados de una celebración nocturna de la que se habían hecho dignos merecedores, después de soportar con fe increíble y paciencia admirable infinidad de desprecios y humillaciones, y eran maltratados como si se tratase de una turbamulta de brutos y alborotadores, desde los medios de comunicación se lanzaba un claro mensaje de advertencia: esta alegría desbordada (y plenamente justificada) esconde un caramelo envenenado y si este mismo equipo, que hoy ha vencido con oficio y autoridad al conjunto revelación de la temporada, no consigue el domingo una plaza para disputar la Liga de Campeones, el próximo año tendrá que desprenderse de sus principales estrellas. De inmediato, a los predicadores de las dos únicas ideologías monoteístas en que parece resumirse el fútbol patrio empezó a hacérseles la boca agua, al tiempo que se frotaban las manos con una ansiedad pletórica, casi lujuriosa.
En el Atlético, sus gestores llevan veinticinco años cayendo una y otra vez en los mismos errores sin responder por ello y, no contentos con el daño causado a la entidad, recurren ahora al sobajado axioma de la recesión y el ajuste presupuestario para justificar la enésima reestructuración de la plantilla. Porque, no olviden, entre los once jugadores que el pasado miércoles saltaron al césped del Estadio Nacional de Bucarest ni uno solo estuvo hace dos años en la final de la misma competición, disputada en Hamburgo.
A pesar de su éxito en el campo de juego (que hay que apuntar, sobre todo, en el debe de su entrenador: serio, decidido, valiente, enérgico y temperamental), al Atleti, como al PP, no le salen las cuentas. Y, en ambos casos, esto ocurre debido a que los dos arrastran una pesadísima herencia (de despilfarro y lamentables equivocaciones) y a que sus respectivos mandatarios (que son quienes deben tomar en última instancia las decisiones) pecan de una idéntica falta de coraje y, de lo que es peor, de una casi total ausencia de principios.
Como les dijo Marcelo Bielsa, en una charla, a los estudiantes del mismo instituto en el que él cursó el bachillerato: "En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados".
Celia
Ainara, como has crecido desde la ultima foto! la de los ojos grandes que ilumina a los lectores del Apuron, que guapa eres, por lo que veo debe ser genetico, claro!
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jacarrillo
Estimad@ Enanapatuda: Usted sabe perfectamente que ese alguien que con tanto tino menciona también se encontraba allí, en espíritu y de corazón.
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ENANAPATUDA
Ahí falta alguien, pero estaba limpiando jaulas…
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pevalqui
Una final victoriosa de la Europa League, antigua UEFA y Copa de Ferias, nunca puede ser una victoria amarga con un equipo totalmente renovado.
Loable sentimiento el tuyo, José Amaro. Aunque debes saber que por encima de unos colores están unos jugadores, unos intereses individuales. Ya el fútbol no tiene el romanticismo que se le atribuía antaño. Y Julio Cesar Iglesias, aparte de gran periodista, raulista y madridista converso cumplió con su rol. Hay otros mucho más patéticos como Tomás Roncero, aficionado exhaltado madridista apuntado a periodista.
Saludos cordiales…
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cucudrulu
La victoria empieza a ser amarga cuando previamente a ésta, se dejan puntos vitales para aspirar a logros mayores ante equipos infinitamente menores en prestigio y presupuesto. Recuérdese al Betis, Zaragoza, Real Sociedad, Levante o al mismísimo Sporting. Esos puntos nos hubiesen hechos más grandes.
La plantilla, confeccionada deprisa y corriendo a principios de la actual temporada, no fue tan mala como se pensaba. Se perdió media temporada en sus inicios pero también es cierto que se perdió la otra media en su final. ¿Culpables? Pues todos y nadie. Es lo que hay. Y lo que hay son dos clubes con presupuestos inalcanzables, con otra estructura deportiva y económica contra los que, desafortunadamente, no podemos luchar.
Eso si, es lamentable que año tras año la diferencia de puntos entre el campeón y nuestro Atleti ronde o supere los cuarenta. Bochornoso para los atléticos y sonrojante para el resto de participantes en una competición que el periodismo deportivo fanático denomina la mejor liga del mundo.
Saludos José Amaro, siempre es un placer leerte. Espero que la S.D Tenisca nos brinde una dulce victoria final en la fase de ascenso.
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jlima
Esta foto es la imagen de la verdadera esencia del fútbol: sentimientos, pasión, autenticidad, humildad, hermandad…. Un gran equipo.
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Unoqueyaemigro
Anoche hice aquí un comentario que no ha subido, muy elogioso pero con un error bastante torpe por mi parte:
Los méritos del entrenador están bien en el debe, que es el lado de los activos.
Falta de uso de los libros de siempre, por culpa de los ordenadores.
Menos mal que esta mañana de repente me ha venido a la cabeza.
En fin, espero que nadie me lo tenga en cuenta.
Gracias de nuevo.
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Unoqueyaemigro
Señor José Amaro, muchas gracias.
Soy poco futbolero pero me ha parecido fantástico.
Voy a aprovechar para recomendar dos libros estupendos sobre este deporte, por si a alguien le interesan, y así fomentamos la lectura.
– Historias del Calcio, de Enric González
– El Fútbol a Sol y Sombra, de Eduardo Galeano (a alguien que haya seguido mis comentarios por aquí igual le sorprende un poco que haya leído y que recomiende un libro de Galeano pero lo cortés no quita lo valiente)
Lo cierto es que me los ha recordado. Supongo que esto se lo puede tomar usted como un cumplido.
Creo que puedo aportar dos cosas:
Parece que la leyenda es cierta, y era costumbre en todos los triunfos (así se llamaban los desfiles triunfales que se hacían en Roma para celebrar las victorias militares más importantes) que un esclavo o sirviente se situara detrás del general victorioso y de vez en cuando le dijera al oído “Memento mori!” (¡recuerda que morirás!) o bien “Respice post te! Hominem te esse memento! Memento mori!” (¡Mira detrás de ti! ¡Recuerda que eres un hombre! ¡Recuerda que morirás!), según versiones.
El éxito en el campo de juego, mejor se lo quitamos al entrenador del debe y se lo apuntamos en el haber.
Saludos cordiales.
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PedroLuis
Trufado por oscuros intereses crematísticos, nacionales e internacionales, el fútbol ha perdido la esencia del deporte: determina en exceso el presupuesto, hasta el extremo de convertirse en mejores los más ricos y eso, como mínimo, inevitablemente resta "nobleza a los recursos utilizados".
Y aún así permanece la ilusión y la afición que brinda por la nobleza (blanca) y el coraje (rojo), llevando flores a la Morenita. Enhorabuena.
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