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El callejón
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Cuarenta años en noventa minutos

A mi padre, que, entre muuuchas cosas buenas, nos legó a mi hermano Míguel y a mí la afición al Tenisca

Está a punto de echar el telón una temporada futbolística que empezó, allá por el 15 de agosto, en la capital estona, con las mejores expectativas posibles: en un partido memorable, el Atlético se desquitó de sus muchos reveses continentales contra el Panathinaikos (acaso el club deportivo más odioso que existe sobre la faz de este planeta) en el que ha sido el mejor encuentro disputado por un elenco de estupendos jugadores que, a lo largo de los ocho meses posteriores, han resultado ser un pálido (cuando no grotesco) sucedáneo de sí mismos.

Una vez obtenido el subcampeonato en una Liga descafeinada, monótona y que envuelve a sus presuntos competidores bajo el halo de un falso prestigio, que no es sino la mediocridad vendida a precio de diamantes a las multimillonarias audiencias televisivas del mercado chino (como quedó demostrado en Anfield Road), emprendimos esta postrera semana con las funestas sombras que dejó el derbi disputado, en el Silvestre Carrillo, entre los locales y la Sociedad Deportiva Tenisca.

La previsible y hasta cierto punto inevitable derrota del decano del fútbol palmero lo coloca ante una complicada tesitura: si este domingo, a partir de las doce del mediodía, no es capaz de imponerse al Unión Sur Yaiza (una entidad conejera fundada en 1983) pondrá fin, doloroso y tristísimo colofón, a cuatro décadas de permanencia ininterrumpida en la Tercera División, logro que no ha conseguido ningún otro club ni en el Archipiélago ni en territorio peninsular.

De hecho, por uno de esos caprichosos (y hasta crueles) designios del destino, el pasado 1 de abril se cumplieron cuarenta años del ascenso a categoría nacional. En aquella remota tarde, el Tenisca derrotó en su feudo de Bajamar al Puerto Cruz y emprendió una impecable trayectoria dentro del nivel más modesto del balompié profesional, que incluye un campeonato regional (en 2005), cerca de una decena de intentos frustrados de ascenso a Segunda B (el último data de 2016), una eliminatoria de Copa del Rey ante el Real Club Celta de Vigo (que se presentó entonces en el Virgen de Las Nieves como líder provisional de la Primera División) y dos títulos de la Copa Heliodoro Rodríguez López.

Sin embargo, todos esos recuerdos se perderán como lágrimas en la lluvia si mañana los tres puntos no se quedan en Mirca. Será cuando diremos adiós a cuarenta años maravillosos que, tanto para lo bueno como para lo malo, jamás volverán.

Que gane el mejor.

Pero que esta vez sea el Tenisca, por favor.

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