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El callejón
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El Príncipe y la Corinna

Divertidísimo sketch perpetrado por los humoristas José Mota y Josema Yuste hace siete años, cuando la triste realidad que aquí caricaturizan con gran ingenio apenas era una tibia sombra de la terrorífica pesadilla con la que convivimos a diario.

"¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro orden está levantado sobre arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror asomará en vuestros rostros al oírle anunciar con todas sus trompetas: ¡Yo fui, yo soy, yo seré!"

Rosa Luxemburgo, 1919

Las venéreas torpezas de su majestad no pasarían de ser simple carnaza para los corrillos de comadres desocupadas que, en los platós de Telecinco, se organizan en torno a un cadáver tan regio como exquisito, no tendrían mayor trascendencia para la Historia de este desdichado país que el cortocircuito sucesorio que está a punto de producirse por la negativa del propio monarca a pasar el testigo a su hijo varón (como ya recomiendan hasta los cortesanos más recalcitrantes) y carecerían de otro interés político que la inútil constatación de que, a estas alturas del siglo XXI, la corona resulta una institución casi tan anacrónica y corrupta como el certamen de Miss España, de no ser porque, para la más profunda rabia, consternación y vergüenza de quien esto escribe, a partir de este lunes, en la hora del recreo, voluntariamente, los profesores del centro de enseñanza pública en el cual trabajo procederán al reparto de desayunos gratuitos, distribuidos por la Cruz Roja, entre la treintena de alumnos que no tienen ni un mendrugo que echarse a la boca.

¿Hemos recorrido setenta y cinco años para esto? ¿Para volver a los comedores del Auxilio Social y a la ayuda del amigo americano?

Mientras tanto, esta semana hubo verdaderas peleas en la cámara regional porque sus señorías se disputaban a brazo partido tarjetas de descuento cedidas por la compañía Repsol.

No sé ustedes, pero hasta aquí llegué. Se acabó. Hace falta una auténtica rebelión cívica: organizada, no violenta, al margen de las siglas (y de los aparatos que ya todos conocemos y de los que estamos más que hartos) y que demande con urgencia la convocatoria de unas Cortes Constituyentes que sirvan para atacar la terrible hemorragia gangrenosa de un estado que ni es social, ni es democrático, ni se ajusta al derecho.

Que alguien honrado, con prestigio, decente y con ganas de cambiar las cosas dé un paso al frente, por favor. Prometo seguirle hasta el final. Aunque sea del Madrid o del Mensajero.

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