“Es un médico muy bueno: fue el que curó a mi marido cuando se murió”
Miguel Mihura, Melocotón en almíbar
El SARS-CoV-2 ya está aquí y nadie sabe cómo ha sido. Ni cómo se originó, ni cómo mutó, ni en qué animal se hospedó, ni nada de nada. O lo que es lo mismo: se trata de un virus perfectamente identificado, con una sintomatología concreta y una población de riesgo determinada, pero frente al que las autoridades sanitarias (y, a continuación, las políticas) mantienen una actitud cuando menos equívoca o heterogénea. O sea: igual que cuando a usted se le presentan signos de padecer algún trastorno indefinible y se ve obligado a acudir a media docena de especialistas distintos, un curandero en Valleseco, una echadora de cartas de Taco y un santero cubano y, al final, después de dejarse la salud y la cartera yendo de un sitio para otro, le diagnostican un paquetito (inocente eufemismo empleado por mi madre cuando hace treinta años la gente se moría de una enfermedad incurable) sin remite y sin posibilidad de devolución.
Es verdad que en pleno siglo XXI la ciencia médica ha avanzado una barbaridad, a la par, por cierto, de los descubrimientos y, sobre todo, de los dividendos obtenidos por la industria farmacéutica, acaso uno de los negocios más rentables y de ganancias más obscenas que nutren a la economía de mercado.
No obstante, a la vista de las fatales consecuencias financieras que esta nueva pandemia empieza a ocasionar en zonas geográficas y demográficas tan precarias y sensibles como la nuestra (en la que dependemos de las importaciones de turistas muchísimo más que de las de turismos), habrá que ir pensando en otras estrategias que la cuarentena, la alarma y el caos (des)informativo, ya que, de prolongarse la psicosis durante otro par de meses, en Canarias, al igual que en otros destinos vacacionales, pasaremos de sonarnos los mocos a comérnoslos con verdadera fruición.
spica
Y con mojo picón, no habrá otra cosa, excepcion hecha – claro está – de políticos en cantidad, pero estos como siempre los estómagos los tendrán llenos. Saludos.
Leer más