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El callejón
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Oda honda a Ruberingrado (desde fuera de Majadahonda)

Ya escribí sobre el tiempo y sobre la pena,

describí el lucro y su metal dorado,

ya escribí sobre el impudor y la cuarentena,

ahora escribo sobre Ruberingrado.

Ya la ATS guardó con su pañuelo

el rayo de tanto dolor indignado,

ahora mi ánimo está por el suelo,

en el sotal y la luz de Ruberingrado.

Yo toqué con mis guantes la mascarilla

del galeno verde y abochornado:

ahora escucho el parte de Villa

naciendo con el sol de Ruberingrado.

Yo sé que el ex juez depuesto,

como un príncipe repudiado,

depone su dolor, indispuesto,

en su alcoba real de Ruberingrado.

Yo pongo el alma mía donde quiero.

Y me nutro de papel gastado

adobado de tinta y humor negro.

Nací para cantar a Ruberingrado.

Mi voz está con tus grandes pacientes,

con tus bellos muros enjalbegados,

tus otrora enfermos y hoy milagros vivientes,

admirándote, bastión invicto, Ruberingrado.

Ahora miles de convalecientes

perecen fuera de tus exclusivos reservados

y sanitarios indefensos combaten a la serpiente

invisible que te cerca de lejos, Ruberingrado.

China nos envía material caducado,

la población en masa cae infectada

y las lágrimas brotan recién secadas.

Y ahí sigues en pie, sola, Ruberingrado.

Y hasta el príncipe de Inglaterra,

que con sus orejas sobrevuela el mar huracanado,

ha hincado su regia napia en tierra,

tan ajeno a ti, Ruberingrado.

Hoy, para vergüenza de los ineptos,

ya son miles los enterrados

y se hacinan las morgues de muertos

y ninguno procede de ti, Ruberingrado.

Tu orgullo de cemento construido,

tu techo por virus amenazado,

baluarte de médicos bien pertrechados,

tú, frontera sombría, Ruberingrado.

Tú, patria de hoces, martillos y coronas,

la sangre de tu esplendor confinado,

mientras el timonel Sánchez se desmorona,

eres aliento, eres hado, Ruberingrado.

Las condecoraciones que tus altas

han puesto sobre el pecho traspasado

de esta tierra que oh, Dios, maltratas,

nos dan la vida, la fe, Ruberingrado.

La esperanza rotunda que traes

al corazón del hombre acojonado

con el brillo rojo de los titanes

salidos de tus puertas, Ruberingrado.

La ilusión que languidece en los jardines,

como la flor del árbol resecado,

la pantalla apagada de los cines,

admiran tu ígneo haz, Ruberingrado.

La curva que no baja de su altura,

los hospitales públicos ensangrentados,

los detractores de tu mercenaria cura

son hoy los hijos de tu piel, Ruberingrado.

Las águilas ardientes de tus bancos,

el vil metal que a tu alma ha amamantado,

el eco de las lágrimas de otros, locos

de pena y dolor, ay, Ruberingrado.

Las miasmas de tanto y tanto medio vivo,

los científicos con los ojos cerrados

y el virus conquistador, fugitivo,

tras tus muros resistes, Ruberingrado.

Los que se rieron de la curva del Covid

y que el país aún no han cerrado

obrando en desastrosa lid

se refugiaron en ti, Ruberingrado.

Los que ignoraron los avisos

y al pueblo han enmudecido y traicionado,

pisoteando la cautela aviesos,

a ti acuden tiesos, Ruberingrado.

Los que en la reconciliación han escupido,

el régimen constitucional truncado

y el cielo azul enrarecido,

¿dónde están ahora, Ruberingrado?

Los que España rompieron

dejando su corazón hipotecado

al albur de truhanes y cuatreros

se postran a tus pies, Ruberingrado.

Los que han embaucado con inquina,

insuflando rencor a un pueblo quemado,

y han esparcido odio por medicina

ahora convalecen en Ruberingrado.

En los platós de la alerta se descojonaron

con un aullido de chacal soltado

y a los augures con saña criticaron;

hoy rezan para no ir a Ruberingrado.

Horror para ti por lo que el aire trae,

por lo que se ha de sufrir y lo aún no luchado,

horror para los que el mal traen

a tu regazo, Ruberingrado.

Horror para el paciente en la bruma,

horror de tanto comisario enmascarado,

honor al pobre que se va a la luna

y a los que combaten fuera de Ruberingrado.

Guárdame un trozo de gomaespuma,

guárdame un test, guárdame esparadrapo,

guárdame cualquier clase de trapo

que yo mismo lo llevaré al más cercano

hospital del INSALUD para que todos sepan a una

que para combatir contra esto faltan manos

y sobra estupidez, negligencia y censura

pero no coraje y valor en esta hora oscura,

que de eso muchos sanitarios andan sobrados

y no trabajan, no, precisamente, en Ruberingrado.

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