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El callejón
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Romance insomne

A mi hermano Carlos, sufrido autónomo, como otros tres millones y medio

ERTE que te quiero ERTE.

ERTE viento. ERTEs ramas inhertes.

La crisis sobre la mar

y la peste en la montaña.

Con un quiebro de cintura

ella risueña responde en plena alarma:

ERTE aquí, ERTE en todas partes,

y con sonrisa de fría plata.

ERTE que te quiero ERTE.

Bajo la luna embargada,

los autónomos la están mirando

y ella no les devuelve la mirada.

*

ERTE que te quiero ERTE.

Grandes colas de parados

vienen con la sombría guadaña

que abre el camino del alba.

El despido frota su viento

con la luz de sus lágrimas

y el gobierno, gato huraño,

se lima sus uñas agrias.

¿Pero quién pagará? ¿Y cómo…?

Ella sigue en su rueda de prensa,

roja carne, verbo agreste,

riéndose obscena de ti, a jodERTE.

*

Compadre, quiero reducir

la cuota por mi casa,

cambiar mi nómina por su sueldo,

mi hipoteca por su dieta.

Compadre, vengo sangrando

en mi cuenta corriente.

Si yo pudiera, mano,

este módulo no lo pagaba.

Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir

decentemente en mi cama.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de holanda.

¿No ves la fiebre que tengo

desde el pecho a la garganta?

Más de trece mil rosas morenas

llevan pechera negra.

Mi sangre rezuma y duele

alrededor de esta franja.

Pero yo ya no soy yo,

ni mi casa es ya mi casa.

Dejadme morir al menos

fuera de estas hospitalarias plantas,

dejadme morir, dejadme,

junto a las verdes praderas.

Arrabales de la luna

por donde retumba el agua.

*

Ya suben los dos compadres

hacia las lejanas praderas.

Dejando un rastro de sangre.

Dejando un rastro de lágrimas.

Temblaban en los tejados

las cazuelas y perolas de hojalata.

Mil panderos de queja

herían la madrugada.

*

ERTE que te quiero ERTE.

ERTE viento. ERTEs ramas inhertes.

Los dos compadres subieron.

El fétido viento arrancaba

de la boca todo gusto,

de la nariz toda lavanda.

¡Compadre! ¿Dónde estás, dime?

¿En qué cola amarga paras?

¿Cuánto tiempo te espero?

¿Cuántos meses aguantas?

¿Cuánto líquido en cuenta?

¿Cuánto le debes a la Caixa?

*

Sobre el rostro de cemento armado

se mecía la ministra de Trabajo.

Roja carne, verbo agreste,

riéndose obscena de ti, a jodERTE.

Un flotador de espuma rancia

la sostiene sobre el agua.

La noche se puso traidora

como una hartera trampa.

Guardias civiles enfermos

sobre el piso golpeaban.

ERTE que te quiero ERTE.

ERTE viento. ERTEs ramas inhertes.

La crisis sobre la mar

y la peste en la montaña.

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