Tengo un dolor y una pena.
El dolor quiere que muera:
la pena quiere que viva.
Y este pesar me condena
a tan agónica espera
que del acre cáliz beba
para caer en el sopor
eterno del sueño indemne
y del desesperar diario
que es el indecible horror
de aqueste morir perenne
solo y envuelto en un sudario.