cerrar
cerrar
Registrarse
Publicidad
El callejón
Publicidad

Pentecostés Bolivariano

Rodeado por familiares de su predecesor, el presidente en funciones de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, explica con todo detalle el simbólico encuentro con Hugo Chávez que -según él- se le apareció encarnado en un “pajarito”.

"Porque no hay nadie más sensible, más solidario, que pueda entender los problemas de los demás, que aquellas personas que, por ejemplo, están enamoradas y cuidan a los pajaritos. Sí, porque esa es una sensibilidad especial y las sensibilidades que empiezan por ahí se trasladan y se proyectan en el conjunto de actuaciones de la sociedad"

Paulino Rivero, presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias

En lo que recordaba más a una sesión de catequesis en una parroquia de barrio que a un acto electoral, el candidato del régimen bolivariano a la Presidencia de Venezuela, Nicolás Maduro, emprendió el pasado martes su campaña, en el patio de la casa natal de su predecesor, Hugo Chávez, en Sabaneta, estado Barinas.

Maduro, que estaba rodeado por miembros del clan familiar del difunto presidente, confesó que esa misma mañana, mientras rezaba en la más completa soledad en una pequeña capilla de Barinas, entró de pronto un "pajarito chiquitico" que, tras sobrevolar por tres veces por encima de su cabeza, terminó posándose en una viga de madera y empezó a silbar una bella melodía (en algunos medios próximos al presidente encargado se especula con que el ave llegó incluso a piar los primeros acordes de Alma llanera, extremo que han desmentido otras fuentes oficiales).

"Me lo quedé viendo y también silbé -relató Maduro ante los rostros emocionados y conmovidos de los presentes-. El pajarito me vio raro, ¿no? Silbó un ratico, me dio una vuelta y se fue y yo sentí el espíritu de Él".

Conteniendo las lágrimas que empapaban sus ojos sagaces de antiguo conductor de guaguas, el sucesor del comandante Chávez advirtió que sintió la presencia de su maestro "como dándonos una bendición": "Diciéndonos que hoy arranca la batalla. Vayan a la victoria".

Luego, en el patio, se hizo el silencio, interrumpido por el vicepresidente venezolano, Jorge Arreaza, yerno del difunto líder, quien reconoció que la elección de este escenario para abrir la campaña, que concluirá el próximo fin de semana, se debe a que "sentimos al comandante Chávez muy adentro, lo sentimos como un padre para la patria en general".

Según san Lucas, coincidiendo con la Pascua Judía de Pentecostés, el Espíritu Santo se les apareció a los apóstoles en forma de lenguas de fuego que insuflaron en ellos el don de comunicar en cualquier idioma el mensaje de Cristo por todo el Orbe, justo cincuenta días después de que éste agonizara en el monte Calvario, en compañía de otros dos proscritos.

Si la aparición de Hugo Chávez Frías, encarnado en un "pajarito chiquitico", se ha producido apenas transcurrido un mes de su defunción, esto no debe llamarnos a engaño. Todo lo contrario. Es la prueba elocuente (y mixtificadora) de que el comandante dejó este mundo al menos veinte días antes de que sus acólitos revelaran su óbito a la opinión pública, lo cual confirmaría la condición mesiánica del finado, que en un futuro no muy lejano (¿en ello tendrá algo que ver Corea del Norte?) habrá de volver del más allá, para expropiar a los vivos y los muertos. Y entonces, y sólo entonces, su revolución no tendrá fin, porque la eternidad marxista, socialista, castrista y chavista no habrá hecho sino comenzar.

Amén.

Archivado en:

Publicidad
Comentarios (10)

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Leer más

Publicidad

Últimas noticias

Publicidad

Lo último en blogs

Publicidad