Y este orden social en que vivimos nos envolverá en una red de mentiras y de argucias, y en esa red pereceremos ahogados, sin defensa alguna… Manos y cuello cogidos en las mallas de mil y mil leyes caprichosas, de mil y mil voluntades falaces, aleves, corrompidas.
Benito Pérez Galdós, Electra (Acto V, escena V)
Las leyes que ahora dictas, ¡oh, cretino!,
menos bien las estudias que las vendes;
lo que te compran solamente entiendes;
más que Jasón te agrada el Vellocino.
El humano derecho y el divino,
cuando los encorsetas, los ofendes,
y al compás que la encoges o la extiendes
tu mano es ruin pezuña de tocino.
No sabes escuchar ruegos sensatos,
sólo quien te da el sí te quita dudas;
no te gobiernan textos, sino tratos.
De palabra e interés mil veces mudas:
o te lavas las manos con Pilatos,
o nos vendes a todos como Judas.
Que de sobras sabes, soez majadero,
que la normalidad que ahora embelleces
ni inédita ni invento novelero
es, mas sí será marco de estrecheces
ya que hemos de naufragar por entero
en la grave ruina de tus memeces.