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El callejón
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Loa y ditirambo en honor de nuestro líder chambo

Oh, Gran Timonel,

de palabra vergel,

adalid del alcohólico gel,

subidos a tu bajel

nos llevas a la nova Israel,

pues en ti se juntan Noé, Moisés e Ismael.

Obras son amores y no buenas razones

y en ti habita la bondad de los corazones

forjados en núcleos de coraje y protones

llamados a librarnos de los Borbones,

aciaga estirpe de parásitos y gorrones.

¿Cabe elocuencia más alta y más perfecta

que tu oratoria selecta,

la misma que acalla a la derecha infecta

que difama tu trayectoria recta

y tu conciencia erecta?

¡Oh, dignísimo presidente,

faro, vigía y bastión de Occidente!

Contigo no puede ni el feroz tridente

de la fascista entente,

infame y vil tumor que amenaza al continente,

ni la atroz pandemia que diezma a nuestra gente,

a pesar de los esfuerzos del titán Simón, genio resplandeciente,

ángel motorizado,

mamarracho amortizado.

Tu vida fue señalada por el supremo hacedor

para que fueras nuestro primer valedor

y que con sinceridad y honor

expulsaras a Rajoy de Mordor

y solo tu incorruptible pudor

te impide calzarte las sandalias del pescador.

¡Oh, Sánchez, césar visionario!

En ti albergas embrionario

el progreso universal y milenario

que redimirá a este mundo atrabiliario,

adicto y adepto al capital inmobiliario.

¡Oh, divino redentor,

oh, bálsamo salvador!

Con tu providencial candor,

con tu inmenso amor,

has arrancado de las garras de la muerte

a medio millón de compatriotas con suerte

de al mando a ti tenerte

con pulso firme, con paso fuerte.

Como otrora dijera sobre un célebre Conducátor,

que no te llega a ti ni a la suela del zapátor,

su delfín algo mentecátor:

a ti bien podemos

alabarte, cual totales memos,

y bendecir la inmensa merced de que te recemos,

de que ante ti nos arrodillemos,

agachemos la cerviz y nos humillemos

y de que agradecidos rebuznemos

por contar con un Sanchísimo excepcional

que es uno de esos dones que de forma sobrenatural

la Providencia lega a la Humanidad cada milenio astral.

Hágase en ti pues Su palabra y líbranos, Fraudillo, de todo mal,

que o por nos intercedes como divino nuncio

o nos vamos directos al infernal precipucio.

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