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El callejón
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Ay, qué cruz, mi Santa Cruz

A Los Huaracheros de Oriente, desde el cariño

Qué lindo está Santa Cruz,

ahora que vendieron El Día

y el aire no lo cruza una folía

sino la sardana por el horizonte

y hay cavas en Tacoronte

y El Teide tiene menos bruma

que nubosa espuma

una Dorada birra

que ayuda a olvidar al birria

que el Tete es al fútbol

lo que al rock and roll

José Luis Rodríguez El Puma.

De un cielo azul que CEPSA perfuma

mientras atufa tamarindos y flamboyanes,

¡ay! Santa Cruz es fosa de Royal Marines,

forja de traiciones,

foso de caimanes,

cementerio de cines

y nido de inmobiliarias corrupciones.

Flor del jardín tinerfeño,

Patricia, has despertado de tu sueño

porque Bermúdez, que es mal prójimo,

te ha hecho la de Hermoso a Jerónimo.

¡Ay! Santa Cruz…

Cuna de gente carnavalera y brava,

no como La Orotava,

donde los señoritos van al casino

y no al bar,

ya que les tira menos el mar

que vestirse de pingüino

para perder en bailes de salón el tino.

Cuando Zerolo se fue al trullo

en el Ayuntamiento no dejó ni un zorullo

que, al menos, fuera todo suyo

y ansioso espera el tercer grado

suspirando por un chalet en Las Mimosas

aunque las estrellas celosas

parpadean con desagrado

porque su pésimo gestionado

las arcas municipales hubo arruinado.

¡Ay! Santa Cruz,

mi Santa Cruz…

En tu puerto quiero volver a ver

turistas de otras naciones

que vengan a admirar tu amanecer…

Ya no despiertas pasiones,

ni en Las Teresitas la gente alegra sus corazones

a fuerza de auto-revoluciones

o de playeros revolcones.

¡Ay! Santa Cruz,

mi Santa Cruz…

Desde Añaza a Taganana

la peña apenas tiene ganas de ná

y te adormeces en la siesta complacida

de vivir de tu gloriosa historia

reducida hoy a la calle de La Noria

y al lento morir de hacer del domingo eterna vida.

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