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El callejón
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De revista

Llego nuevamente a sentir a mi alrededor la extraña emoción.

Desde marzo se ha parado el reloj de mi corazón.

Porque tanto os debo, en el alma llevo a mis mecenas de ayer.

Por estar aquí de nuevo, maravilloso fue volver.

Sois el caballero que manda flores a la vedete y ella no sabe quién es;

sois el estudiante putero que no pasa de Tercero y no llega a mitad de mes;

el diputado pesetero, gandul y pesebrero, que se ríe de un votonto como usted;

y los gilipollas que aplaudían en los balcones y aún no sé por qué.

Agradecido y emocionado, solamente puedo decir: gracias por venir.

Y gracias por poder repetir

que, al pasar el cepillo a la banca,

me dice el banquero:

los niños bonitos

no pagan dinero.

Al volver a la banca

me volvió a decir:

los niños bonitos

no pagan aquí

por merced y gracia de la Botín.

Yo no soy bonito

ni lo quiero ser:

me conformo con favorito

ser de El País y la SER.

Los niños bonitos

se echan a perder

y como soy tan jeta

ni un céntimo pagaré:

que para eso os vendo

a vosotros lo que no tengo

con el salario de los pendejos

a los que camelo con consejos

mientras me libro de los viejos.

Llego nuevamente a seguir mi historia, que mi mundo está en cada talón

en blanco que me firmáis como quien roba a otro ladrón.

Al estar conmigo todos sois mis cómplices, mis testigos, mis amigos de alquiler.

Al reencontrarme con vosotros, maravilloso es volver.

Mis camaradas del IBEX, mis colegas del Vanity Fair:

Ana, Goirigolzarri, Garamendi, Fainé, el de UGT,

Sánchez Galán, Amancio Ortega, Tito Floren y Pallete,

por no olvidar a Unai Sordo,

cada vez más gordo;

gracias a todos por sumaros a este banquete

que apuntala en su puesto a este simplón, a este tolete,

a este vuestro servil criado, vuestro amiguete.

Agradecido y emocionado, solamente puedo decir: gracias por venir.

La luz se enciende,

suena la orquesta,

hoy igual que ayer,

ni el gol de Iniesta

me hace tan feliz:

maravilloso es saber

aunque nadie lo entiende

que tras tanto desliz,

con la gente ardiendo

y la salud perdiendo,

y sin parar mintiendo,

ni con agua hirviendo

me sacan de aquí.

Agradecido y emocionado, solamente puedo decir:

gracias por venir

y culto rendir

a este vuestro César visionario

que al golfo y al traidor hace millonario.

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