Negras tormentas agitan los aires,
nubes oscuras nos impiden ver.
Aunque nos espere el dolor y la muerte
contra el enemigo nos llama el deber.
El bien más preciado es la libertad
y hay que defenderla con fe y valor
de los falsos profetas,
de los golfos y jetas,
de los amigos de ETA,
de los inútiles y proxenetas
que se enriquecen con el sudor
ajeno y con el horror
de esta peste infecta
que es ganancia abyecta
para tanto especulador.
Alza la bandera revolucionaria
de la democracia libertaria
de la ciudadanía subsidiaria.
Alza la bandera revolucionaria
de la asamblea parlamentaria
de la soberanía popular partidaria.
En pie el pueblo entero, a la lucha,
que nos roban la hucha,
que hay que derrocar a la abominación
que arruina a la nación.
¡A las barricadas! ¡A las barricadas!
por el triunfo de la Constitución.
¡A las barricadas! ¡A las barricadas!
por el triunfo de la reconciliación.
Que se marchen los ineptos
y sus comités de expertos,
que cesen en sus puestos,
que se larguen los adeptos:
sobra muchedumbre
de bovina servidumbre.
Que venga gente con arrestos,
honrada, cívica y con talento,
que borre del tiempo
este lapso infecto
y que gestione con pulso recto,
mirada limpia y corazón honesto.
¿Demasiado es pedir esto:
menos gañanes arrogantes,
que sobra tanto mangante
de ingenio menguante,
más modestia y mejores gobernantes?
Primaderiesgo
No sé si engancha todo esto que te voy a comentar con el artículo que hoy publicas; no obstante, ahí te va, no tengo otro medio que lanzarlo.
Viendo el andar tan feo que tiene la perrita, tengo entre otros dos deseos fundamentales que espero se cumplan, debido a la inexistencia de material crematístico que lo pueda soportar. El primero es ver la desaparición del engendro SÁLVAME, con toda su podredumbre dañina, deseo que, como hago mención anteriormente, no existirán en breve empresas que puedan hacer frente a las publicidades pertinentes y esto definitivamente se vaya al carajo, que es de donde no tenía que haber venido nunca.
El otro deseo, y este ya es mucho más difícil de lograr, ya que la afectada puede en cualquier momento coger las de Villa Diego y ver nuestro infierno desde otro lugar más bello, es -como digo- mi gran deseo ver en pocas jornadas a la puerta de cualquier iglesia -protestante por supuesto- o en cualquier esquina de cualquier calle, con una cacharrito reclamando a la gente una limosna para sobrellevar la vida que Dios, Sánchez, Iglesias y ella se han dado: me refiero a Ana Botín.
Serian dos luceros dentro del túnel que comenzaremos a transitar en breve.
Un abrazo, José Amaro.
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