Ya verás cuando me ponga
los zapatos y el collar
y mis guantes
tan elegantes
y mi mantilla
con el azar.
Todos los chicos solteros
tendrán envidia de ti,
porque te quiere una moza
que ni en Zaragoza
la pintan así.
¡Vaya un negocio bonito
si te cansas de mí!
Yo también quitaré el hipo
con mi ropa de siñor,
y mi puro
de medio duro
y aquí, en la oreja,
mi buena flor.
Todas las chicas solteras
irán tras de mí
porque este Pedro
es lo más chalanguero
que se ha visto por aquí.
Bien mirao, es el negocio
más pa mí que pa ti.
Mi cuerpo, Perico, aún se sabe mover:
como bien puedes ver.
A mí esta mujer
me va a dar que hacer…
¡Ay, Nicasia, Nicasia, Nicasia!
No te pases de lista conmigo,
que te aplico la ley de eutanasia
y en un mes de ti me desdigo.
¡Uy, Perico, Perico, Perico!
Si tienes congojas,
avisa al medico,
que a mí me sonrojas
y olvídate de mí te digo.
Es que de verte con otro
yo pierdo el compás
y los celos en paz
no me dejan y al otro
barrio prefiero irme contigo.
¡Uy, Perico, Perico, Perico!
Que me das un miedico
que prefiero pedirle al ICO
antes que seguir a tu lao,
que estás amargao
y, sin que cuenta te des,
en menos de tres
ya me he largao.
De dolor se me abre la piel
pensando en la luna de miel
y en tu corazón lleno de hiel.
¡Ay, Nicasia, Nicasia, Nicasia!
En el fondo me importas un higo
que te aplico la ley de eutanasia
y tu ausencia será mi abrigo
como la siega al trigo.
¡Uy, Perico, Perico, Perico!
Óyeme bien lo que te digo:
anda y cierra el pico,
y a tu edad búscate una vieja,
lela, tonta y pendeja,
a la que sacarle un pico.
Que he terminao contigo
y, hala, con otra ve a hacer el mico,
Perico, Perico, Perico…
¡Ay, Nicasia, Nicasia, Nicasia!
A ti te falta potasia
pa ponerte a mi altura
que tu loca andadura
más que autonomasia
no más es ginasia
de tu propia locura.
¡Ay, Nicasia, Nicasia, Nicasia!
No hagas caso
a este gañán en su ocaso,
que de luces anda escaso
y le pierden las ansias,
que como tú, amor, no hay dos Nicasias.
¡Ay, Perico, Perico, Perico!
Mira que eres borrico…