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El callejón
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El retonno del Rey (Villancico)

Hace frío y la patria va cayendo lentamente

y no hemos encendido el fuego del hogar

que ya nadie tiene un duro

ni nada con que pagar

ni el chocolate para mojar el churro

bajo este rente inclemente.

Más que nunca falta que vuelva

y aunque sea entre por Huelva

para que con vuestra bondad

y caridad llegue la Navidad.

Vuelva a casa, vuelva

que le esperamos;

vuelva a casa, vuelva,

que le necesitamos:

su risa, sus malicias,

y las regias caricias

de sus cortesanas manos.

Vuelva a casa, vuelva

a su hogar;

que hoy es Nochebuena

y mañana Dios dirá…

Vuelva a casa, vuelva,

su Majestad.

Vuelva a casa, vuelva

por Navidad.

Los ojos se nos llenan de recuerdos

gratos y de sus discursos cuerdos.

Pero la desesperanza es hoy realidad

y si está de nuevo con nos

sí será Navidad,

gracias a vos.

Vuelva a casa, vuelva,

que le esperamos;

vuelva a casa, vuelva,

nuestro rey campechano:

hijo de monarca,

noble patriarca,

padre, abuelo, hermano,

amigo, camarada, paisano,

hacedor de chanchullos,

todos somos súbditos suyos,

agradecidos lacayos

de los Borbones

a los que les han salido sabañones

de la intemperie y en vez de jamones

cinco jotas cenamos hoy callos.

Vuelva a casa, vuelva

a su hogar;

que hoy es Nochebuena

y mañana Corinna dirá…

Vuelva a casa, vuelva,

su Majestad.

Vuelva a casa, vuelva

por Navidad.

Vuelva a casa, vuelva,

que le esperamos;

vuelva a casa, vuelva,

que le perdonamos

su deuda fiscal

y le operamos

de su hernia inguinal.

Vuelva a casa, vuelva,

su Majestad.

Vuelva a casa, vuelva

por Navidad.

Venga, venga, que lo adoraremos,

será nuestro Juan sin Tierra

que acojonará a tanto hijo de perra

de Bildu y Podemos.

Venga, venga, su Majestad,

que hay tempestad

y se marchita la flor del rododendro

de nuestra patria y libertad;

vuelva, vuelva, como El Almendro,

vuelva a casa por Navidad.

Venite, venite, venite,

aunque sea en una samsonite

como las de Delcy, la Fea,

que a vos nadie os afea

los egregios gestos

que vuestros restos

en caja de cedro

no los exhuma ni Pedro

El Enterrador,

a la vez discípulo de nuestro Señor

y glorioso Líder, Mesías, Redentor

y Fraudillo de esta nuestra díscola grey

que invoca a su único rey

para que retorne por las Pascuas del Afecto

y al fin eche al siniestro equino

que de la Moncloa es inquilino

de una buena patada en el recto.

Vuelva a casa, vuelva,

su Majestad.

Vuelva a casa, vuelva

por Navidad.

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