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El callejón
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En un lloc de La Manxa, el nom del qual no recordo

El gran Constantino Romero pone su voz a Rutger Hauer en esta escena de “Blade Runner” (1982). Recientemente, se ha sabido que la primera versión del guión fue escrita en catalán. Aquí recuperamos las palabras originales en todo su esplendor.

"Entre todos hicieron de la política una ocupación profesional y socorrida, entorpeciendo y aprisionando el vivir elemental de la Nación, trabajo, libertad, inteligencia, tendidas de un confín a otro las mallas del favoritismo, para que ningún latido de actividad se les escapase. Captaron en su tela de araña la generación propia y las venideras, y corrompieron todo un reinado, desconceptuando personas y desacreditando principios; y las aguas donde debíamos beber se revolvieron y enturbiaron, dejándolas tan sucias que ya tienen para un rato las generaciones que se esfuerzan en aclararlas"

Benito Pérez Galdós,  a finales de 1900

En respuesta a las absurdas pretensiones nacionalistas que, en pleno siglo veintiuno, en un presente en el que el futuro es un ahora inmediato y sin cables, escrito en no más de ciento cuarenta caracteres, hace años, a poco de emprender la escritura de este blog, se me ocurrió una patraña consistente en dar noticia del revuelo académico ocasionado en un congreso de literatura clásica, celebrado en EE.UU., durante el cual un filólogo barcelonés había presentado los resultados de una investigación llevada a cabo a lo largo de una década y en la que venía a demostrar que la primera versión del Quijote estuvo escrita en catalán, ya que -según él- Miguel de Cervantes era oriundo de esta región hispana que hoy tanto detesta a España.

Transcurrido un tiempo, deseché finalmente la idea de escribir dicho texto por considerarlo excesivamente inverosímil: ¿quién se va a creer un disparate como ése? Entiendo que la esencia del humor absurdo radica en expresar las ideas, por muy descabelladas que éstas resulten, con la severidad y el rigor con los que ha de proceder, por ejemplo, un notario lagunero que ha de dar fe de la última voluntad de su Excelencia Reverendísima, el obispo de la Diócesis Nivariense.

Sin embargo, la realidad, que siempre va unos pasos por delante de la ficción más calenturienta y la imaginación menos pudorosa, nos ha sorprendido este verano con las incalificables afirmaciones realizadas por Jordi Bilbeny (Arenys de Mar, 1961), un licenciado en Filología Catalana quien, tras años de investigaciones y numerosos estudios y análisis comparativos, asegura que Miguel de Cervantes procede de la localidad valenciana de Xixona (célebre por sus turrones) y que escribió El Quijote en catalán, aunque luego la censura real impuso la desafortunada y deficiente traducción a la lengua del imperio que todos conocemos. Por si esto fuera poco, el tal Bilbeny advierte que Cervantes "no tenía ni idea de castellano", como lo prueba el hecho de que "no sabía utilizar el subjuntivo". El nota lo dice y se queda tan pancho. Con un par de collons, tú.

El verdadero problema de estas y otras falacias es que terminan adquiriendo la categoría de verdades absolutas debido al silencio cómplice de la minoría sectaria que, en el fondo y en la superficie, respalda semejantes desvaríos y, sobre todo, gracias a la indiferencia haragana de la mayoría de la opinión pública que pasa olímpicamente de estas (y otras) cuestiones porque no ha leído (ni leerá jamás) a Cervantes y prefiere mirar hacia otro lado mientras este país se desintegra poco a poco, que es lo mismo que irse al carajo, sin que parezca importarle a nadie.

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