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El callejón
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Suplicio tántalo

A Raphael de Urbino

Siempre la misma rutina

nos vemos por las esquinas

evitando el toque de queda

y es que mi cuerpo no se acostumbra

a este existir entre penumbras

que es una vida de mierda.

Condenados desde la cuna

esto no se puede aguantar:

por desgracia o por fortuna

más no lo puedo tolerar.

Es tántalo, es un castigo tántalo,

es tántalo, es un martirio tántalo,

es tántalo, es un suplicio tántalo,

es tántalo, es un dolor tántalo.

No me importa que murmuren

ni que mi facebook censuren

por todita la ciudad.

Ahora no hay quien me detenga

aunque me corten la lengua

por orden de Sanidad.

Esta ola desbordada

no se puede controlar,

si pensar es un pecado

no dejaré de pecar.

Es tántalo, es un castigo tántalo,

es tántalo, es un martirio tántalo,

es tántalo, es un suplicio tántalo,

es tántalo, es un dolor tántalo.

Vivo mi vida, soy como soy…

Y si no te gusto, mira a Alfredo Amestoy…

No me interesa que una compresa

me pongan en la cabeza.

Un alma libre siempre he sido

y si me apetece hago lo que me da la gana

como ponerme un pantalón de pana

con los bajos de campana.

Si piensan mal no me tienen preocupado,

ya seas allegado o piojo pegado,

no me voy a separar de tu lado.

Pienso diferente, no convivo con la gente

y el resto me trae sin cuidado.

Es tántalo, es un castigo tántalo,

es tántalo, es un martirio tántalo,

es tántalo, es un suplicio tántalo,

es tántalo, es un dolor tántalo.

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