A José María Prada, in memoriam
Galapagar – Una calle
(Entra Gloster)
Ya el invierno de nuestra desventura
se ha transformado en una gloriosa primavera
por este sol serrano y todas las nubes
que pesaban sobre nuestra casa
yacen sepultas en las hondas entrañas
del ministerio de Interior.
Ahora están ceñidas nuestras frentes
con las guirnaldas del fracaso;
nuestras emborronadas pancartas
penden de los monumentos postfranquistas;
nuestras joviales asambleas
se han trocado en broncas reuniones;
nuestras temibles manifas en regocijados aquelarres.
Lleva pulidas el duro rostro del Fraudillo
las marcas de acné de sus mejillas
(por obra y gracia del bálsamo hialurónico);
y ahora, en vez de montar los caparazonados corceles,
para espantar el ánimo de los feroces enemigos,
monta absurdas conjuras en los gobiernos regionales
entregándose al deleite de un lascivo afán de poder.
Mas yo, que no he sido formado para esas aviesas maniobras
ni para cortejar a un zalamero espejo,
yo, groseramente concebido, y sin la majestuosa gentileza
para pavonearme ante idiotas de servil impostura;
yo, privado de esa bella proporción,
desprovisto de todo encanto por la pérfida Naturaleza;
deforme, sin acabar, expulsado antes de tiempo
a este lacerante mundo, calabozo de tinieblas;
terminado a medias,
y tan imperfectamente y fuera de la moda,
y lejos de la higiene personal,
que los perros me ladran
cuando ante ellos me paro…
¡Vaya, yo, en estos tiempos aterrados
de miedo e iniquidad,
no hallo delicia en que pasar el tiempo,
a no ser espiar mi sombra al sol,
y hago glosas sobre mi propia indignidad!
Y así, ya que no puedo mostrarme como un amante,
para entretener estos bellos días de bellaquería,
he determinado portarme como un fulano
y odiar los frívolos placeres de estos tiempos.
He urdido complots, inducciones peligrosas;
me he revolcado en la lujuria con hembras
a las que luego he hecho mis iguales
bajo el yugo de mi báculo insaciable;
he sido augur de absurdas profecías, libelos y sueños,
para crear un odio mortal entre mis súbditos y el monarca.
Y si el rey Felipe es tan noble y justo
como yo vil, falso y traicionero,
en breve deberá ser desterrado
como su bribón padre, borbón y bobón,
causa de una maldición que reza que su hijo
será el último de su estirpe.
¡Descended, pensamientos, al fondo de mi alma!
¡Que la gloria en la primavera me llama
a quemar Madrid y a gobernar sobre las llamas!