A Concha Valdés Miranda y a Moncho, in memoriam
Vótame otra vez,
yo necesito que me vuelvas a creer,
vótame otra vez
con esa caricia de poder.
Vótame otra vez,
quiero de tus dedos volver a depender.
Vótame otra vez,
para saciar de sed de poder
cada palmo de mi piel.
Vótame otra vez,
deja tu sufragio en este naufragio
del que solo yo te salvaré.
Vótame otra vez,
que quiero amarte y rescatarte,
ser ley, juez y parte,
y hasta el infinito (y más allá) llevarte.
Vótame otra vez,
que hasta tus hijos yo convenceré
de que sin mí no sobreviviréis.
Vótame otra vez,
que una paguita les daré
a todos ellos aunque tengan acné,
que a nadie tanto amé
como a ti, votante, votonto, votonta fiel.
Vótame otra vez.
A mí, que me apoya hasta Jaime Peñafiel,
porque sé qué es la hiel y la miel.
Vótame otra vez,
y cuando votes no olvides hacerlo otra vez:
hoy, mañana y ayer.
Estreméceme de arriba a abajo,
de la frente a los dedos de los pies,
que a mí todo me importa un carajo.
Así que iluso, ingenuo, majo,
anda, no seas guanajo
y vótame otra vez.
Vótame otra vez,
vótame otra vez,
vótame otra vez.
