A Asís, con cariño y gratitud
Si bien es cierto que el año pasado no ha invitado a la celebración ni tampoco ha brindado motivos para el optimismo, de nada nos sirve lamentar las oportunidades perdidas o el pésimo estado de nuestra consolidada aunque débil democracia. Hace tiempo que tendríamos que haber asumido como propio el reto de intentar ver lo que podemos hacer por el país, en lugar de demandar a los representantes públicos a que velen por nosotros, cual aves precursoras de la primavera, cuando la inmensa mayoría de ellos se enredan con los cordones de sus zapatos.
Con esto quiero decir que ya está bien de caer en el derrotismo. Escribe Hemingway, en El viejo y el mar, que el hombre "no ha nacido para el fracaso". Cojamos el toro de la realidad por los cuernos y enfrentémonos a la mediocridad e impericia que nos rodea con coraje y determinación y olvidémonos, por Dios, de creer en que nadie vaya a venir con varitas mágicas a sacarnos las castañas del fuego. Es hora de que hagamos valer el verdadero peso del tercer estado y nos convenzamos de que nosotros y solo nosotros somos los dueños de nuestro destino.
Y, para empezar, bien podemos reflexionar, en los albores de un nuevo ciclo anual, sobre lo que uno ha vivido en los últimos doce meses. Se trata de mirar atrás sin ira, con la conciencia de que sí, es verdad que todo puede ir a peor, que no se ve luz al final de este túnel angosto, pero tampoco sirve de nada regodearse en el dolor de lo que resulta, por otra parte y en gran medida, inevitable. Hay que hacer de la necesidad virtud y pensar que las dificultades, más que obstáculos insalvables para una segura condena, deben encararse como posibilidades que se nos abren ante nuestra vida. Es por ello que debemos quedarnos con todo lo bueno que nos regala la existencia: aceptarlo y seguir hacia delante, en un constante avance, que es la única dirección que garantiza que no nos perderemos por el camino.
Personalmente, echo la vista hacia atrás y no contemplo sino razones (e ilusiones) para seguir viviendo y por las que continuar luchando. En este sentido, 2013 ha sido uno de los mejores años de los que haya disfrutado en los últimos tiempos. En él han nacido dos nuevas sobrinas (Cecilia y Nerea), que insuflan savia nueva a la arboleda familiar, y en él hemos seguido progresando en el continuo aprendizaje que supone la profesión docente. Por vez primera, cruzamos el Atlántico para descubrir, en la grata compañía de los amigos, los muchos e insospechados tesoros que alberga el Nuevo Mundo y los fuertes vínculos que nos unen a nuestros antepasados, quienes no dejan de ser una tribu más dentro de ese pueblo en éxodo permanente que es la Humanidad.
Recibimos con alborozo la aparición del Papa Francisco, que llegó para devolvernos la fe, la esperanza y la caridad, y despedimos a Mandela, a quien tanto debemos los unos y los otros, el pasado y el presente de este planeta.
Y, por si todo esto fuera poco, para redondear el año, asistimos en directo a la consecución de nuestra décima Copa, en territorio hostil y frente a nuestro más encarnizado rival, en lo que constituyó, sin duda, una maravillosa lección no sólo deportiva sino también moral.
De nuevo, el fútbol como metáfora de la vida, Manola, la vida. Porque, con esfuerzo y determinación, de vez en cuando, los sueños se hacen realidad.
arodriguez
Tu optimismo (razonado y razonable) me llena de optimismo. Un abrazo, Jose, y feliz 2014. ¡A ver si siguen viniendo sobrinitas tan simpáticas, listas y guapas como Daniela, Ainara, Cecilia y Nerea!
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ificrates
Esto me suena al Complejo de AntiCassandra, opuesto al Complejo de Cassandra.
Claro, me lo acabo de inventar, pero seguro que existe.
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Celia
Preciosa melodia de Frank Sinatra. Gracias por transmitirnos tanto optimismo para empezar el nuevo año, felicidades.
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Pintao
Podemos desearnos suerte y esperemos que la tengamos, pero Framk Sinatra , ese si que tenía suerte el jodío, a los diecisiete, a los veintiuno, a los treinta y cinco y que quieres que te diga, ya de viejo que le quiten lo bailao.
Claro pero ese con tanta suerte no era otro que el gran Frank Sinatra.
Brillante como siempre.
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asis
Estimado amigo, hago mía si me lo permites, la letra de Sinatra y suscribo, por primera vez y sin que sirva de precedente, cada una de las palabras de tu artículo porque si algo me ha enseñado el año que ha terminado es que hay batallas que pueden ganarse desde la convicción de nuestras ideas y principios. Se puede lograr además despejando la amenaza siempre tentadora del rencor, que solo nos resta la energía que debemos dedicar a crecer. Ha sido un placer leerte todo este tiempo, aún más poder escucharte, siempre desde un punto de vista crítico y un poco abrumada a la hora de expresar mis reflexiones, por los elogios, las más de las veces merecidos, de tus fieles comentaristas. Un abrazo cargado del optimismo que todos necesitamos para encarar la vida.
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pevalqui
Oh my God! Olvidé hacer mención al estupendo video del "Great Boss", que es para mi Frank Sinatra. Herrmosísima melodía. Claro que estamos hablando de Frank Sinatra, de quien durante ésta semana transcurrida he escuchado varias veces, entre otras, una de sus mejores canciones navideñas-y mira que tiene para dar y repartir-, duestos incluidos, que jamás haya escuchado. Se trata de: "Have yourself a merry little Christmas". Otra maravilla de Frankie. Don Frank Sinatra. A quien además le adjudico el debe de habernos enseñado cuando aún lo veíamos como algo cuasi intangible, que el idioma de Shakespeare también podía ser entendido. Estamos hablando de "la Voz".
Feliz Año. Saludos cordiales.
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pevalqui
Mensaje con buenas dosis de optimismo, tras un preámbulo kennedyniano.
Y además "los atléticos", tienen razones sobradas para ello.
A pesar que la loza del endeudamiento sigue aumentando despiadadamente, entiendo que se necesita un ejercicio de coraje de los poderes públicos para que con independencia de los presagios de John Kennedy, y a pesar de las ínfulas soberanistas de cierto sector de la sociedad catalana, el país aligere el número de parados y recupere el pulso.
Hoy sin ir más lejos, el controvertido Baremboim y la inigualable y glamurosa Filarmónica vienesa, en el concierto de Año Nuevo, al menos nos agrandó el espíritu y el amor por la buena música.
Buenas noches. Saludos cordiales.
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PedroLuis
Inmejorable marco para empezar el nuevo ciclo que hoy, primero de enero, comienza.
Ya solo nos falta el cuadro que, coherentes con sus reflexiones, debemos pintar cada uno de nosotros Manos a la obra. Del trabajo individual dependerá el nivel de la exposición colectiva prevista para el final del año que hoy arranca.
Personalmente, apuesto por la acuarela.
Suerte.
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