“Esto es Sopa de ganso: Chicolini y Pinky pasan de vender limonada en la calle a ser ministros”
Radamel Colchonero
https://www.youtube.com/watch?v=o1lkU7Ub3Sw
A Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina
En las Cortes españolas se formó un lío del carajo
pues un diputado del PP, de baja el muy guanajo,
votó “sí” cuando era “no” a la ley del trabajo
y salió victorioso este gobierno odioso que a pan y ajo
deja a la confusa oposición en simple andrajo.
“Adanero, Adanero, ¿para dónde vas tan serio?”
“Voy a buscar un puestito aunque sea en un putiferio”.
“Y en asuntos de alquileres, ¿cómo te trata la vida?”
“Eso va y se lo preguntas al tolete de Casero”.
Y es que el bueno de Adanero era feliz en Madriz
hasta que el tal Albertito cometió el desliz
y el botón equivocado apretó el muy desgraciado,
ausente por su vientre aligerado
y por imperio de Casado,
que de ésta sale bien cagado,
dejando con el culo al aire al navarro diputado
y a su colega, el joven Sergio Zayas,
que ahora ambos son dos canallas,
dos tránsfugas, dos traidores, dos descastados
de su partido como agua sucia tratados,
mártires desterrados, ángeles caídos y vituperados.
Pero, antes de juzgar, oigan los presentes lo que de verdad pasó,
que es digno de drama, con Anita Oramas y guión de Pedro Masó.
“A ver, Albertito…”
“¿Qué fue, Teodorito?”
“Acuérdate el jueves de no venir y votar”.
“¿Qué cosa?”
“Tú vota sí, que para nosotros es no”.
“Pero, si voto sí, ¿no estaré votando a favor del Gobierno?”
“¡Albertito, y un cuerno!”
“¡A ver, a ver… Que no quisiera ir yo al infierno!”
“¡No, no, no, apúntalo porque se te puede olvidar!”
“Que no se me olvida, Teodorito, que para no fallar
yo tengo un truquito para siempre acertar:
le pongo musiquita al recado y sé lo que he votado”.
“A ver, zoquete, no me vengas con sunsunetes
y te vayas a confundir sin saber dónde lo metes”.
“Descuida, Teodoro, que en la vida no conocerás
a nadie del que con tanta fe te fiarás”.
“Albertito, Albertito, ¿para dónde vas tan serio?”
“Voy para el Congreso a liar más el misterio”.
“Y en asunto de alquileres, ¿cómo te trata la vida?”
“Me defiendo, me defiendo, cual Wyoming panza arriba”.
Pero Albertito Casero en la puerta de las Cortes se topó
con la orden de la nieta del general Batet y fuera se quedó
y cuando la votación llegó a su fin
Albertito muy tranquilito respiró al fin
y, entre grandes aplausos, vítores y ovaciones
del presidente, los ministros y sus conmilitones
(qué hermosa y linda piara de mamones),
mientras a voz en grito su jefe y sus voceros
se rajaban las vestiduras entre alaridos sinceros,
hablando de enjuagues, de tongos, de pucheros,
de cuentos, de cientos sin cuentas y unos y ceros,
a él, que todo se la suda y le hace plin,
empieza sonarle a pura gloria el clin
de la caja con que pagarán el servicio
y precio a un tonto útil más necio que Picio,
que al parecer hoy obra tranquilo en retrete
en un piso franco de un pueblo de Albacete.