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El callejón
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El peor de los tiempos

Tres años después de la consecución de uno de los títulos de mayor lustre de su centenaria historia, la S.D. Tenisca descendió de categoría, tras perder en Bajamar un decisivo encuentro frente a su eterno rival. Desde entonces han transcurrido cincuenta y cuatro años sin que la parroquia merengue volviese a saborear la amargura del descenso. Lamentablemente, hoy volverá a ocurrir. Aunque la vida sigue y habrá que revertir la situación la próxima temporada. Gloria al Tenisca, equipo simpar donde los haya.

Tres años después de la consecución de uno de los títulos de mayor lustre de su centenaria historia, la S.D. Tenisca descendió de categoría, tras perder en Bajamar un decisivo encuentro frente a su eterno rival. Desde entonces han transcurrido cincuenta y cuatro años sin que la parroquia merengue volviese a saborear la amargura del descenso. Lamentablemente, hoy volverá a ocurrir. Aunque la vida sigue y habrá que revertir la situación la próxima temporada. Gloria al Tenisca, equipo simpar donde los haya.

Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor

pierden la suya y por ello te culpan,

si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,

pero admites también sus dudas;

si puedes esperar sin cansarte en la espera,

o ser mentido, no pagues con mentiras,

o ser odiado, no des lugar al odio,

y -aun- no parezcas ni demasiado bueno, ni demasiado sabio.

Si puedes soñar y no hacer de los sueños tu maestro,

si puedes pensar y no hacer de las ideas tu objetivo,

si puedes encontrarte con el Triunfo y el Fracaso

y tratar de la misma manera a los dos farsantes;

si puedes admitir la verdad que has dicho

engañado por bribones que hacen trampas para tontos.

O mirar las cosas que en tu vida has puesto, rotas,

y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas.

Si puedes arrinconar todas tus victorias

y arriesgarlas por un golpe de suerte,

y perder, y empezar de nuevo desde el principio

y nunca decir nada de lo que has perdido;

si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones

para jugar tu turno tiempo después de que se hayan gastado.

Y así resistir cuando no te quede nada

excepto la Voluntad que les dice: “Resistid”.

Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,

o pasear con reyes y no perder el sentido común,

si los enemigos y los amigos no pueden herirte,

y todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;

si puedes llenar el minuto inolvidable

con los sesenta segundos que lo recorren.

Tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita,

y -lo que es más- serás hombre, hijo.

Rudyard Kipling

Si la Divina Providencia no lo remedia (cosa que parece altamente improbable, habida cuenta del trabajo que se Le acumula en tantos frentes), a la hora en que muchos palmeros y palmeras festejarán el Día de la Madre (instaurado por iniciativa de su ilustre paisano don Félix Duarte), en los salones de Casa Asterio, del Chipi Chipi o del asador de Las Nieves (quién estuviera en La Palma, revivir otra vez mi niñez, aunque vuelva a marcharme otra vez…), la Sociedad Deportiva Tenisca habrá consumado su primer descenso de categoría nada más ni nada menos que cincuenta y cuatro años después.

Quién lo habría dicho al inicio de la presente temporada, en que se afrontaba, de nuevo, como gran objetivo, alcanzar la Segunda B, a la que el Rubialato (denominación por la que se conoce el actual periodo de gestión de la Real Federación Española de Fútbol) rebautizó en su recaudatorio afán por conseguir que las cosas cambien para que sigan enriqueciéndose los mismos, que íbamos a terminar hundidos en la tabla clasificatoria y duramente penalizados por las lesiones; por el pésimo rendimiento, en general, de la plantilla; por los desaciertos en los despachos y un sinfín de suspensiones y aplazamientos, relacionados con la erupción volcánica a la que siempre (unidos y unidas) podemos hacer responsable subsidiaria de nuestras desgracias. De todas formas, como nos ha enseñado con reiterada brillantez visionaria Su Excelencia El Sanchísimo, Jefe de Estado de facto de esta nación de naciones, vivimos en el peor de los tiempos debido a la actitud criminal e infame de Vladímir Putin: diabólico hacedor de múltiples desastres que van desde la invasión de Ucrania, pasando por el colapso en el tráfico marítimo y el calentamiento global; llegando incluso a provocar el aumento del precio de la energía, a patrocinar el auge de la ultraderecha en España y propiciar la extinción de los dinosaurios.

Por unas u otras causas (verdaderas o no), lo cierto es que este modesto club de mis desvelos, que, como todo primer amor, deja una impronta que jamás llega a borrarse del todo, deberá afrontar a partir de mañana mismo, 2 de mayo (gloriosa efeméride para el pueblo de Madrid, que siempre ha estado muy por encima de sus alcaldes o alcaldesas, gobernadores civiles o militares y de los reyes o reinas que han residido en los palacios de la villa y corte), un severo proceso de reorganización que deje a un lado los reproches mutuos, las acusaciones y los lamentos de plañideras y que busque una sensata fórmula de dirección, al margen de personalismos, que con humildad y sentido común reflote una nave hoy a la deriva, encomendándose para ello a gente de la casa que, con honradez y amor a una historia centenaria, devuelva todo el protagonismo al semillero de la cantera y a los futbolistas de la tierra; y aquellos que decidan quedarse que sepan que es en estos momentos donde se pone a prueba la lealtad y la capacidad de sacrificio, cuando el éxito consiste en mirar fijamente a los ojos del fracaso y no arrojar la toalla: mantenerse en pie, sin escatimar esfuerzos, para conseguir, de manera solidaria, el regreso a nuestro lugar natural dentro del fútbol canario.

Emprendamos pues todos juntos esta larga, difícil e ingrata travesía por el desierto con la firme y serena convicción de que más temprano que tarde volveremos a pasear con la cabeza alta por la Avenida y la Alameda, ya que no hay que ignorar que otros muchos, muchísimos, que emprendieron esta singladura casi al mismo tiempo que nosotros, hace ya un siglo, hoy apenas son un recuerdo polvoriento (hermoso, sí, pero inerte) en los anaqueles de las hemerotecas.

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