Felipe Seis

A riesgo de disentir, pero con la sana intensión de tratar de ver el problema de diferente manera, intentaré expresar lo que considero causa y raíz de los males que tanto nos asustan.

Hace cincuenta años empezamos a cimentar la sociedad dentro de la cual habitamos en estas pobres islas.

Había horizontes, parte de ellos en la emigración, parte en la naciente economía turística que prometía una industria que nos encandilaba por haberla visto en el cine, parte en la "sorriba" de nuestras costas con el fin alcanzable a medio plazo de hacerse con dos fanegadas de platanera que eran como un "nuevo estatus" que permitía ver el futuro de modo esperanzador.

Aparte dejamos los que siempre han manejado el cotarro que vivian, viven y vivirán por derecho divino de manera desahogada.

He sido testigo de ver como arribaban a este archipiélago los millones que se invertían y multiplicaban como cultivo tropical, y con ello las esperanzas de aquellos jóvenes que fuimos, se nos presentaban diferentes oportunidades de ganarnos la vida dentro de una amplia clase media, cosa desconocida hasta la fecha.

Supongo que debido a que somos los canarios un pueblo joven, creímos que todo el monte era orégano y se estableció una "nueva moral" dando lugar a que la sociedad empezara mayoritariamente a confundir lo inteligente con lo espabilao, el concejal corrupto con el "tio listo", el político que pegaba el "pelotazo", ese "no era tonto" y además contaba con las simpatías del votante "a ver si arregla lo mío".
Dios mio, a pesar de las muchas corruptelas que fueron saliendo a la luz,cuantas se quedaron sepultadas por los siglos de los siglos.

Hemos vivido en una economía principalmente especulativa haciendo que la gente termine por creer que el "pelotazo" y el buen negocio eran lo mismo.

Hemos contado con recursos a manta y hemos planificado nuestro futuro "con las patas de atras", y contando con medios que nos hubieran permitido desarrollar una Canarias equilibrada y con sitio para todos, nos hemos dedicado a esquilmar la parcela y ahora a verlas venir.

Contamos con un 35 % de paro "in crecendo", el cual no se reparte de manera equilibrada, sino que en los "polígonos y ciudades dormitorio de las zonas turísticas, el paro juvenil pudiera ser del 65 % .
Tenemos una clase política al servicio de una clase empresarial que para muestra un botón, escuchemos cuando analizan la problemática canaria en alguna tertulia radiofónica, y la verdad, viendo el nivel intelectual de muchos de ellos, hacen que se le caigan los palos del sombrajo a cualquier persona mínimamente formada.

Quien ha estado sembrando Venezuelas durante largos años, recoge indefectiblemente Caracazos.
Ahora nos quejamos de Maduro porque un 50 % de desheredados en sus "ranchitos", le votan.
Seguro que esto en Nueva Zelanda no pasa.

Gente joven, a miles, por las esquinas, sin cultura y sin futuro ni a corto ni a medio plazo, podemos felicitarnos que lo más grave que hagan es saltar los muros del Estadio de Gran Canaria, pues en algo centran su "canariedad, cosa que nuestras clases vivas tanto se han preocupado de promover, futbol, ron, y carnavales.

Me gustaría que mucha "gente de orden de toda la vida" se vieran con veinte años en la esquina de cualquier polígono desde Añaza a Jinamar, (gracias a dios ejemplos no faltan), viendo el deteriorado ambiente familiar y los estragos del paro y sin ninguna perspectiva de ganarte la vida por tu cuenta.

Si uno encuentra las causas de este desmadre en la LOGSE o en Zapatero, es como si a alguien le señalan la luna y fija la mirada en la punta del dedo.

Don Paulino dice que esto se arregla más pronto que tarde, y Don Soria, que con el petroleo pronto, todos ricos.