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El callejón
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La jornada laboral de cuatro días

La semana laboral de cuatro días se probará en varias empresas durante tres años con un presupuesto estatal de 50 millones de euros, que se destinarán a que estas no tengan gastos derivados de la implementación del proyecto piloto. Previsiblemente, el Ministerio de Industria llevará el proyecto piloto, y será necesario realizar un estudio para el que contamos con gente perfectamente competente en las universidades públicas, para seleccionar los sectores en los que lo probarán.

No se puede implementar por igual ni con el mismo ritmo y los fondos que se destinarán a estas empresas para llevar a cabo el proyecto se irá reduciendo progresivamente en la medida que las empresas hayan ido implementando los cambios para que esto sea posible.

Además, el objetivo es que el aumento de la productividad vaya financiando la propia reducción de la jornada laboral para que, de esta forma, se financie sola. No es verdad que un trabajador atornillado a la silla sea más productivo y a veces reducir las horas permite trabajar en mejores condiciones y ser más productivos.

Esta reducción de la jornada laboral supondrá volver a ser punteros en una transformación de la economía puesta al servicio de la vida, ya que el proyecto tiene grandes beneficios para reducir el impacto ambiental y para la salud”.

Íñigo Errejón, portavoz de Más-País Equo

* * *

“No seré yo quien vaya, a estas alturas de la civilización, a escribir una sola línea en contra del juego o a favor del trabajo. Por el contrario, entre el trabajo y el juego, como quiera que he trabajado muchísimo, siempre votaré condenando el trabajo. Y nadie tampoco podrá convencerme de la sinceridad de aquellos que -como los líderes del proletariado- defienden el trabajo y cantan en diferentes tonos su panegírico. Los que defienden el trabajo es que no han trabajado en su vida. El que ha trabajado no puede defender seriamente el trabajo; como no puede defender la cárcel quien ha pasado años enteros entre barrotes, y, en cambio, los que nunca han estado en ella ensalzan sus hermosas ventajas. Los vagos sublimizan el trabajo y condenan el juego, después de lo cual se dedican a jugar y no trabajan; los trabajadores sublimizamos el juego y condenamos el trabajo, y al fin nos vemos obligados a dejar el juego para ponernos a trabajar. El juego es un goce; el trabajo es un esfuerzo. Y ahí está lo malo: que mientras todo esfuerzo es gratuito, todo goce resulta siempre demasiado caro”.

Enrique Jardiel Poncela

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