Dedicado con un cariño muy especial al amigo Pedro Luis Pérez de Paz, a quien animo a superar el duro repecho que se ha interpuesto en su modélica trayectoria tanto personal como profesional
Escribe el eterno rebelde derrotado, Francis Scott Fitzgerald, que "no existen segundos tiempos en la vida de los norteamericanos". Lo que viene a ser algo así como el reverso WASP (o sea, White, Anglo-Saxon and Protestant) del refrán castizo de "segundas partes nunca fueron buenas". A buen seguro que muchos (a los que les encanta arrogarse el infausto rol de agoreros) habrán tenido parecidos pensamientos desde que se hizo, más o menos oficial, el retorno del futbolista Fernando Torres al club que lo vio nacer, crecer y partir tras la búsqueda de mayores metas que hacer el ridículo un domingo sí y otro también.
En efecto, no han faltado (ni faltarán) los que consideren que esta vuelta del héroe que precisamente empieza a estar de vuelta de todo no es más que una eficaz estratagema para vender camisetas y desviar la atención de unos resultados deportivos que -siempre según la opaca y florentina visión de estos mismos expertos- no están siendo, por ahora, los esperados, amén de servir para pacificar los ánimos entre los aficionados del Manzanares, inmersos en el cisma y la crispación sobrevenidos después de la infame muerte del hincha del Deportivo de La Coruña.
No será un servidor quien trate de responder a tales argumentos, ya que, en el fondo, algo de razón tienen todos: los que recelan de este fichaje y quienes lo bendicen. Porque a nadie con dos dedos de frente se le escapa que Torres, que vuelve transcurridos siete años y medio de su marcha, no es el de entonces, aunque tampoco nosotros somos los mismos, y que el club, que -recordemos- está en manos de unos mercachifles de baja estofa y peor reputación, necesita un nuevo señuelo con el que distraer a la masa social y, de paso, ingresar unas cuantas perras en las hambrientas arcas de la entidad, fiscalizadas por Hacienda con idéntico celo con el que Cerbero guarda las puertas del infierno.
Sin embargo, uno, que ya empieza a tener una cierta edad para estas cosas, prefiere ver la botella medio llena y considera que el regreso de Torres no es tanto el retorno del hijo pródigo como la constatación de que no todo se compra con dinero: y, sobre todo, el afecto, el sentido de pertenencia a una comunidad (llámenla familia, clan o tribu, son caras de una misma identidad plural) y la convicción de que te quieren porque eres (y lo has demostrado con creces) uno de los suyos.
Al observar estos días, en la distancia, las largas sesiones de fotografías y firmas de autógrafos a las que un sonriente Fernando se ha brindado tras las sesiones de entrenamiento, a la intemperie, en el crudo invierno del Cerro del Espino, me he convencido de que con su vuelta, más viejo y más sabio, lo que el futbolista busca es justamente todo ese calor y candor humano que tanto ha debido de echar de menos, esa cordialidad y camaradería, ese cariño verdadero que está por encima de los triunfos deportivos y que es lo único que tendría que importar en este mundo tan miserablemente resultadista.
Lo resumió maravillosamente, con esa lucidez espontánea sólo al alcance de los niños y de los locos, un pibe de nueve o diez años que el pasado miércoles, mientras se sacaba una foto junto a su ídolo y éste le estampaba su firma en un papel, le dijo con total desparpajo:
"Oye, Fernando, ¿te vienes esta tarde a casa a merendar?"
ENANAPATUDA
Muy bien. De nuevo en casa.
A partirse el culo cuando le toque y ojalá levante algún título. Se lo merece por todo lo que hizo por el equipo cuando navegaba este en la miseria y mediocridad más absoluta.
La llegada de Forlán fue clave para la recuperación del Atlético, y esta fue posible gracias a su venta al Liverpool.
Por cierto, un "paquete" motivo de burla de todo este país y que, curiosamente, se rifaban los dos grandes clubes continuamente desde que debutó en el año 2000 con 16 años.
Tiene un currículum bastante aceptable, diría yo.
Menos mal que no se fue a ninguno de las dos supermarcas españolas, porque el cantar de la afición colchonera hubiera sido muy diferente.
En cuanto a las niñas de las fotos, ojalá celebren otro título de liga antes de los 18 años, porque para esas fechas, supongo que tendrán novios del Moudrid o del Farsa y ya no verán partidos con sus padres ni les interesará el fútbol.
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pevalqui
En una ocasión alguien dijo que “el fútbol no tiene memoria”. Simeone, aparte de buen estratega es sobre todo un gran motivador y un enorme extractor de rendimiento. Buen trabajo va a tener con el “kid” Torres como le llamaban de su época del Liverpool, al por aquel entonces “niño Torres”.
Fernando Torres, por sus características es un jugador acostumbrado a explotar su velocidad con espacios. Y exceptuando el periodo de “Rafa”, como se le siguen llamando por Liverpool, donde sus supporters están locos por su regreso, en los que Fernando no sólo era asistido convenientemente en los centros al área; esos “crosses” tan temibles a los que Torres prestaba felina atención normalmente al segundo palo, y sus entradas en diagonal de forma veloz con espacios, raramente se han vuelto a repetir.
Dicen los especialistas en rendimiento deportivo que cualquier deportista de élite comienza a perder velocidad tras la fatídica edad de los 30. Fernando, que fue el fichaje más caro y sonado en la historia de la Premier, un capricho del todopoderoso magnate petrolero dueño del Chelsea, Roman Abramovich, no respondió en el terreno de juego, ni al dinero que se pagó por su traspaso, ni en consecuencia al rendimiento que de él se esperaba. Nunca fue titular indiscutible ya que tanto Etoo, como Drogba, mayores en edad que Torres, se anteponían en el eje del ataque blue. Eso sí, Mourinho siempre dijo de él que era “un buen chico”.
En el Milan, equipo del que procede, cedido por el Chelsea, ni Al Shaarawy, delantero joven, rápido, adaptado también a bandas y con muchos recursos, ni Pazzini, jugador de área más estático que el anterior, le dieron chance alguno en un fútbol en donde los defensas no te regalan ni un centímetro, imponiéndose cada vez más el achique de espacios propuesto desde la etapa de Sacchi. Casi todos los equipos en Italia juegan de forma similar.
¿El cariño, la cercanía de su gente, el club que lo vio crecer y triunfar como futbolista y el mago Simeone obrarán el milagro?. Lo veremos muy pronto.
Me uno a tus deseos sobre nuestro entrañable Pedro Luis.
Feliz año y hasta luego.
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