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El callejón
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Amnistía, jo, tía

En homenaje a Pepe Domingo Castaño

El talonario, el talonario, el talonario Bancotel,

el que no tiene, el que le falta

al señorito para su torre de Babel.

Una fuerte algarabía

se montó el otro día

cuando en el Congreso

mostraron muy poco seso

y hablaron en idiomas

sin puntos ni comas

que no tienen ningún peso.

El talonario, el talonario, el talonario Bancotel,

el que no tiene, el que le falta

al señorito para su torre de Babel.

Pipas Facundo, un placer de este mundo,

patrocinan este espectáculo inmundo:

saca las pipas, que quiero compartirlas,

porque la nación estalla en mil esquirlas.

El señorito no ha decidido qué hacer…

En la asamblea de la ONU, habla el representante de Turquía

mientras que el susodicho,

que es un mal bicho, solo piensa en su dilema…

¡Ay, qué problema!

En casa, el Rey ensaya qué le va a decir:

seguro que se va a morir, cuando los españoles se enteren,

y aunque él otra solución prefiere no toma esa decisión

porque esperar es mejor, a ver si del Golfo el papá viene…

Decisiones cada día:

España pierde y los felones ganan con la amnistía.

Decisiones, todo un güevo cuesta,

salgan y hagan sus apuestas, ciudadanía.

Bodegas Bocopa, los vinos de España, los vinos de Europa,

que por ahí anda cual capitán pirata

el ministro Albares cantando alegre en la popa:

ase por un lado a Puigdemont y por otro la copa

que es el cáliz del odio y la discordia que cata

con ese hocico de tonto del culo que espanta.

Antes de que tus labios me confirmaran lo que yo quería

ya lo sabía, ya lo sabía.

Porque con tu napia y dulce prosapia

a mí algo ya me decía, ya me decía

que al fin tendremos la amnistía.

Qué alegría, qué alegría, jo, tía,

qué alegría llevan en los jardines

de Moncloa cuando oyen esta súplica

porque saben que es la música

de su lucha diaria para los jazmines;

para las rosas y los claveles, murmullos;

y néctar y ambrosía, para los capullos.

Antes de que tus labios me confirmaran lo que yo quería

ya lo sabía, ya lo sabía.

Porque con tu napia y dulce prosapia

a mí algo ya me decía, ya me decía

que al fin tendremos la amnistía.

Que ya tu jefe lo decía, que tu jefe lo decía

ya lo sabía, ya lo sabía.

Y como estamos tan a gustito

y está todo casi a puntito,

Pepe, anda, ¿un purito?

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