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El callejón
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Sobre la desobediencia a un gobierno incivil

“Si la injusticia forma parte de la necesaria fricción de la maquinaria del gobierno, que siga, sí, que siga: quizá con el desgaste se suavice, y con toda seguridad la máquina acabará rompiéndose con el uso. Si la injusticia tiene un muelle, una polea, una manivela o una correa exclusivamente para ella, entonces tal vez puedas considerar si el remedio no será peor que la enfermedad; pero si es de naturaleza que requiere de ti que seas agente de la injusticia para con otro, entonces digo: Rompe la ley. Haz que tu vida sea una contrafricción para detener la máquina. Lo que tengo que hacer es observar, en cualquier circunstancia, que no me presto al mismo mal que condeno”

Henry David Thoreau

“La no violencia implica la sumisión voluntaria al castigo por la desobediencia al mal. Por tanto, estoy aquí para dar la bienvenida y someterme de buen grado al cumplimiento de la pena más alta que pueda serme infligida por lo que según la ley es un delito deliberado y por lo que a mí me parece el deber civil supremo”

Mahatma Gandhi

“Alguien podría preguntar: “¿Cómo pueden ustedes defender que se incumplan algunas leyes y se respeten otras?”. La respuesta está en el hecho de que existen dos tipos de leyes: las justas y las injustas. Yo soy el primero en defender que se obedezcan las leyes justas. Todos tenemos la responsabilidad, no solo legal, sino también moral, de obedecer las leyes justas que se promulguen. Pero, a la inversa, todos tenemos la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas. Estoy de acuerdo con San Agustín cuando dice que “una ley injusta no es ley”.

Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre los dos tipos de leyes? ¿Cómo determinar si una ley es justa o injusta? Una ley justa es una norma hecha por el hombre que está en consonancia con las leyes morales o con la Ley de Dios. Una ley injusta es aquella que no está en armonía con las leyes morales. En palabras de Santo Tomás de Aquino: una ley injusta es una ley elaborada por los hombres que no hunde sus raíces en las leyes eternas y en el Derecho Natural. Cualquier ley que engrandezca la personalidad es justa. Cualquier ley que degrade a las personas es injusta”.

[…]

Aquel que desobedezca una ley injusta debe hacerlo abiertamente, voluntariamente, aceptando de antemano la pena que corresponda. Yo sostengo que una persona que infringe una ley que es injusta según su conciencia, y que está dispuesta a aceptar la pena de cárcel para que la comunidad tome conciencia de la injusticia de esa ley, está en realidad expresando el máximo de los respetos por la Ley.

Por supuesto, no hay nada nuevo en este tipo de desobediencia civil. Un ejemplo sublime es la negativa de Sadrac, Mesac y Abednego a obedecer las leyes de Nabucodonosor, basándose en que estaba en juego una ley moral más poderosa. Esa desobediencia fue también practicada de forma magnífica por los primeros cristianos, que estaban dispuestos a enfrentarse a leones hambrientos y a atroces torturas, antes que someterse a ciertas leyes injustas del Imperio Romano. Hasta cierto punto, la libertad académica es una realidad hoy en día porque Sócrates practicó la desobediencia civil. En nuestra propia nación, el Tea Party de Boston representó, asimismo, un acto masivo de desobediencia civil.

No debemos olvidar nunca que todo lo que hizo Adolf Hitler en Alemania fue “legal” y que todo lo que hicieron los luchadores de la libertad en Hungría fue “ilegal”. Era “ilegal” ayudar y consolar a los judíos en la Alemania de Hitler. A pesar de lo cual, si yo hubiera vivido en Alemania por aquella época, estoy seguro de que habría ayudado y consolado a mis hermanos judíos. Si hoy en día viviera en un país comunista en el que se intenta erradicar ciertos principios importantes para la Fe cristiana, defendería abiertamente que se desobedecieran las leyes anti-religiosas del país”.

Martin Luther King

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