El ser humano es una criatura que alberga sentimientos enfrentados: se ama casi tanto como se odia a sí mismo y eso explica el temor que le despierta todo cuanto desconoce. O detesta. O ignora. Por tanto, el racista no lo es en la medida que aborrece al diferente sino en virtud (más bien defecto) de que la existencia del otro pone en duda su propia identidad. Muchas veces (demasiadas veces) se es racista porque, desgraciadamente, no se puede ser otra cosa para poder seguir sintiéndote la misma persona.
Esta condición (uno diría que maldita) ha alcanzado unos caracteres estremecedores (cuando no espeluznantes) en el caso de Norteamérica, nación a la vanguardia de los derechos inalienables (entre ellos, la igualdad) y que durante siglos trató a sus ciudadanos de raza negra como especímenes de inferior categoría.
Confinados a una vergonzante extinción en los guetos de las reservas, concedidas por el hombre blanco, los escasos indígenas supervivientes del implacable exterminio al que fueron sometidos desde que los primeros colonos pusieron pie en esta tierra de promisión, extensa y generosa, la minoría étnica descendiente de aquellos esclavos africanos metidos con calzador en las bodegas de los barcos negreros (protagonistas de uno de los episodios más indecorosos e infames en la historia de la humanidad) ha tenido que soportar un trato degradante e intimidatorio a lo largo de dos centurias, llegando a darse la terrible paradoja de que, mientras sus tropas combatían al régimen nazi en Europa, dentro de Estados Unidos, negros y blancos vivían en una sociedad ferozmente segregada.
Hubo incluso un tiempo, no tan lejano, en el que a los mal llamados "hombres de color" sólo se les permitía nacer, crecer, reproducirse, enfermar y matarse entre ellos, si por matarse entendemos la práctica profesional del pugilismo. Fue necesario esperar hasta una fecha tan tardía como 1908 para que un boxeador de raza negra pudiese alzarse con el título de campeón mundial de los pesos pesados. La pelea se celebró en Sydney, Australia, y en ella Jack Johnson, natural de Galveston, Texas, derrotó con absoluta claridad a Tommy Burns, al que no dudó en humillar (cada vez que Burns iba a caer a la lona el propio Johnson lo sujetaba para continuar golpeándole sin dejar de sonreír) en lo que debe interpretarse como un personal ajuste de cuentas por parte de quien procedía de una familia de esclavos y se vio forzado a abandonar la escuela a muy corta edad para ganarse la vida a puñetazos.
Sin embargo, el que piense que Johnson era una fiera desprovista de inteligencia no tiene la menor idea ni de la vida ni del boxeo. Aunque Jack London describiese el combate como el aburrido descuartizamiento de un asno entre las fauces de una pantera, lo cierto es que, aunque era muy dado a los bravuconadas (solía envolverse el pene con toallas para abultar su virilidad bajo las mallas de entrenamiento), Jack Johnson era un púgil extraordinario, ágil y escurridizo, de pegada precisa y contundente, al que le hicieron pagar con creces la osadía de desafiarlos a todos: su predilección por las mujeres blancas (un auténtico tabú para la época) le reportó una acusación por bigamia y le acarreó una pena de cárcel que lo obligó a huir del país. Durante su exilio, sobrevivió en Francia e Inglaterra gracias a peleas de exhibición y a participar en espectáculos de cabaret en los que lucía sus dotes interpretativas. Le gustaba vestir trajes hechos a medida y conducir coches caros.
La supremacía de Johnson en el cuadrilátero resultaba insultante para una opinión pública extremadamente conservadora y enferma de prejuicios, lo que llevó a que los medios sensacionalistas (con la prensa de Hearst a la cabeza) reclamasen la irrupción de La Gran Esperanza Blanca, es decir, el atleta blanco que habría de sojuzgar y domar al negro rebelde. Tras una búsqueda que parecía infructuosa, en 1915, los promotores y publicistas dieron con Jess Willard, un colosal leñador de más de dos metros, procedente de los bosques de Pottawatomie, Kansas. La posterior pelea, que tuvo por escenario La Habana (ya que sobre Johnson seguía pesando una orden de captura), continúa envuelta en misterio. El primer gran campeón de raza negra se cansó de asegurar hasta el día de su muerte, acaecida en un accidente de tráfico, en 1946, a los sesenta y ocho años de edad, que se dejó vencer a cambio de que el departamento de Estado le permitiese regresar a su país. No obstante, de ser cierta esta artimaña, ¿cómo se explica que fuese noqueado en el vigésimo sexto asalto? ¿Por qué esperar tanto?
Ocurriese lo que ocurriese aquel caluroso día de primavera en la capital cubana, Jack Johnson siguió disputando combates hasta los sesenta años y su rival, La Gran Esperanza Blanca, fue derrocado, años después, por otro mito de este deporte, Jack Dempsey, que lo tumbó siete veces en el primer round. El bambayo y valiente Jess Willard aguantó apenas otros dos asaltos y acabó la pelea con el tabique nasal y varias costillas rotas. La leyenda cuenta que Dempsey había empapado los dedos de su mano derecha en escayola, horas antes del combate.
Tal hecho nunca se pudo demostrar.
Como tampoco se podrá demostrar jamás cuál fue el contenido exacto de la conversación telefónica que mantuvieron la pasada semana el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, y la candidata por él designada como gran esPPperanza blanca para alcanzar la alcaldía de la capital de España.
Pintao
Muy agudos e interesantes los comentarios.
El comentario de "FulanoDeTal" ha hecho que vuelva a ver el reportaje de nuevo con el fin de sacarle toda la enjundia.
Tampoco la conclusión del comentario va para nada descaminada, pues es increíble comprobar a juzgar por lo que dicen y hacen estos "tipejos que pululan", el poco nivel y la falta de respeto que muestran por el ciudadano en general.
Alguien que los retrata muy bien con todo lujo de detalles es Arturo Pérez Reverte en "Patente de corso" y por contraposición "Hombres buenos".
Saludos.
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cosmonauta
UN HOMBRE ADUSTO Y HONESTO
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Cuando conocí a Jack Dempsey en su restaurante en la ciudad de Nueva York pude comprobar que no era un hombre amante de las bromas y los chistes, aunque sabia reír.Era además educado y para nada lépero, creo que se le podría catalogar como atrabiliario con toda seguridad. Cuándo le pregunte si existía alguna duda para el sobre el resultado del combate entre Johnson versus Willard, sonrió, solo sonrió para responderme a continuación.. Nunca he sido racista, ni he abrigado en mi pecho ese sentimiento ni tan siquiera por equivocación, mas pienso que esa leyenda la inventaron los negros y ha sido apoyada por los blancos tontos amantes de las fantasías que por desgracia son muchos los que habitan en este mundo..Jajaja le respondió este servidor.
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FulanoDeTal
Excelente documental.
Mr. Burns nos demuestra una habilidad y conocimiento del oficio fuera de serie. La combinación fotos y metraje de la época, con una cuidadísima narrativa (voz en off, excelentes de Samuel L. Jackson & Co.) nos hace meternos de lleno en los hechos a los que hace referencia.
Conocía su faceta de productor a través del trabajo de su hija, el estupendo "The Central Park Five". También lo había oído en una edición del Times Talks sobre este ultimo, compartiendo tertulia con su hija y cuatro de los protagonistas, un señor con mucho sentido común.
Ken Burns es un institución en la cultura contemporánea americana. El año pasado, un amigo americano me contaba que se reunían con 6 o 7 miembros de su familia; sus padres, hermanos y sobrinos, para ver juntos el estreno de "The Roosevelts".
Entiendo que en esa época a un hombre negro con dinero y fama se le podían perdonar algunas cosas, pero el acostarse con mujeres blancas iba mas allá de lo asumible para la mentalidad de la época (incluso la de muchos negros).
La parte en la que se menciona el estreno de "El nacimiento de una nación" de Griffith, y en especial el pase de la Casa Blanca define muy bien el periodo. (Jamas he visto filmado un alegato racista de tal calibre)
En verdad existió un cierto paralelismo con la carrera de Ali 60 años mas tarde.
De la manada de tipejos que pululan por los parlamentos, consejerías, diputaciones, ministerios, alcaldías …que me encuentro por la calle, me he cansado de hablar. Por supuesto que muchos sobreviven con balones de oxigeno facilitados por sus propios enemigos internos, que a su vez temen que excluyendolos se vayan de la lengua sobre…….ya sabemos, tantas cosas que no se pueden demostrar……incluso que si se pueden.
Nuestro problema es que lo sabemos todos, y lo llevamos sabiendo mucho tiempo. Les hemos dado cancha y estos "parasitos criados en la endogamia" y la han cogido toda, aun así todavía tienen hambre.
Bueno, ya esta bien, aquí me planto.
Salud y suerte.
P.D. ¿Alguien sabe por donde se puede ver el MAYWEATHER vs PACQUIAO?
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arodriguez
Seguro que en esa conversación Esperanza Aguirre soltó un chorro de palabrotas, del tipo "joder", "hijoputa", "coño", etc. Creo que es algo habitual en ella (sobre este particular, he leído algún testimonio en la prensa que la describe como una persona malhablada). En cuanto a Rajoy, qué quieres que te diga: seguramente calló, no sé si para otorgar. Rajoy ha tenido tiempo de sobra para demostrarnos a todos que, además de saber teñirse el pelo, boxea de maravilla contra su propia sombra. Por lo demás, carece de reflejos y es un gran encajador. Mejor encajador que Johnson.
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Pintao
Es una gosada ver el reportaje que siguiendo el hilo de la historia de Jack Johnson nos muestra el despiadado ambiente que vivía la sociedad norteamericana de finales del XIX y principios del XX.
También fue una novedad para mi descubrir que mi amado Jack London de mis lecturas de juventud era un consumado racista, al menos en sus comentarios.
Pero no es de extrañar, pues la historia en general está llena de oprobio en cuanto al poco respeto que el prójimo nos ha merecido, y tratándose de USA, su historia está jalonada de hechos terribles todos ellos marcados por el profundo desprecio que su sociedad "blanca" llevó a cabo desde la "ley de erradicación del indio, posterior a la guerra contra Méjico donde todo fue una farsa para quitarles más de medio país.
Por otro lado también tienen la grandeza de tener hoy un presidente negro, después del profundo racismo llevado a cabo hasta el otro día mismo.
Por eso cuando alguien comenta con nostalgia que cualquier tiempo pasado fue mejor, desde luego que no sabe lo que dice.
Saludos.
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cosmonauta
OSCAR WILDE DIJO UNA VEZ..LOS LOCOS A VECES SE CURAN..LOS IMBECILES NUNCA.
——————————————–Señor Amaro. Hace muy poco tiempo que arribe a Venezuela y me encuentro cargando las pilas en mi casa ubicada en la ciudad de Caracas. Es por ese motivo que dispongo de tiempo para hacer uno que otro comentario en su blog. El enorme rebaño de tontos que se han creído la leyenda de Jack Jhonson al parecer va en aumento. No quiero extenderme mucho en este comentario y es por eso que voy a ser sucinto. Mi amado abuelo visito varias veces el gimnasio en la ciudad de la Habana en el que Jess Willard se entrenaba para esa famosa pelea, y escribió lo siguiente..Jess va a ganar de seguro, Johnson no va ni tan siquiera a poder hacer el milagro de tocarle la cara a este gigante, tendrá que conformarse con golpearle abajo para minar su enorme potencia, y hasta eso le va a resultar muy difícil, y a continuación escribió. Acepto apuestas.
Lo imbéciles que atravez de la historia se han creído el cuento chino de que Johnson se dejo ganar para que le dejasen regresar a los EE UU, al parecer siguen creciendo en cantidad. Este hombre recibió golpes de todos los calibres, perdió 3 piezas dentales en la refriega, y antes de ser noqueado en el vigésimo sexto sangraba profusamente por la boca, la nariz, y las cejas.Jess le dio una verdadera paliza, y Johnson aun tuvo la osadía de declarar que cuando cayó a la lona coloco sus antebrazos sobre el rostro para protegerse del sol abrazador pues esta pelea se efectuó al medio día.
Jack Depsey fue un verdadero monstruo sin ninguna duda para todos los que conocemos a fondo el deporte de fistiana.Por cierto yo almorcé algunas veces en su restaurant de la ciudad de Nueva York que esta situado en Broadway entre las calles 49 y 50 en Manhattan., La comida no era buena solo se podía tragar un stix a la pimienta, pero servían buenos tragos largos.
Gracias por no publicar el comentario que le envié sobre el folclore Peruano, pues en realidad era un correo sobre la música de esa nación que estoy seguro que usted supo apreciar..Saludos
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