Mes de enero, mes de enero,
nadie a acompañarme a las rebajas
va y nadie está dispuesto a subir
la eterna cima de donde cae su dinero.
Indiferente o cobarde,
la ciudadanía te vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
a esta España arruinada.
Tú, viejo enero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus ofertas
las tarjetas ya agotadas.
Y entre los saldos de coña
y las liquidaciones de carroña
pasas llevando en tus horas
promesas incumplibles, palabras.
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
gastar siempre el mismo dinero
pero sin mengua en la paga.
Mes de enero, mes de enero,
muchos funcionarios de baja,
ya nadie quiere trabajar
y ganarse el pan de forma honrada,
sino los autónomos y fijos discontinuos
que venden por poco sus almas
y siembran en sus vidas
semillas de rencor, de odio palabras.
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