Te lo mereces, Mariano

Nadie como tú puede hablar del menosprecio, del rechazo, de la descalificación y hasta de los insultos que has tenido que soportar, con estoicismo e indiferencia, a lo largo de tu trayectoria, por parte de tus muchos detractores, que jamás te han perdonado el respaldo incondicional que te han brindado durante décadas una ingente cantidad de partidarios que, libres de prejuicios y convicciones absolutas, y militando en un multitudinario y silencioso anonimato, te han demostrado una lealtad y confianza a prueba de modas y de cambios de chaqueta.

Por tu templanza y tu profesionalidad, por tu entrega desmedida a un oficio que te apasiona y por tu innegable talento (digan lo que digan los demás), te lo mereces, Mariano. Nadie como tú ha logrado tanto con tan poco, haciendo de la necesidad virtud. Y aunque, como lamentablemente suele ocurrir en este país, el reconocimiento a tu infatigable labor (siempre desarrollada desde un discreto segundo plano) haya venido de forma tardía, recibe mi más cordial enhorabuena y disfruta en compañía de los tuyos de la gloria efímera del Goya de Honor de este año que honra no sólo al premiado sino también al galardón mismo, admirado maestro Ozores.