A Carlos Berlanga, in memoriam
Harto de perseguir togas, harto ya de tollas y pollas,
harto de estar harto, me harté de ti.
Harto de seguir mis pasos, harto de ser un fracaso,
todo está previsto, me voy de aquí.
Buscaré un buen refugio en República Dominicana
o en cualquier rincón donde vender mi macana.
Seré mediador, seré el ángel exterminador…
Ángel exterminador, arcángel de la destrucción.
Harto de pagar a Villarejos, harto de romper espejos,
harto de hez ceso, harto de mí.
Todos hablan de dinero, todos quieren, yo el primero,
ser como Midas, pero a mí no me pidas: no, a un trolero trilero.
Buscaré un buen refugio en República Dominicana
o en cualquier rincón donde vender mi macana.
Seré mediador, seré el ángel exterminador…
Ángel exterminador, arcángel de la destrucción.
Pero antes de mandarme a mudar os vais a enterar
y por mis muertos (que son legión) un mojón os vais a tragar.
Harto de comprar Putejos, harto de querer estar lejos,
harto de todos vosotros, de unos y de otros.
Que os den a todos, todas y todes, que me piro.
Que no soy ni Ciro ni Herodes ni a nada aspiro.
Ángel exterminador, arcángel de la destrucción.
Leviatán de pacotilla, canchanchán como Revilla.
¿No es verdad, ángel de horror,
que en esta apartada orilla
más cerca queda la alcantarilla
y mi ruindad con todo su hedor?
Esta peste que está llena
de los peores olores
por los más terribles deshonores
que son causa de vergüenza ajena
es agua sucia, dolor y pena
que atraviesa sin pudor
mi alma sin alma de pecador
que aguarda el aciago día
en que la condena mía
dé con mis huesos en Mordor.
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